B¨¢lsamo, s¨ª, pero: ?calvario o milagro?
El rescate blinda a Espa?a de un mal peor, pero no garantiza fluidez del cr¨¦dito ni recuperaci¨®n
Y ahora, ?qu¨¦ pasar¨¢? Una vez que Espa?a solicita el rescate, empieza la escritura de la letra peque?a, frecuentemente tan cruel. Se negocian las condiciones espec¨ªficas, las que no est¨¢n estipuladas con car¨¢cter general para todos los rescatables. Se discuten con las instituciones de la UE, encabezadas por el Eurogrupo, la Comisi¨®n y el BCE. Buena parte de las consecuencias de la operaci¨®n depender¨¢ del alcance y dureza de los detalles. Que, l¨®gicamente, se desconocen.
La primera variable es que ser¨¢ suave. Con car¨¢cter oficial, m¨¢s all¨¢ de los recelos y apoyos previos, la UE asume que el rescate ¡ªes decir, el paquete de pr¨¦stamos europeos¡ª ser¨¢ para la banca, pero lo endosa un organismo p¨²blico aunque sectorial, el FROB, especializado en reordenar la actividad bancaria. Esta es la opci¨®n m¨¢s digerible, porque no es el conjunto de la econom¨ªa espa?ola lo que se pone en cuesti¨®n. Y es mejor que la alternativa de inyectar directamente, en vena, las ayudas al Tesoro, la utilizada con Grecia, Irlanda, y Portugal; aunque es cierto que en ambas v¨ªas el garante final siempre es el contribuyente, porque en ambas la garant¨ªa la presta el Estado.
El Gobierno Rajoy hasta ahora se ha explicado fatal en Europa, y en muy pocos idiomas, a diferencia de la habilidosa comunicaci¨®n del italiano Mario Monti
La inyecci¨®n del dinero a trav¨¦s del FROB y no del Tesoro, es la m¨¢xima flexibilidad que permiten, y ya con una interpretaci¨®n generosa, las actuales reglas de la Facilidad de Estabilidad Financiera Europea, el fondo de rescate provisional. No contemplan el rescate directo a los bancos dom¨¦sticos, contra lo que pretend¨ªa el Gobierno. El otro indicador de la dureza o suavidad relativas ser¨¢ si el pliego de condiciones deja margen para cierta autonom¨ªa en la pol¨ªtica econ¨®mica: no est¨¢ escrito, porque se trata de un tipo de operaci¨®n de salvamento no transitado todav¨ªa.
Elegir un veh¨ªculo u otro, el FROB o el Tesoro, no era un dilema menor, aunque siempre deba responder la ciudadan¨ªa espa?ola. No constitu¨ªa solo una estratagema para salvar la cara del Gobierno, o por el contrario, para afearla. Si el camino hubiera sido el Tesoro, el rescate, aunque tenga un destinatario bancario, se habr¨ªa visualizar¨ªa como un expediente m¨¢s similar a los rescates ¡°duros¡± de Grecia, Irlanda y Portugal: a la econom¨ªa entera y no solo a una parte de ella. El camino habr¨ªa sido muy, muy empinado, porque esos rescates lo est¨¢n siendo.
Siendo el FROB, el Gobierno deber¨¢ movilizarse para hacer pedagog¨ªa en los mercados, en todo el mundo, de que se trata de un rescate suave, y diferenciarse as¨ª de los otros socios ca¨ªdos en desgracia. El camino ser¨¢ solo bastante empinado. El Gobierno de Rajoy hasta ahora se ha explicado fatal en Europa, y en muy pocos idiomas, a diferencia de la habilidosa comunicaci¨®n del italiano Mario Monti. Deber¨¢ pues compensar esa deficiencia apelando a otros recursos, como una amplia alianza interna. Es decir, con un verdadero y s¨®lido pacto de Estado, aunque sea limitado en su objetivo, lo que tambi¨¦n diferenciar¨ªa a Espa?a de la estigmatizaci¨®n que sufren los rescatados por la v¨ªa dura.
