Amargo aplauso
Por primera vez en la historia de la Uni¨®n Europea se vive un desmontaje de la democracia
Nada m¨¢s conocerse los primeros recortes de Rajoy, el Gobierno alem¨¢n hizo p¨²blico un comunicado aplaudi¨¦ndolos, repitiendo -como en mayo de 2010- su ardoroso apoyo, cuando Zapatero se suicid¨® en el Congreso dando un giro copernicano a su pol¨ªtica econ¨®mica. Como esas medidas suponen fuertes sacrificios para los ciudadanos, las palabras alemanas suenan a paternalismo, en el mejor de los casos, a consejos del maestro al disc¨ªpulo, y en el peor, a las ¨®rdenes del emperador al s¨²bdito.
Preocupaci¨®n por una creciente desconfianza ante el actual modelo alem¨¢n sobre Europa es lo que desprende el discurso que el excanciller Helmut Schmidt ley¨® en el reciente congreso del Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD). Schmidt, en silla de ruedas, maestro nonagenario, hizo una de las aportaciones m¨¢s sugerentes en el c¨®nclave de sus compa?eros. Ahora que los socialistas espa?oles est¨¢n inmersos en un debate de ideas sobre su futuro, se puede sugerir que incluyan este documento entre los papeles a estudiar, sobre todo entre los que tratan de analizar la pol¨ªtica europea. El texto de Schmidt se titula expl¨ªcitamente Alemania en y con Europa.
Hay tres tesis fundamentales en el discurso que terminan en un corolario muy rotundo. Primera, que Alemania no puede ser un ejemplo acr¨ªtico para el resto de las naciones europeas, a pesar de la potencia de su econom¨ªa y de ser un pagador neto en el seno de la UE, pues "la gran reconstrucci¨®n de las seis ¨²ltimas d¨¦cadas no la hemos hecho los alemanes solos y con nuestras propias fuerzas"; sin la ayuda de las potencias vencedoras, sin la inserci¨®n germana en los cauces de la UE y de la OTAN, sin la ayuda de los Estados vecinos, sin el fin de la dictadura comunista, tales logros no habr¨ªan sido posibles. "Nosotros, los alemanes, tenemos todas las razones para estar agradecidos. Y, por tanto, tenemos la obligaci¨®n, ejerciendo la propia solidaridad con quienes nos rodean, de hacernos dignos de la solidaridad recibida".
Segunda: los super¨¢vits alemanes son los d¨¦ficits de los dem¨¢s. Se ha producido una enojosa vulneraci¨®n del ideal del "equilibrio del comercio exterior" que hace ya muchos a?os formularon los socialdem¨®cratas.
La tercera tesis es la que m¨¢s se acerca a la crisis actual: Alemania no debe propagar una pol¨ªtica de deflaci¨®n por toda la zona. Al tiempo que se sanean los Presupuestos hay que iniciar y financiar proyectos fomentadores del crecimiento. Sin crecimiento, sin nuevos puestos de trabajo, ning¨²n Estado va a poder sanear sus Presupuestos. Quien crea lo contrario que estudie las consecuencias ¨²ltimas de la pol¨ªtica deflacionista de 1930-1932 de Heinrich Br¨¹ning: la misma desat¨® una depresi¨®n y un paro de dimensiones insoportables y provoc¨® el hundimiento de la primera democracia alemana.
Schmidt coincide con Habermas cuando el fil¨®sofo declara "que por primera vez en la historia de la UE vivimos un desmontaje/desmantelamiento/retroceso de la democracia". Sobre todo cuando el poder del dinero no se pliega al poder compensatorio del Estado.
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