Madoff, condenado a 150 a?os de c¨¢rcel por estafar 50.000 millones de d¨®lares

El inversor estadounidense Bernard Madoff ha sido condenado a 150 a?os de prisi¨®n por una estafa de 50.000 millones de d¨®lares (unos 35.570 millones de euros). Es la sentencia que ped¨ªa la Fiscal¨ªa, la m¨¢xima que pod¨ªa dictar el juez. El p¨²blico presente, entre el que hab¨ªa un buen n¨²mero de v¨ªctimas, que ya pidieron por carta al juez la mayor pena posible, ha recibido la sentencia con gritos de alegr¨ªa y aplausos. En el exterior del tribunal federal neoyorquino tambi¨¦n se hab¨ªan congregado numerosas personas a la espera de la sentencia. Aparte de la las expresiones de alegr¨ªa, las v¨ªcitimas se mostraban aliviados y conformes con la sentencia, su forma de "venganza".

"Tenemos que mandar el mensaje m¨¢s duro posible. Los s¨ªmbolos son importantes en las sentencias", ha afirmado el juez federal Denny Chin, encargado del caso, despu¨¦s de que se diese a conocer la pena.

Madoff, de 71 a?os, ha realizado una breve declaraci¨®n durante la vista final del juicio, que ha durado cerca de hora y media cargada de tensi¨®n y emoci¨®n, y ha pedido perd¨®n a algunas de las v¨ªctimas presentes. "Soy responsable de haber ocasionado un gran dolor y sufrimiento y lo s¨¦ (..) Vivo atormentado, sabiendo todo el dolor y el sufrimiento que he generado. He dejado un legado de verg¨¹enza a mi familia y mis nietos, como algunas de mis v¨ªctimas han se?alado", ha asegurado. Madoff solicit¨® que le permitiesen ir al juicio vestido con un traje de calle y no con el uniforme de presidiario.

El inversor se declar¨® en marzo responsable de una serie de delitos que incluyen fraude, lavado de dinero, perjurio y robo y por los que la fiscal¨ªa hab¨ªa pedido un total de 150 a?os de prisi¨®n, aunque su abogado solicitaba un m¨¢ximo de doce.

Su estafa se descubri¨® el pasado 10 de diciembre cuando Madoff confes¨® a sus hijos que su negocio de inversiones consist¨ªa en realidad en una fraudulenta estructura piramidal (trama de tipo Ponzi), por la que iba pagando los intereses que promet¨ªa con el dinero que le llegaba de nuevos clientes y que no invert¨ªa en nada. Una trama que contaba entre sus clientes con numerosos miembros de la clase alta neoyorquina y sociedades de inversi¨®n espa?olas y que puso en evidencia los controles del regulador estadounidense.