La crisis de deuda puede superarse sin modificar el Tratado
La emisi¨®n de eurobonos es el camino m¨¢s sencillo y r¨¢pido para conseguir mayor integraci¨®n fiscal
Nos encontramos hoy, tres a?os despu¨¦s de la quiebra de Lehman Brothers, en una situaci¨®n de p¨¢nico similar o peor en los mercados financieros, sin que haya habido quiebra alguna. La gesti¨®n de la crisis de la deuda soberana del ¨¢rea euro, desde que se destap¨® con Grecia en octubre de 2009, no ha podido ser peor. Prueba de ello es que es la primera vez en la historia que la expectativa de impago de un pa¨ªs que solo representa el 2% del PIB del ¨¢rea euro y el 0,5% del PIB mundial puede llegar a desencadenar una crisis casi global.
Primero. El diagn¨®stico ha sido err¨®neo al estar basado en que los pa¨ªses perif¨¦ricos endeudados han sido unos manirrotos que han despilfarrado sus ingresos p¨²blicos, de ah¨ª que tengan que hacer una necesaria contracci¨®n fiscal y reformas estructurales, pero pagando muy cara la ayuda de los dem¨¢s. As¨ª se consigue que devengan insolventes, puedan suspender pagos y contagiar a otros miembros solventes, olvidando adem¨¢s que Alemania y Francia incumplieron 14 veces el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) sin castigo alguno.
La mayor parte del aumento de su deuda se ha debido a la ayuda o rescate del sector privado financiero y no financiero, altamente endeudados tras a?os de tipos de intereses reales casi cero, y al funcionamiento de los estabilizadores autom¨¢ticos. En Espa?a, estos ¨²ltimos han generado dos tercios del aumento del d¨¦ficit p¨²blico.
Segundo. El problema actual es el bajo crecimiento del ¨¢rea euro. Por segunda d¨¦cada consecutiva es la regi¨®n del mundo con menor crecimiento, pero est¨¢ obligando a todos sus Estados miembros a hacer, simult¨¢neamente, una contracci¨®n fiscal con efectos devastadores para su propio crecimiento.
Por segunda d¨¦cada consecutiva la zona euro es la regi¨®n del mundo con menor crecimiento
Tercero. Siguen sin afrontarse los dos fallos originales del ¨¢rea euro. Para funcionar eficientemente, una uni¨®n monetaria necesita una uni¨®n fiscal mucho mayor que la actual, y el BCE debe ser un verdadero prestamista de ¨²ltima instancia. De haberse dedicado estos dos a?os a arreglarlos, se hubiera dado un paso de gigante en la integraci¨®n europea, en el euro como moneda alternativa al d¨®lar y en el peso relativo de Europa en el mundo. Sin embargo, se ha optado por exacerbar electoralmente el nacionalismo, ya casi olvidado, arriesgando que Europa pueda irse a pique. Si falla el euro, el mercado interno dejar¨¢ de funcionar y, si este falla, la uni¨®n aduanera dejar¨¢ de existir, y as¨ª nuestros l¨ªderes pol¨ªticos podr¨ªan conseguir llevarse por delante sus tres pilares b¨¢sicos y 53 a?os de integraci¨®n europea.
Es verdad que es lento y dif¨ªcil tomar decisiones entre 17 pa¨ªses tan democr¨¢ticos como los europeos, pero han pasado ya dos a?os desde que empez¨® la crisis de deuda y lamentablemente solo se ha reaccionado tarde y mal.
Pero a¨²n se est¨¢ a tiempo de evitar la cat¨¢strofe si hay, por fin, un cambio de actitud. Hasta ahora se ha insistido en que resolver ambos fallos de dise?o requiere modificar el Tratado de Lisboa. Sin embargo, y felizmente, los redactores del Tratado han sido unos expertos legales prudentes y flexibles que han intentado que pueda funcionar incluso en situaciones extremas con cl¨¢usulas de escape. Por ejemplo, se ha dicho que el BCE estaba incumpliendo el Tratado por comprar deuda de pa¨ªses solventes con problemas de liquidez en el mercado secundario. Sin embargo, la redacci¨®n del art¨ªculo 123 solo proh¨ªbe al BCE la adquisici¨®n de deuda "directamente a los Estados miembros", es decir, en el mercado primario, pero no proh¨ªbe su compra en el secundario, de ah¨ª que no haya sido objetada por el tribunal de Karlsruhe.
