Esta vez, Europa est¨¢ de verdad al borde del precipicio
La gesti¨®n de la crisis por Alemania amenaza con repetir las tensiones del pasado siglo
?Queda un minuto para la medianoche en Europa?
Nos tememos que la pol¨ªtica del Gobierno alem¨¢n de hacer algo que sirve ya de poco y llega demasiado tarde corre el riesgo de provocar precisamente una repetici¨®n de la crisis de mitad del siglo XX que la integraci¨®n europea pretend¨ªa evitar.
Nos resulta extraordinario que sea Alemania, precisamente, la que parezca no haber aprendido de la historia. Obsesionada con la inexistente amenaza de la inflaci¨®n, da la impresi¨®n de que la Alemania actual otorga m¨¢s importancia al a?o 1923 (el a?o de la hiperinflaci¨®n) que a 1933 (el a?o en que muri¨® la democracia). A los alemanes no les vendr¨ªa mal recordar que una crisis bancaria europea ocurrida dos a?os antes de 1933 contribuy¨® de forma directa a la descomposici¨®n de la democracia, no solo en su propio pa¨ªs, sino en todo el continente.
Llevamos m¨¢s de tres a?os advirtiendo de que Europa continental necesitaba limpiar los lamentables balances de sus bancos. No hicieron pr¨¢cticamente nada. Mientras tanto, desde hace dos a?os se est¨¢ extendiendo un p¨¢nico silencioso entre los bancos de la periferia de la eurozona: se han reducido los servicios financieros transfronterizos, interbancarios y generales, y se han sustituido por financiaci¨®n del BCE; y el dinero inteligente ¡ªgrandes dep¨®sitos no asegurados de personas con altos ingresos¡ª ha abandonado las costas de Grecia y otros bancos mediterr¨¢neos.
Pero ahora el p¨²blico est¨¢ perdiendo la confianza, y el p¨¢nico puede extenderse a dep¨®sitos sin asegurar m¨¢s peque?os. Si Grecia saliera del euro, se producir¨ªa una congelaci¨®n de dep¨®sitos, y los dep¨®sitos en euros se convertir¨ªan en nuevos dracmas: por tanto, un euro en un banco griego no equivale a un euro en un banco alem¨¢n. Los griegos han retirado m¨¢s de 700 millones de euros de sus bancos en el ¨²ltimo mes.
M¨¢s preocupante es que el mes pasado tambi¨¦n hubo un aumento de las retiradas de dinero de algunos bancos espa?oles. La torpe operaci¨®n de rescate de Bankia llevada a cabo por el Gobierno solo ha servido para incrementar la inquietud de la poblaci¨®n. En una visita reciente a Barcelona, a uno de nosotros le preguntaron varias veces si era seguro tener dinero en un banco espa?ol. Este tipo de proceso puede ser explosivo. Lo que hoy es una tranquila visita al banco puede convertirse en una carrera de s¨¢lvese quien pueda. Si se produjera la salida de Grecia, las personas racionales se preguntar¨ªan: ?qui¨¦n va a continuaci¨®n?
Como se debati¨® en una reuni¨®n del Nicolas Berggruen Institute celebrada la semana pasada en Roma, la forma de salir de esta crisis parece clara.
Resulta extraordinario que sea Alemania la que parezca no haber aprendido de la historia
En primer lugar, es preciso establecer un programa de recapitalizaci¨®n ¡ªmediante acciones preferentes sin derecho a voto¡ª de los bancos de la eurozona, tanto en la periferia como en el centro, directa a trav¨¦s del Instrumento Europeo de Estabilidad Financiera (IEEF) y su sucesor, el Mecanismo de Estabilidad Financiera (MEE).
La estrategia actual de recapitalizar los bancos a base de que los Estados pidan prestado a los mercados nacionales de bonos ¡ªo al IEEF¡ª ha resultado desastrosa en Irlanda y Grecia: ha provocado una explosi¨®n de deuda p¨²blica y ha hecho que el Estado fuera todav¨ªa m¨¢s insolvente, al tiempo que los bancos se convierten en un riesgo mayor en la medida en que m¨¢s parte de la deuda p¨²blica est¨¢ en sus manos.
Segundo, para evitar el p¨¢nico en los bancos de la eurozona ¡ªun fen¨®meno seguro en el caso de salida de Grecia y muy probable en cualquier caso¡ª es necesario crear un sistema europeo de garant¨ªa de dep¨®sitos.
Con el fin de reducir el riesgo subjetivo (adem¨¢s del riesgo del precio de las acciones y el riesgo crediticio asumidos por los contribuyentes de la eurozona), tambi¨¦n habr¨ªa que tomar otras medidas:
1. El programa de garant¨ªa de dep¨®sitos debe financiarse con los grav¨¢menes bancarios apropiados: podr¨ªa ser un impuesto de transacciones financieras o, mejor a¨²n, un impuesto sobre todos los pasivos bancarios.
2. Es necesario poner en pr¨¢ctica un programa de resoluci¨®n bancaria en el que los acreedores no asegurados ¡ªtanto mayoritarios como minoritarios¡ª sean los primeros que paguen, antes de recurrir al dinero de los contribuyentes para cubrir las p¨¦rdidas de un banco.
3. Deben tomarse medidas para limitar el tama?o de los bancos con el fin de evitar el problema de las entidades demasiado grandes para caer.
