Reestrenar moda en tiempos de crisis
Las tiendas de segunda mano se convierten en rivales de los comercios convencionales
Bohemios, modernos, asiduos, curiosos o simples compradores buscando gangas. Las tiendas de segunda mano se han convertido en una opci¨®n a tener en cuenta para renovar el armario en plena crisis econ¨®mica. En Espa?a su incidencia en el mercado a¨²n es anecd¨®tica, seg¨²n las asociaciones de comerciantes del sector textil, que sit¨²an su cuota de mercado en menos del 1%. Pero entre reinvenci¨®n vintage y tendencia han conseguido resurgir como alternativa a los negocios convencionales. Y parece que los comerciantes no lo pintan nada mal.
"Nos mantenemos bastante bien, no es que estemos vendiendo m¨¢s, pero no hemos notado la crisis de manera negativa. Mientras otros negocios s¨ª est¨¢n dejando de vender, nosotros hemos tenido un a?o bastante bueno, como el a?o pasado". Susana Moreno lleva 10 a?os trabajando en una tienda de ropa usada en un m¨ªtico barrio alternativo de Madrid. Su tienda no se abarrota con el volumen de clientes que acaparan algunas franquicias de moda, pero el movimiento es incesante. Ese entrar y salir constante de compradores contrasta con el aspecto desierto que presentan muchos otros locales.
La competencia se ha endurecido. La coyuntura de crisis est¨¢ haciendo que no sea dif¨ªcil encontrar precios bajos. La guerra de las promociones con las que las tiendas de ropa han intentado hacer frente al hundimiento del consumo ha convertido al sector textil en un mercado deflacionista desde hace dos a?os, seg¨²n coinciden Miguel ?ngel Fraile, secretario general de la Confederaci¨®n Espa?ola de Comercio (CEC), y Guillermo Gonz¨¢lez, director de Acotex, la asociaci¨®n que re¨²ne a los empresarios del sector en la Comunidad de Madrid. A ello se suma la irrupci¨®n de nuevos mercados importadores con costes baj¨ªsimos, como China, y la fuerte competencia que ha surgido con los outlet o factory, establecimientos multimarca con prendas m¨¢s baratas de temporadas anteriores o con taras.
Por esta raz¨®n las asociaciones de comerciantes se muestran esc¨¦pticas ante el impacto beneficioso de la crisis en las ventas de prendas de segunda mano. "Ahora el consumidor no tiene porqu¨¦ ir a buscar ropa usada por el precio", explica Fraile, "se puede encontrar un producto no usado y al mismo precio". La oferta de segunda mano oscila entre camisetas y camisas de reestreno por 10 euros, vestidos a menos de 20 euros o prendas de cuero que no llegan a los 40 euros, depende del establecimiento, lo que supone unos descuentos no muy alejados de las ¨²ltimas ofertas lanzadas por las tiendas convencionales.
"Alg¨²n d¨ªa esto ser¨¢ como H&M"
?D¨®nde est¨¢, entonces, el truco? Para Carolina Meyer, alemana y socia de un local con franquicias en Madrid, Barcelona y Glasgow, el efecto beneficioso de la crisis se nota en que el p¨²blico objetivo se ha diversificado: "Aqu¨ª viene gente de todo tipo, desde la super pija hasta la sin techo". En la cultura de muchos consumidores la ropa de segunda mano ha sido, tradicionalmente, un concepto asociado a la caridad o a determinadas tribus urbanas. "En Espa?a no hay cultura de segunda mano", explica Guillermo Gonz¨¢lez, director de Acotex, "mientras en Alemania, por ejemplo, la oferta es muy potente, aqu¨ª es pr¨¢cticamente inexistente".
La apertura del espectro de clientes es una muestra de la revitalizaci¨®n del mercado. La causa de que estos negocios se mantengan "estables", tal y como se?ala Gonz¨¢lez, podr¨ªa encontrarse en el cambio de mentalidad de los consumidores, que han dejado de ver la ropa usada como un subproducto -algo que no ocurr¨ªa, por ejemplo, con la oferta de art¨ªculos de electr¨®nica- para convertirla en competidora de la oferta convencional, con valor propio.
Los mismos comerciantes han sido los encargados de darle ese aspecto diferencial: la antig¨¹edad. "Las tiendas necesitan buscar el enfoque comercial", aclara Fraile. "Son prendas usadas, pero tienen un cierto glamour, precios asequibles o son de colecciones pasadas".
Bernardo Corach¨¢n, due?o de un local de moda vintage, abri¨® las puertas de su tienda en Madrid hace cerca de tres a?os, con la amenaza de una crisis que ha tenido que capear. "No somos una tienda de segunda mano; nuestras prendas son prendas muy seleccionadas, muy cuidadas, de marca y con unos precios que no tienen nada que ver con prendas de 10 o 20 euros", afirma. Sus competidores son las firmas de lujo. Bernardo vende trajes de fiesta o conjuntos de Channel del siglo pasado, a precios de la misma ¨¦poca. Los art¨ªculos no son especialmente baratos, a excepci¨®n de si se comparan con las casas originales. "Aqu¨ª lo que s¨ª puedes es comprar algo de marca a un precio mucho m¨¢s reducido".
Y ese es, precisamente el gancho. Las idas y venidas de la moda tambi¨¦n han contribuido. Entre comprar una chaqueta con dise?o de los a?os setenta reeditada por Adidas por m¨¢s de 50 euros y conseguir una original por 20 euros o menos, la elecci¨®n, en ¨¦poca de crisis, parece clara. Guillermo Gonz¨¢lez, no obstante, insiste en que "al cliente lo que le gusta es estrenar". Pero Carolina Meyer cree que el asentamiento de las ventas es irreversible: "Alg¨²n d¨ªa esto ser¨¢ como H&M".
Vaciar el armario
El armario se vac¨ªa al mismo ritmo que el bolsillo. Quienes est¨¢n al frente de tiendas de ropa de segunda mano coinciden en una observaci¨®n: "Lo que s¨ª hemos notado es que viene m¨¢s gente a vender", apunta Bernardo Corach¨¢n, due?o de un local vintage en Madrid. Ahorradores y afectados por la crisis acuden a estos comercios para deshacerse de prendas que no usan y para ganar, de paso, unos euros extra. "Nos llama gente todos los d¨ªas que est¨¢ deseando quitarse cosas de encima y sacarse un dinerillo; en eso s¨ª que se nota (la crisis)", comenta Susana Moreno. Su tienda no compra ropa usada a particulares, pero se ve obligada a repetir el "no" casi a diario a personas que quieren hacer negocio con restos de temporadas anteriores.
Y puede ser lucrativo. Bernardo recorre mercadillos y ferias internacionales para completar su stock de colecciones de lujo pasadas; por norma general no hace acopio de lo que traen a la tienda, salvo exquisitas excepciones: lo que llegan son abrigos de piel, vestidos de fiesta, conjuntos de marca. El perfil var¨ªa desde quien ha recibido la herencia de la abuela hasta quien desea recuperar lo que se gast¨® en el vis¨®n en tiempos mejores. "Hay quien te lo dice abiertamente: 'mira, vengo a dejarte esto porque necesito dinero', y gente a la que le da m¨¢s reparo", cuenta. En tiempos de crisis mengua hasta el vestuario.
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