Nuevos acentos
Algunos pol¨ªticos europeos empiezan a admitir por fin que el ajuste presupuestario no puede ser la ¨²nica respuesta a la crisis
Es dif¨ªcil pasar por alto las declaraciones que el presidente del Banco Central Europeo (BCE) acaba de hacer ante el Parlamento Europeo, admitiendo que la eurozona ¡°probablemente se encuentra en una de las fases m¨¢s dif¨ªciles¡±. La concentraci¨®n en poco tiempo de pol¨ªticas fiscales restrictivas ¡°est¨¢ empezando a manifestar efectos contractivos¡±. Draghi tambi¨¦n admiti¨® que, a pesar de las inyecciones excepcionales de liquidez a los bancos, el cr¨¦dito al sector privado no crece y, en consecuencia, tampoco lo hace la inversi¨®n empresarial. No solo el crecimiento econ¨®mico actual est¨¢ deprimido: se est¨¢n minando tambi¨¦n los fundamentos del crecimiento potencial. La desaparici¨®n de empresas, la dificultad para que nazcan, la reducci¨®n de las inversiones en capital tecnol¨®gico, el deterioro del capital humano asociado al aumento del desempleo, en especial de su componente estructural as¨ª como el juvenil, determinan un cuadro cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de revertir.
Tard¨ªo reconocimiento, pero susceptible de contribuir al necesario cambio de las pol¨ªticas macroecon¨®micas. Hace tiempo que dentro y fuera de Europa se cuestion¨® la orientaci¨®n contractiva de las pol¨ªticas presupuestarias de todas las econom¨ªas que conforman la eurozona, con bastante independencia del origen de sus problemas y de la severidad del escrutinio que sobre ellas ejercen los mercados de deuda p¨²blica. La necesidad de distribuir en el tiempo el saneamiento p¨²blico y adoptar en el corto plazo est¨ªmulos al crecimiento la sugiri¨® el Fondo Monetario Internacional antes de que su nueva directora gerente, exministra del actual presidente franc¨¦s, hiciera suya esa propuesta. Ahora la casi totalidad de la oposici¨®n francesa reclama una m¨¢s viable dosificaci¨®n del saneamiento fiscal en la eurozona. Incluso Sarkozy demanda del BCE mayor contribuci¨®n al crecimiento de Europa. Tambi¨¦n las tensiones en el Gobierno holand¨¦s dejan constancia de la frustraci¨®n derivada de responder a las amenazas recesivas con m¨¢s ajustes presupuestarios.
No menos significativas son las declaraciones, tambi¨¦n esta misma semana, de la canciller Merkel respaldando esos comentarios de Draghi. Es verdad que de forma preeminente a trav¨¦s de reformas estructurales, pero admitiendo por fin que el ajuste presupuestario no puede ser la ¨²nica respuesta a la crisis. Un acento apenas, pero tanto m¨¢s significativo cuanto m¨¢s expl¨ªcita ha sido hasta ahora la obsesi¨®n por conceder a la austeridad el papel de alimentador de un c¨ªrculo virtuoso que la realidad desautoriz¨®.
Algunos lectores mostrar¨¢n su escepticismo por este empe?o en advertir entonaciones nuevas en la definici¨®n de las pol¨ªticas europeas. Quiz¨¢ no falten razones para juzgarlo precipitado, ingenuo. Pero parto de la base de que los resultados de las decisiones adoptadas, tambi¨¦n por los pol¨ªticos, acaban siendo m¨¢s influyentes que los prejuicios. Y esta crisis lleva a?os enmendando la plana a los obcecados.
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