Aguantar a mi 'ex' por la hipoteca
Crecen las parejas rotas que deciden seguir viviendo bajo el mismo techo hasta que el mercado inmobiliario se reactive
Juntos hasta que la hipoteca nos separe. La escalada del Eur¨ªbor y de los precios de la vivienda, el paro y, en definitiva, la crisis, han atado a muchas parejas a una letra mensual durante 20, 30 o 40 a?os. No pueden separarse aunque quieran.
El amor se acaba, pero no el compromiso con el banco. Cada vez son m¨¢s las parejas rotas que han decidido seguir viviendo bajo el mismo techo a la espera de que el mercado inmobiliario se reactive, algo que incluso contempla el C¨®digo Civil, se?ala Isidro Ni?erola, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Abogados de Familia. "En los ¨²ltimos meses recibimos bastantes consultas de parejas que no pueden vender la casa y acceden a vivir juntos hasta que encuentren un comprador", indica el abogado Alberto Rubio, de Separaciononline.com.
Las hipotecas han sido capaces de poner freno a la escalada de divorcios y separaciones en Espa?a. En 2007 se rompieron 141.304 parejas, frente a las 155.628 rupturas del a?o 2006, seg¨²n la memoria del Consejo General del Poder Judicial. As¨ª las cosas, en apenas un a?o han descendido un 9,2%, aunque no todos los expedientes acabaron en sentencia. Seg¨²n el INE, se produjeron 137.510 disoluciones reales de matrimonios, un 5,8% menos que el a?o anterior.
Una tendencia a la baja que contin¨²a: en el primer trimestre de este a?o el n¨²mero de divorcios cay¨® un 18,1% en Espa?a y en comunidades como la de Madrid el descenso es del 22,4%. Un dato que crecer¨ªa m¨¢s si se suman todas las parejas que, sin haber formalizado su relaci¨®n, han comprado casa en la ¨¦poca del boom inmobiliario.
Menos separaciones, pero tambi¨¦n menos problem¨¢ticas. El dif¨ªcil panorama ha vuelto a las parejas m¨¢s condescendientes, tanto que ahora el 70% de los asuntos que entran en los juzgados son de com¨²n acuerdo. "No poder empezar una nueva vida crea un efecto estresante y ambas partes tratan de dar carpetazo cuanto antes", seg¨²n Ni?erola.
La salida ante una ruptura es casi siempre la misma: vender la vivienda conyugal y repartir los beneficios, o bien que uno de los c¨®nyuges compre la mitad y de esta forma el otro pueda adquirir o alquilar una nueva vivienda.
Hace unos tres a?os un piso tardaba en venderse menos de dos meses. Para Raquel Casado y su pareja fue un abrir y cerrar de ojos. "En quince d¨ªas hab¨ªa vendido el piso por el triple de lo que me cost¨®. Nos repartimos el dinero y con ese capital me met¨ª en otro de obra nueva en el Ensanche de Vallecas".
Las cosas han cambiado mucho. Ahora se necesitan entre 9 y 12 meses para cerrar la operaci¨®n de venta, en el mejor de los casos. Y el negocio tampoco garantiza pusval¨ªas, ni siquiera beneficios. Y si vender un piso est¨¢ dif¨ªcil, mucho m¨¢s pedir una ampliaci¨®n de hipoteca para comprar la mitad del piso a la pareja.
Se lleva aguantar por la hipoteca. Javier del Rey, de 34 a?os, y Virginia, de 30, viven en Pamplona en un piso que compraron en el a?o 2002 por 128.000 euros. Les queda por pagar 113.259 euros y tienen 24 a?os para hacerlo, pero hace unos meses decidieron seguir caminos distintos. Aunque en la misma casa. Javier y Virginia no tienen ni siquiera la posibilidad de vender el piso. "No est¨¢ en venta porque est¨¢ afectado por una expropiaci¨®n para construir un barrionuevo; nadie va a querer comprarlo. Estamos a la espera de ver si nos dan dinero o un piso de protecci¨®n oficial, pero a¨²n no se sabe cu¨¢ntos a?os faltan para la expropiaci¨®n".
