El retrato robot del evasor amnistiado
La 'clase media' de los ricos ser¨¢ la que m¨¢s se acoja la regularizaci¨®n fiscal
La niebla se va disolviendo y poco a poco deja perfiles y contornos. Comienza a esbozarse el rostro de quienes son responsables de un fraude de 42.000 millones de euros, seg¨²n los c¨¢lculos de los t¨¦cnicos de Hacienda (Gestha). M¨¢s del 70% de todo el que se genera. A la vez, ellos son los grandes beneficiados de una amnist¨ªa fiscal que est¨¢ teniendo una contestaci¨®n tremenda en la sociedad. ¡°Atenta contra la raz¨®n ¨¦tica y t¨¦cnica. Si quieres recaudar m¨¢s, duplica la inspecci¨®n¡±, critica Javier D¨ªaz-Gim¨¦nez, profesor de Econom¨ªa del IESE. Pero, ?qui¨¦nes se ocultan detr¨¢s de ese pronombre de la tercera persona del plural, de ese insolidario ¡°ellos¡±? ?Cu¨¢l es el aspecto que tiene el fraude al que el Gobierno del PP acaba de dejar casi impune?
?Cierta l¨®gica narra que son las grandes empresas y los contribuyentes con elevados patrimonios quienes van a repatriar capitales. Gestha avala esta idea y esa cifra inicial. Sin embargo, ser¨ªa crear una imagen muy pixelada, a la que sin duda le falta definici¨®n. ¡°Son principalmente familias con elevado poder adquisitivo que casi todo su patrimonio lo tienen a nombre de empresas. Adem¨¢s, la matriz suele estar radicada en territorios de baja tributaci¨®n [antes se llamaban directamente para¨ªsos fiscales, pero desde 2004 han adoptado ese eufemismo]¡±, revela Mar¨ªa Dolores Baz, responsable de fiscalidad internacional de la auditora Rusell Bedford.
La materia (econ¨®mica) oscura
La econom¨ªa sumergida representa en Espa?a unos 250.000 millones de euros, casi el 25% de toda nuestra riqueza. En Alemania es el 10% y la media de la Uni¨®n Europea se fija en un 13%. Estos datos los aporta Juan Jos¨¦ Rubio, catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica. En el caso espa?ol, si hablamos de recaudaci¨®n, puede representar una p¨¦rdida de 75.000 millones, m¨¢s de lo que recauda el IRPF.
Pero, ?con qu¨¦ fiabilidad se puede medir lo oculto? Es como la f¨ªsica cu¨¢ntica, no se ve pero se sabe que ah¨ª, en esa ecuaci¨®n, tiene que estar esa cifra o esa part¨ªcula para que todo encaje. En este caso, la variable escondida la ocupa esa materia oscura econ¨®mica. ?Y c¨®mo le afecta la amnist¨ªa? ¡°Puede ayudar a un cierto descenso de este tipo de econom¨ªa pero la verdad es que no creo que incida de forma decisiva¡±, aventura Jos¨¦ Mar¨ªa Lluis de Odriozola, presidente de la Organizaci¨®n Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE). ¡°La econom¨ªa sumergida no se combate con una amnist¨ªa sino con un plan de lucha contra el fraude¡±, advierte el responsable de fiscalidad de una gran consultora.
Eso s¨ª, hay pocas dudas, como reflexiona Juan Jos¨¦ Rubio, de que ¡°la amnist¨ªa es un reconocimiento expl¨ªcito de que la econom¨ªa sumergida es un problema grave y estructural¡±. Y, adem¨¢s, hist¨®rico.
En 1991, Carlos Solchaga, entonces ministro de Econom¨ªa y Hacienda, trat¨® de que aflorara el dinero negro mediante la suscripci¨®n de Deuda P¨²blica a bajo inter¨¦s y cautiva (no se pod¨ªa vender) durante seis a?os (hasta el 28 de junio de 1997). Pues bien, antes que pagar las cantidades descubiertas con intereses y sanciones, unas 80.000 empresas y personas investigadas suscribieron deuda por valor de 4.500 millones de euros de la ¨¦poca. La medida tuvo cierta repercusi¨®n pero la econom¨ªa sumergida sigui¨® creciendo. De hecho, pas¨® del 19,9% del PIB en 1991 al 20,1% durante 1997. M¨¢s tarde, el boom de la construcci¨®n y la crisis aumentaron esa bolsa de fraude hasta representar el 23,3% de la riqueza del pa¨ªs en 2009.
Tampoco tuvo ¨¦xito el a?o pasado el plan aprobado por el Gobierno socialista de aflorar el empleo sumergido, ya que apenas se contabilizaron nuevas altas en la Seguridad Social. La econom¨ªa sumergida semeja un gato al que no hay quien le ponga el cascabel.
