Ajustes y crecimiento
Se echa en falta una teor¨ªa econ¨®mica capaz de dar recetas adecuadas para salir de la crisis actual
Con motivo de la presentaci¨®n de los programas electorales ha tomado fuerza el debate sobre c¨®mo incentivar el crecimiento en esta situaci¨®n de crisis profunda sin dejar de realizar los ajustes de gasto necesarios para reducir el d¨¦ficit p¨²blico y restablecer la confianza de los mercados. Se dir¨¢ que este prop¨®sito es casi como querer cuadrar el c¨ªrculo. Este c¨ªrculo vicioso al que ya me he referido en otras ocasiones de c¨®mo los ajustes en el gasto p¨²blico productivo provocan menos crecimiento y m¨¢s paro. Sin embargo, hay que encontrar las pol¨ªticas adecuadas para compaginar los ajustes y el crecimiento de la actividad de manera que se inicie una tendencia positiva para la creaci¨®n de empleo aunque sea a medio plazo.
Hasta ahora las directrices de la Uni¨®n Europea (UE) y de la Uni¨®n Monetaria se han centrado en las exigencias de ajustes del d¨¦ficit p¨²blico con un horizonte del 2013 para conseguir no sobrepasar el 3% del PIB. Incluso el ¨²ltimo Ecofin (reuni¨®n de los ministros de econom¨ªa y finanzas de la UE), en el nuevo documento del Pacto de Estabilidad, no solo se endurecen las sanciones por d¨¦ficit y deuda ya establecidas, sino que se introducen medidas de control de la evoluci¨®n de los desequilibrios econ¨®micos como el d¨¦ficit por cuenta corriente, el endeudamiento privado y la tasa de paro, en parte causas y efecto de la crisis actual.
Las exigencias de ajustes y reformas, han sido m¨¢s duras para aquellos pa¨ªses con mayores problemas de d¨¦ficit y deuda p¨²blicos (Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y Espa?a). La respuesta de la mayor¨ªa de estos pa¨ªses est¨¢ sometiendo a sus ciudadanos a sacrificios muy importantes en funci¨®n de rentas (salarios y beneficios), ya sea por la p¨¦rdida del puesto de trabajo o el cierre de sus negocios. Tambi¨¦n los organismos internacionales como el FMI y la OCDE abogan por la austeridad e incluyen en su recetario las ya famosas reformas estructurales, pero el FMI en su ¨²ltimo informe sobre Europa, advierte claramente sobre los riesgos de una r¨¢pida consolidaci¨®n fiscal en situaciones de fuerte depresi¨®n econ¨®mica.
Sin embargo, comienzan a surgir dudas sobre la suficiencia de estas medidas exclusivamente restrictivas, ya que las econom¨ªas de los pa¨ªses europeos, incluso las que crec¨ªan ya con alguna intensidad como Alemania y Francia, se han visto afectadas en el tercer trimestre del a?o reflejando en las primeras estimaciones del PIB desaceleraci¨®n del ritmo de crecimiento e incrementando con ello la desconfianza de los mercados sobre la salida de la crisis en Europa. El Banco Central Europeo as¨ª lo ha interpretado y su nuevo presidente ha rebajado los tipos de inter¨¦s en 25 puntos b¨¢sicos para incentivar el crecimiento. Esto no quiere decir que desatienda lo m¨¢s m¨ªnimo su objetivo central del control de la inflaci¨®n, pero la gravedad de la crisis y las condiciones actuales de inestabilidad en los mercados financieros, le est¨¢n obligando a intervenir para ofrecer liquidez a las instituciones financieras y evitar los aumentos excesivos de los tipos de inter¨¦s de la deuda soberana de algunos pa¨ªses. Pero es cierto que ya que el crecimiento econ¨®mico y la evoluci¨®n sectorial de la econom¨ªa real de los pa¨ªses no ha sido nunca una de sus preocupaciones y, menos a¨²n, de sus obligaciones, Europa necesita una Autoridad Econ¨®mica que se ocupe seriamente de estos problemas con m¨¢s acierto de lo que puede hacerlo el actual organismo encargado de ello, el Ecofin.
Comienzan a surgir dudas sobre la suficiencia de las medidas exclusivamente restrictivas, ya que las econom¨ªas de los pa¨ªses europeos se han visto afectadas en el tercer trimestre de 2011
En cuanto a la teor¨ªa econ¨®mica, la pol¨¦mica est¨¢ servida. Desde las posiciones clasicistas (de Ricardo a Friedman) que consideran al Estado un lastre y, por tanto, abogan por los recortes del Estado de bienestar considerando a los mercados la forma m¨¢s eficaz para la organizaci¨®n de la econom¨ªa, hasta los seguidores del keynesianismo como Krugman, que consideran positivo el est¨ªmulo del gasto p¨²blico para el crecimiento de la econom¨ªa.
Ya avanzado el siglo XXI, se echa en falta una teor¨ªa econ¨®mica que sea capaz de orientar en las recetas adecuadas para superar la crisis actual. Hasta ahora la pol¨ªtica de recortes seguida en Europa no parece suficiente y por otra parte, el gasto p¨²blico de los a?os de bonanza ha resultado ser excesivo y nocivo para los desequilibrios. Ha llegado el momento de dar un papel importante a la eficiencia del gasto p¨²blico en incentivos a la producci¨®n e inversi¨®n y ajustar estrictamente en todos los gastos suntuarios, innecesarios e ineficientes.
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