Mientras tanto, han decidido seguir viviendo juntos, cada uno en una habitaci¨®n. "Seguimos pagando la hipoteca y los gastos a medias". De momento, se organizan "aunque vamos a tener que establecer horarios para utilizar el tel¨¦fono". Ya tienen turno para el coche. Seg¨²n Isidro Ni?erola, a la larga este tipo de convivencia suele crear conflictos. "Es m¨¢s conveniente ceder el uso y disfrute de la casa a una de las partes durante un tiempo determinado", indica.
La historia de Marta Mart¨ªn, de 31 a?os, como ella misma la bautiza, es una "historia rota". Es propietaria al 50% de un piso protegido en M¨®stoles que compr¨® en 2004 junto con su pareja por 126.000euros. Se cas¨® en noviembre de 2007 y dos meses despu¨¦s se separ¨®. "A partir de ese momento dejamos de convivir en pareja y hace unos meses empezamos a ver la posibilidad de que se lo quedara alguno de los dos, pero el banco nos da el precio m¨¢ximo legal que son 120.000 euros, o sea, por debajo de lo que lo compramos. La venta es imposible porque perder¨ªamos dinero".
Han tomado una decisi¨®n y es compartir la casa durante periodos de dos meses cada uno. "Cuando no me toca vivo con mi madre". De momento, siguen pagando 680 euros al mes de hipoteca. Eso s¨ª. "En un futuro la idea es vender, en cuanto mejore la cosa".
Parejas rotas
Sea bajo el mismo techo o no, el caso es que estas alternativas permiten a ambas partes seguir manteniendo el mismo poder adquisitivo. Si se liquidara la relaci¨®n y la hipoteca, muchos de ellos ni siquiera tendr¨ªan la suerte de ser mileuristas.
"Tenemos el caso de un hombre con un sueldo de 3.000 euros que se ha quedado con 600 mensuales para vivir, tras pagar la letra, la manutenci¨®n de los hijos, los colegios... A veces una separaci¨®n deja a las personas en la indigencia", indica Ni?erola.
Las parejas rotas que optan por estas soluciones "suelen llevarse bien", dice el abogado Rubio. Por eso, casi nadie desconf¨ªa ni recurre a la v¨ªa legal. "No hemos firmado ning¨²n acuerdo ni hemos pedido de momento asesoramiento a nadie", dice Javier del Rey. Aunque para evitar males mayores los expertos recomiendan dejar constancia de los acuerdos verbales.
"Si est¨¢n casados y se divorcian habr¨ªa que especificarlo en el convenio regulador y si no est¨¢ casados, dejar constancia ante un notario", aconseja Rubio. Merche tiene 39 a?os y lleva una docena casada con Alejandro, de 42. Tienen una hija de 5 a?os, un piso en Alcorc¨®n del que les falta por pagar 72.000 euros y hacen frente a una hipoteca de 600 euros.
Llevan dos a?os intentando separarse pero no pueden. Merche trabaja media jornada y gana 700 euros, mientras que su marido es guardia de seguridad y cobra 1.400 euros. Han hecho cuentas y la separaci¨®n es imposible. Para Alejandro alquilar un piso supondr¨ªa un m¨ªnimo de 600 euros al mes, la pensi¨®n otros 300 m¨¢s y el pago de la mitad de la hipoteca otros 300. Para vivir le quedan 200 euros. Tampoco puede volver a casa de sus padres porque viven en Canarias y eso supondr¨ªa no poder ver a su hija.
Distinto es el caso de Ram¨®n y su mujer, ambos de 40 a?os y con dos hijos de 15 y 11 a?os, que tienen a la venta un chal¨¦ en Sese?a (Toledo) desde hace ya un a?o. ?l trabaja en la Empresa Municipal de Transportes y gana 1.600 euros y ella 1.000 euros, pero han decidido seguir viviendo juntos a la espera de vender el chal¨¦, de tres plantas. En este caso, las relaciones no son demasiado buenas, pero los metros ayudan: cada uno lleva su vida y vive en una planta distinta.
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