Asimismo, el art¨ªculo 124, que proh¨ªbe a los bancos el rescate financiero de un Estado miembro, incluye la condici¨®n "cuando no est¨¦ basado en consideraciones prudenciales". Finalmente, el art¨ªculo 125, que proh¨ªbe el rescate de un Estado miembro por la Uni¨®n o por otro Estado o Estados miembros, establece que "sin perjuicio de las garant¨ªas mutuas para la realizaci¨®n conjunta de proyectos espec¨ªficos". ?Qu¨¦ proyecto puede ser m¨¢s espec¨ªfico y m¨¢s importante ahora para Europa que intentar salvar la uni¨®n monetaria y de paso la UE?
La emisi¨®n de eurobonos es el camino m¨¢s sencillo y r¨¢pido para conseguir una mayor integraci¨®n fiscal, y no al rev¨¦s
A pesar de esta alusi¨®n a las "garant¨ªas mutuas", se ha insistido en que la emisi¨®n de eurobonos incumple el art¨ªculo 125 del Tratado. Sin embargo, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) est¨¢ ya emitiendo eurobonos con la garant¨ªa prorrata de los 17 pa¨ªses miembros, de acuerdo con su participaci¨®n en el capital del BCE.
Se alega entonces que lo que realmente proh¨ªbe el Tratado es que dicha garant¨ªa sea "conjunta y solidaria" de todos los Estados miembros. Sin embargo, junto con el EFSF tambi¨¦n fue creado el Mecanismo Europeo de Estabilizaci¨®n Financiera (EFSM), con capacidad de financiarse hasta 60.000 millones de euros. Este fondo est¨¢ gestionado por la Comisi¨®n Europea y emite eurobonos con la garant¨ªa de los 27 miembros de la UE y, en ¨²ltima instancia, con la del presupuesto de la Uni¨®n.
Por ¨²ltimo, el Banco Europeo de Inversiones (EIB) tiene la garant¨ªa prorrata de los 27 Estados miembros de la UE, en la que los cuatro grandes (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) garantizan el 65% del capital, emitiendo cada a?o cerca de 100.000 millones de bonos en euros. Cuando Barroso habla de estar preparando varias alternativas de eurobonos es un signo claro de que son posibles sin cambiar el Tratado.
La emisi¨®n de eurobonos es el camino m¨¢s sencillo y r¨¢pido para conseguir una mayor integraci¨®n fiscal, y no al rev¨¦s. Si hay eurobonos tiene que haber una instituci¨®n que evite problemas de riesgo moral por parte de algunos miembros. Esa instituci¨®n deber¨ªa de ser un Tesoro Europeo que emita dichos eurobonos, que dosifique sus emisiones de acuerdo con el comportamiento fiscal de cada pa¨ªs y que imponga las sanciones necesarias. Dicho Tesoro tiene que ser comunitario y no intergubernamental, como el Pacto de Estabilidad, que no ha funcionado.
La emisi¨®n de dichos bonos ser¨ªa paulatina, al ir el Tesoro intercambiando nuevos eurobonos por los bonos de los Estados miembros que vayan venciendo. Si la vida media de dichos bonos es de seis a?os, el proceso tardar¨ªa seis a?os. Podr¨ªa ponerse un tope m¨¢ximo al intercambio de deuda dej¨¢ndola en el 60% del PIB de cada pa¨ªs, o podr¨ªa dejarse a la discreci¨®n del Tesoro para evitar problemas de riesgo moral. Su mero anuncio acabar¨ªa con la especulaci¨®n y el contagio.
Supongamos que, a pesar de que el Tratado permita que el BCE compre deuda y que puedan emitirse eurobonos con garant¨ªa conjunta y solidaria, no lo acepten los Estados miembros. Al permitir finalmente que el EFSF pueda comprar deuda de los Estados miembros en el mercado secundario, la siguiente decisi¨®n deber¨ªa ser que el EFSF, que ya es una instituci¨®n financiera, pueda convertirse en banco, con lo que el BCE podr¨ªa darle financiaci¨®n y liquidez siempre que la necesite, convirti¨¦ndose el EFSF y el futuro ESM en prestamistas de ¨²ltima instancia de los Estados miembros con el apoyo del BCE.
De no aprobarse tampoco, entonces, el BCE, para evitar la cat¨¢strofe, se ver¨ªa forzado a anunciar que garantizar¨ªa todos los vencimientos de la deuda soberana de los 17 Estados miembros. Este anuncio detendr¨ªa, asimismo, la especulaci¨®n y el contagio, y adem¨¢s no necesitar¨ªa siquiera demostrarlo, como ocurre cuando los Estados garantizan los dep¨®sitos bancarios para evitar las corridas de los bancos por sus depositantes. El coste de no resolver nada es cada d¨ªa mayor.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
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