4. Tambi¨¦n somos partidarios de un sistema de supervisi¨®n y regulaci¨®n para toda la UE.
Un euro en un banco griego no equivale a un euro en un banco alem¨¢n
Es cierto que el fondo europeo de garant¨ªa de dep¨®sitos no funcionar¨¢ si existe el riesgo continuo de que un pa¨ªs se salga de la eurozona. Garantizar los dep¨®sitos en euros ser¨ªa muy caro, porque el pa¨ªs en cuesti¨®n necesitar¨ªa convertir toda la deuda a una nueva moneda nacional, que enseguida se depreciar¨ªa respecto al euro. Por otra parte, si el seguro de dep¨®sito solo tiene validez mientras el pa¨ªs no abandone el euro, ser¨¢ incapaz de impedir un p¨¢nico bancario. Por consiguiente, es necesario tomar m¨¢s medidas para reducir las probabilidades de que se produzcan abandonos de la eurozona.
Hay que acelerar las reformas estructurales que estimulan el crecimiento de la productividad. Entre las pol¨ªticas que pueden conseguirlo est¨¢n una mayor flexibilizaci¨®n monetaria por parte del BCE, un euro m¨¢s d¨¦bil, alg¨²n est¨ªmulo fiscal en el n¨²cleo duro, m¨¢s gasto en infraestructuras que reduzcan los cuellos de botella y faciliten el abastecimiento en la periferia (a ser posible, con una regla de oro para las inversiones p¨²blicas) e incrementos salariales por encima de la productividad en el centro para impulsar los ingresos y el consumo.
Por ¨²ltimo, dado el volumen insostenible de las deudas p¨²blicas y los costes de endeudamiento de varios Estados miembros, no vemos alternativa posible a alg¨²n tipo de mutualizaci¨®n de la deuda.
En la actualidad existen varias propuestas de eurobonos. Entre ellas, la que preferimos es la de un Fondo Europeo de Redenci¨®n que hace el Consejo Alem¨¢n de Asesores Econ¨®micos, no porque sea la mejor, sino porque es la ¨²nica capaz de aliviar la inquietud alemana sobre la perspectiva de asumir un riesgo crediticio excesivo.
El FER es un programa provisional que no derivar¨¢ en un sistema de eurobonos permanentes. Cuenta con los avales suficientes y la antig¨¹edad adecuada, adem¨¢s de tener unas condiciones muy firmes. El principal peligro es que cualquier propuesta que sea aceptable para Alemania supondr¨ªa tal p¨¦rdida de soberan¨ªa fiscal para los Estados que ser¨ªa inaceptable para a periferia de la eurozona, en especial Italia y Espa?a.
Ceder parte de la soberan¨ªa es inevitable. Sin embargo, existe una diferencia entre federalismo y neocolonialismo, como nos dijo un veterano pol¨ªtico en la reuni¨®n del NBI en Roma.
Dado el volumen insostenible de las deudas, no vemos alternativa posible a alg¨²n tipo de mutualizaci¨®n
Hasta hace poco, la postura de Alemania sobre estas propuestas ha sido siempre negativa. Es comprensible la preocupaci¨®n alemana sobre el riesgo subjetivo. Ser¨¢ dif¨ªcil de justificar el hecho de que se ha arriesgado el dinero de los alemanes si en la periferia no se llevan a cabo unas reformas sustanciales. Pero es inevitable que esas reformas tarden a¨²n cierto tiempo. La reforma estructural del mercado de trabajo alem¨¢n no fue precisamente un ¨¦xito de la noche a la ma?ana. Por el contrario, la crisis bancaria europea es un riesgo financiero que podr¨ªa dispararse en cuesti¨®n de d¨ªas.
Los alemanes deben comprender que la recapitalizaci¨®n bancaria, el seguro europeo de dep¨®sitos y la mutualizaci¨®n de la deuda no son opcionales. Son medidas esenciales para evitar una desintegraci¨®n irreversible de la uni¨®n monetaria europea. Si todav¨ªa no est¨¢n convencidos, deben entender que los costes de la ruptura de la eurozona ser¨ªan astron¨®micos, para Alemania tanto como para el resto del mundo.
Al fin y al cabo, la prosperidad actual de Alemania es en gran parte una consecuencia de la uni¨®n monetaria. El euro ha dado a los exportadores alemanes un tipo de cambio mucho m¨¢s competitivo que el viejo marco. Y el resto de la eurozona sigue siendo el destino del 42% de las exportaciones alemanas. Sumir a la mitad de ese mercado en una depresi¨®n no puede ser beneficioso para Alemania.
A la hora de la verdad, como reconoci¨® la canciller Merkel la semana pasada, la uni¨®n monetaria siempre tuvo impl¨ªcita en ella una mayor integraci¨®n en una uni¨®n fiscal y pol¨ªtica.
Pero antes de que Europa piense en dar este paso hist¨®rico, debe demostrar que ha aprendido las lecciones del pasado. La UE se cre¨® para no repetir los desastres de los a?os treinta. Ya es hora de que los dirigentes europeos ¡ªy en especial los alemanes¡ª sean conscientes de que est¨¢n peligrosamente cerca de caer en ello.
Niall Ferguson es catedr¨¢tico de la Universidad de Harvard; su ¨²ltimo libro es Civilizaci¨®n: Occidente y el resto. Nouriel Roubini es catedr¨¢tico en la Universidad de Nueva York y presidente de Roubini Global Economics. Ambos son miembros del Consejo para el Futuro de Europa del Nicolas Berggruen Institute.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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