Despilfarro inaceptable
El efecto de los ajustes en la econom¨ªa podr¨ªa causar la p¨¦rdida de m¨¢s de un mill¨®n de empleos
Las magnitudes del mercado de trabajo que reflejan los datos de la EPA del primer trimestre del a?o muestran rasgos claramente negativos. Primero, una destrucci¨®n de empleo a un ritmo del 4% anual, que resulta sencillamente insostenible. En el sector privado, las cifras expresan una situaci¨®n de intensa depresi¨®n econ¨®mica, cuya tendencia se agudiza notablemente y se traduce en una reducci¨®n del empleo asalariado del 5,3%, y en ca¨ªda acelerada.
La debilidad de la demanda, la falta de cr¨¦dito, la p¨¦rdida de confianza y los mensajes de ajuste desde la pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢n siendo traducidos por las empresas en una intensificaci¨®n del ajuste del empleo indefinido (-4,3% anual) al que se une un nuevo y r¨¢pido ajuste del temporal, cuya ca¨ªda se eleva al 8,3%. El sector p¨²blico ya ha iniciado asimismo su propia destrucci¨®n de empleo directa (ochenta mil empleos menos en el trimestre). Hay que sumar a ello los efectos depresivos que ir¨¢n produciendo las primeras medidas de restricci¨®n fiscal y los recortes de los PGE. En estas condiciones, cualquier extrapolaci¨®n produce escalofr¨ªos: en este a?o se podr¨ªa perder m¨¢s de un mill¨®n de empleos.
Lo cual es inaceptable. Estas cifras de destrucci¨®n de empleos y de m¨¢s de cinco millones y medio de parados son la m¨¢s n¨ªtida expresi¨®n de un despilfarro de recursos, y por lo tanto de un error. En el plano econ¨®mico y en el aspecto social. Si estos son los resultados, la pol¨ªtica econ¨®mica que conduce a ellos est¨¢ necesariamente equivocada. El Gobierno asegura que no tiene otra opci¨®n, pero entonces no se comprende el empe?o en defenderla, y los primeros ministros italiano y belga, por fin, acaban de decir lo contrario: han pedido un cambio en las pol¨ªticas europeas para impulsar el crecimiento.
La reforma laboral aprobada es otro error. Y en este momento une sus efectos favorecedores del despido a las medidas para reducir el gasto p¨²blico, ocasionando una cat¨¢strofe en el empleo.
La situaci¨®n es ciertamente comprometida y hace inaplazable un cambio de las pol¨ªticas econ¨®micas que se est¨¢n aplicando en la Uni¨®n Europea y, particularmente, en Espa?a. Es preciso resolver, en primer lugar, el problema de la crisis de la deuda soberana con la intervenci¨®n directa del banco central y mutualizar los riesgos como elemento consustancial a la uni¨®n pol¨ªtica que hemos formado al compartir el euro. Permitir con ello un nuevo calendario de reducci¨®n de los d¨¦ficits p¨²blicos, promover un plan europeo de crecimiento, impulsar el crecimiento mayor en las econom¨ªas menos endeudadas, crecer y crear empleo, y reducir m¨¢s r¨¢pida y menos dolorosamente los d¨¦ficit.
Es una necesidad social y nadie puede decir que no es econ¨®micamente posible porque los economistas sabemos c¨®mo hacerlo. Se trata de una cuesti¨®n pol¨ªtica que comienza con un cambio en la pol¨ªtica econ¨®mica europea, un cambio en el juego de intereses. Hay m¨¢s pa¨ªses que est¨¢n ya en ello. Espa?a tendr¨ªa que apoyarlo. Para parar la destrucci¨®n de empleo, recuperar la contrataci¨®n de las empresas, y las esperanzas de los desempleados.
* Alfonso Prieto, es economista y miembro de Economistas frente a la Crisis.
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