M¨¢s IRPF baja la recaudaci¨®n
Subir los impuestos indirectos parece un mejor instrumento, son menos distorsionadores
Bruselas exige al Gobierno un recorte adicional en el d¨¦ficit de 5.000 millones de euros, que se suman a los 29.500 millones de euros anunciados unas semanas antes. A¨²n no tenemos precisi¨®n alguna de c¨®mo se producir¨¢ el ajuste, pero todo parece indicar que se har¨¢ a trav¨¦s de una disminuci¨®n del gasto y el aumento del ingreso.
Se ha hablado largo y tendido de los recortes del gasto, pero apenas de las medidas encaminadas al aumento de los ingresos. Las dos iniciativas m¨¢s relevantes llevadas a cabo en el cap¨ªtulo de ingresos son la subida del IRPF y la restituci¨®n de la deducci¨®n por vivienda. La primera aumenta los ingresos mientras que la segunda los disminuye.
En concreto, el pasado 30 de diciembre el Gobierno de Mariano Rajoy anunci¨® un recargo de solidaridad estatal sobre el impuesto sobre la renta. En palabras de la vicepresidenta, el aumento impositivo afectar¨¢ m¨¢s a los ¡°que m¨¢s tienen¡± y ser¨¢ ¡°temporal¡± con una duraci¨®n de dos a?os. Para conseguir el deseado efecto de que paguen m¨¢s los que m¨¢s tienen, el tipo impositivo sube un 0,75% para el tramo de renta m¨¢s bajo hasta el 7% en el nivel m¨¢s elevado, a partir de 300.000 euros. Hasta aqu¨ª todo bien.
Casi al mismo tiempo, la vicepresidenta tambi¨¦n anunci¨® el retorno de las deducciones por compra de vivienda que hab¨ªan sido abolidas para bases imponibles mayores de 24.000 euros por el Gobierno socialista saliente. As¨ª, todos aquellos que hayan comprado una vivienda despu¨¦s del 1 de enero de 2011 y que tengan m¨¢s de 24.000 euros en base imponible tendr¨¢ que hacer frente a dos cambios impositivos. El recargo de solidaridad y el retorno de la deducci¨®n. El primero aumenta los impuestos a pagar, el segundo los disminuye. Las preguntas que aqu¨ª nos hacemos son dos: ?pagar¨¢n m¨¢s los ¡°que m¨¢s tienen¡±? ?Mejoran estas medidas la posici¨®n fiscal de las Administraciones p¨²blicas?
La respuesta a la primera pregunta es sorprendente. Seg¨²n nuestros c¨¢lculos, una persona soltera y sin hijos que se haya comprado una vivienda despu¨¦s del 1 de enero de 2011 y con unos rendimientos brutos del trabajo de menos de 22.000 euros acabar¨¢ pagando m¨¢s impuestos, en concreto 100 euros. La raz¨®n es clara. Estas personas sufrir¨¢n el recargo sin beneficiarse del retorno de la deducci¨®n. Por el contrario, aquellos con rentas brutas del trabajo entre 22.000 y 65.000 euros pagar¨¢n menos impuestos. Unos 1.000 euros menos para aquellos con rentas brutas de 36.000 euros y unos 300 para aquellos que ganen 60.000 euros. Finalmente, aquellos que ganen m¨¢s de 65.000 brutos al a?o, aun habiendo comprando una vivienda despu¨¦s del 1 de enero de 2011, pagaran m¨¢s impuestos.
As¨ª, es verdad que pagar¨¢n m¨¢s los que m¨¢s tienen, pero solo los que tienen mucho m¨¢s y que en realidad son los menos. La combinaci¨®n de ambas medidas puede ser hasta cierto punto regresiva. En concreto, como acabamos de ver, el tipo medio a pagar para aquellos que ganen 44.000 euros brutos y que se compren una vivienda ser¨¢ casi un dos puntos porcentuales menor. Pero a¨²n hay m¨¢s, nos queda responder a la segunda pregunta. Desde un punto de vista de sostenibilidad de las cuentas de nuestras Administraciones p¨²blicas, y olvid¨¢ndonos por un segundo de los temas redistributivos arriba mencionados, la reforma es un sinsentido desde el punto de vista econ¨®mico. Primero, aumenta el tipo impositivo marginal para casi todos los niveles de renta, mientras que baja el medio para la mayor¨ªa de ellos a trav¨¦s del renacer de la deducci¨®n m¨¢s distorsionante de nuestro sistema fiscal. Recordemos que las distorsiones de un sistema impositivo se miden por sus tipos marginales y su capacidad de recaudaci¨®n por su tipo medio. La reforma aumenta las distorsiones con la subida del tipo marginal y disminuye su capacidad recaudadora al bajar el medio. Adem¨¢s, la subida impositiva es temporal mientras que el retorno de las deducciones es permanente, as¨ª el Gobierno implementa una contracci¨®n fiscal en medio de una recesi¨®n empeorando, al mismo tiempo, el d¨¦ficit estructural, que debe ser nuestro gran caballo de batalla.
Por tanto, creemos que esta reforma impositiva es contraproducente. Es verdad que para conseguir una consolidaci¨®n fiscal exitosa ser¨¢ necesario subir impuestos ¡ªEspa?a presenta una de las presiones fiscales mas bajas de Europa¡ª, pero la estrategia impositiva debe ser una que reduzca el d¨¦ficit estructural. Los impuestos indirectos nos parecen mejor instrumento ya que por un lado son los menos distorsionantes y por otro, en nuestro pa¨ªs son inferiores a la media de la Uni¨®n Europea.
J. Ignacio Conde-Ruiz es profesor de la Universidad Complutense e investigador de FEDEA y Juan Rubio-Ram¨ªrez es profesor en Duke University y miembro de FEDEA.
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