Pruebas y sospechas
La sanci¨®n al ciclista Contador demuestra la descoordinaci¨®n en la legislaci¨®n antidopaje
El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha castigado con dos a?os de sanci¨®n a Alberto Contador, adem¨¢s de otras penas (p¨¦rdida del Tour de 2010 y del Giro de Italia de 2011), debido al positivo por clembuterol detectado en 2010. El cuadro de sanciones, que puede agravarse con una multa de casi 2,5 millones, ha sido recibido con desagrado por diversas autoridades deportivas y por muchos ciclistas, retirados o en ejercicio, debido a la percepci¨®n de que el tribunal no ha conseguido demostrar el presunto dopaje del corredor. El impacto de la sanci¨®n sobre el ciclismo es devastador. No solo pone en duda la trayectoria del mejor corredor de la d¨¦cada, sino que, por elevaci¨®n, cuestiona toda una ¨¦poca del ciclismo, tocado ya de gravedad despu¨¦s de la llamada Operaci¨®n Puerto.
La sentencia se acoge formalmente al reglamento. En casos de dopaje, la justicia deportiva se basa en el principio de que la presencia de una sustancia prohibida en el organismo de un deportista ya es prueba de uso de sustancias dopantes. Por tanto, debe ser el deportista se?alado el encargado de probar su inocencia. Para el TAS, Alberto Contador no ha conseguido demostrarlo y por esa raz¨®n ha sido sancionado.
En todo caso, parece evidente que el caso Contador se ha gestionado pol¨ªticamente con torpeza. Hay que recordar que la federaci¨®n espa?ola quiso imponerle un a?o de sanci¨®n, recomendando despu¨¦s atenuantes. La UCI (Uni¨®n Ciclista Internacional) y la Agencia Mundial Antidopaje lo habr¨ªan aceptado: pero Contador exigi¨® un veredicto de inocencia. El presidente Zapatero proclam¨® que "no hay razones para sancionar a Contador". La decisi¨®n de la federaci¨®n espa?ola (muy presionada) de absolver totalmente al ciclista provoc¨® la respuesta visceral del TAS y de la UCI, convencidas de la parcialidad del dictamen.
El dopaje en el ciclismo y en todos los deportes debe ser perseguido con toda la intensidad que permita la ley. Pero con leyes coherentes. El caso Contador transmite una sensaci¨®n de caos y arbitrariedad que arruina cualquier viso de seriedad. Sobre los mismos hechos, mientras un organismo absuelve (la federaci¨®n espa?ola), otro castiga con la sanci¨®n m¨¢xima. Mientras unos ciclistas sorprendidos con sustancias dopantes en su organismo retienen sus trofeos y maillots, otros los pierden. Pese al laberinto legal, la sanci¨®n a Contador y sus reacciones demuestran que en Espa?a hay una mirada m¨¢s tolerante que en el extranjero sobre el dopaje.
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