Sin embargo, al ir levant¨¢ndose la niebla algunos profesionales se han llevado una sorpresa. Quienes al parecer m¨¢s han evadido es lo que podr¨ªamos llamar la clase media de los ricos. ¡°Personas f¨ªsicas, fundamentalmente, que tienen entre 300.000 y cinco millones de euros desviados¡±, apunta el responsable en Madrid de un banco privado suizo, que solicita no ser citado. Este retrato le parece muy real tambi¨¦n a Jos¨¦ Mar¨ªa Lluis de Odriozola, presidente de la Organizaci¨®n Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE). Odriozola, a su vez, aporta otros detalles al rostro. Adem¨¢s de las personas f¨ªsicas con elevada capacidad econ¨®mica y cuentas fuera del pa¨ªs ¡°tambi¨¦n puede haber empresas que hayan efectuado operaciones en el extranjero, y que, por ejemplo, han inflado gastos en el exterior para reducir el beneficio en Espa?a, o bien que hayan percibido comisiones¡±.
La realidad, por tanto, nos descubre que ¡°se trata de dinero en met¨¢lico que puede estar oculto en cajas de seguridad de entidades bancarias o tambi¨¦n depositado en entidades de territorios con los que no exista convenio de intercambio de informaci¨®n¡±, reflexiona Jes¨²s Sanmart¨ªn Mari?as, presidente del REAF-CGCEE (consejo general de Colegios de Economistas de Espa?a). Y a?ade: ¡°Son empresas y particulares que necesitan esos fondos para invertir en nuestro pa¨ªs o para satisfacer deudas, y siempre que no puedan probar que los bienes o derechos aflorados provienen de un periodo prescrito¡±.
Toda esta topograf¨ªa del fraude no ocurre al pairo de lo tangible, tiene nombres y apellidos, o sea territorios desde donde ¡ªen la teor¨ªa¡ª deber¨ªa regresar el dinero espa?ol evadido. Liechtenstein (muy utilizado por entramados societarios que amparan patrimonio personal), Luxemburgo y Suiza (las cuentas pueden ser unos simples n¨²meros para evitar cualquier identificaci¨®n) son los principales espacios de la insolidaridad fiscal. Generalmente los defraudadores espa?oles prefieren esconder el dinero cerca de casa, pero con matices. ¡°Andorra y Gibraltar siempre fueron destinos tradicionales de la evasi¨®n fiscal espa?ola. Sin embargo, tras los cambios en la ley antiblanqueo resulta mucho m¨¢s complicado enviar dinero a estos territorios, lo cual no quiere decir que no acabe ah¨ª¡±, advierte Mar¨ªa Dolores Baz.
Aunque tambi¨¦n hay otra geograf¨ªa, muy poco conocida para la mayor¨ªa, pero que los expertos aseguran que usan muchas empresas y particulares de nuestro pa¨ªs. Son el Estado americano de Delaware (favorecido por una tributaci¨®n muy baja), las Antillas Holandesas (Nueva Rumasa, de la familia Ruiz Mateos, ha mantenido una presencia activa en esta localizaci¨®n a trav¨¦s de Holanda), las Islas Turcas y Caicos o la isla Niue. Parajes id¨ªlicos en los que hasta 15.000 sociedades pueden estar domiciliadas en un edificio de diez plantas. Por ejemplo, Niue ¡ªsituada en las ant¨ªpodas¡ª es un caso singular. Debido a su diferencia horaria hace imposible para la Hacienda espa?ola casi cualquier contacto directo con sus autoridades. En este ventajista mundo, hasta las manecillas del reloj se emplean para evadir.
Y, desde luego, todos estos movimientos precisan de instituciones financieras que los acojan y amparen. Las entidades que gestionan el dinero espa?ol en estos territorios son ¡ªacorde con Russell Bedford¡ª sobre todo firmas de peso como Barclays, UBS, Citibank o HSBC.
Esta es la intrahistoria de una medida que pretende aflorar 25.000 millones de euros y recaudar entre 2.000 y 3.000 millones, una horquilla que ninguna de las fuentes consultadas para este reportaje piensa que se pueda lograr. ¡°Esos n¨²meros me parecen muy altos. Est¨¢n sobrevalorados. El problema a?adido es que afectan a la credibilidad de los Presupuestos Generales¡±, advierte Juan Jos¨¦ Rubio, catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica. Dicho de otra forma: se cuenta con unos ingresos que no llegar¨¢n.
La historia, adem¨¢s, juega en contra de estas m¨¢s que reprobables medidas fiscales. Entre 2001 y 2002 Italia lanz¨® una amnist¨ªa que recuper¨® 60.000 millones de euros, aunque la recaudaci¨®n solo fue de 1.500 millones; Alemania impuls¨® un plan similar entre 1993 y 2002 ¡ª¨²nicamente se lograron 980 millones¡ª y en B¨¦lgica, en 2004, apenas se legalizaron 200 millones de euros. El pasado, la ¨¦tica y la eficacia juegan en contra de esta exoneraci¨®n tributaria.
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