El rescate, aunque sea una salida indispensable, no es un ¨¦xito gubernamental, aunque alguno finja pretenderlo. Es el certificado de una derrota de Espa?a
Ser¨¢ clave asimismo que el Gobierno no reincida en los errores cometidos durante el proceso previo. El principal fue la improvisaci¨®n y la grandilocuencia a la hora de encauzar la crisis de Bankia. La p¨®lvora del rey que Luis de Guindos ofreci¨® a Jos¨¦ Ignacio Goirigolzarri en forma de ¡°todo el dinero que haga falta¡±, fue alegremente recibida por este, que l¨®gicamente pidi¨® el oro y el moro. Solo ese f¨²til episodio multiplic¨® el coste de la resoluci¨®n de la crisis bancaria ¡ªmuchos se aprestan a pedir lo mismo que el banquero de Bankia¡ª y deber¨¢ figurar en el medallero eterno del ministro.
La exportaci¨®n aguanta, y ha aportado en los ¨²ltimos a?os una media de dos puntos de crecimiento al PIB. Pero todav¨ªa le falta m¨¢s volumen
Por suerte no lleg¨® a equivaler al error cometido por el anterior Gobierno de Irlanda, cuando en oto?o de 2008 prest¨® a los clientes una garant¨ªa al 100% sobre todos los dep¨®sitos ¡ªno solo 100.000 euros¡ª, bonos y otros activos bancarios. Le cost¨® a la rep¨²blica ga¨¦lica el 32% de su PIB. Otro error en el que conviene no reincidir es la inmodesta centrifugaci¨®n de culpas. La m¨¢s socorrida es la responsabilidad de la herencia recibida: en su formulaci¨®n m¨¢s graciosa, la de Mariano Rajoy el 5 de junio, ¡°el desaguisado que nos hemos encontrado¡±, como si Bankia o la CAM las hubiera dirigido el pr¨ªncipe Kropotkin. Pero cuando no es la herencia, o el Banco de Espa?a, o qui¨¦n sabe qui¨¦n, la flecha va hacia Europa: se la responsabiliza de todo, porque aqu¨ª ya se ha cumplido con todo, y se macera as¨ª a Bruselas como gran candidata a chivo expiatorio si las cosas salen mal. Ah¨ª es donde surgen los funambulistas ¡°hombres negros¡± de Crist¨®bal Montoro. No insistan mucho por esta v¨ªa, que a lo peor los vigilantes, paganos y socios se incomodan. Ni aventuren que el formato del rescate es una ¡°victoria¡± de los tercios de Rajoy sobre Bruselas, porque se trata de un rescate suave: estaba previsto y configurado en la normativa comunitaria del Fondo desde la cumbre del 21 de julio pasado.
El rescate, aunque sea una salida indispensable, no es un ¨¦xito gubernamental, aunque alguno finja pretenderlo. Es el certificado de una derrota de Espa?a.
Si se reconoce todo eso y se act¨²a con relativa sensatez, se evitar¨¢ la tragedia. Incluso los mercados internacionales podr¨ªan reaccionar sin acrimonia y no estigmatizar a Espa?a. El rescate, en esa tesitura, actuar¨ªa como sutura del desangre y como un cierto b¨¢lsamo que permitiera a la econom¨ªa espa?ola afrontar con menor dramatismo las tareas pendientes. No mucho m¨¢s, porque aqu¨ª no est¨¢ todo aprobado, sino ¨²nicamente iniciado. Hay un trabajo herc¨²leo por hacer, m¨¢s all¨¢ o ac¨¢ del rescate. Veamos.
El gran drama de la econom¨ªa espa?ola consiste en que la demanda interna dif¨ªcilmente despegar¨¢ durante varios a?os, porque antes debe resolver dos problemas. Uno es la evaporaci¨®n de 5,1 puntos del PIB, y del 6% de los empleos totales, a causa del adelgazamiento de la construcci¨®n residencial entre 2007 y 2011, como indica el trabajo preparatorio del profesor Josep OIiver para un documento del nuevo think tank EuropeG (pr¨®ximamente en www.europeg.com). Y es un sector de empleo intensivo al que no se ha encontrado sustituto, ni siquiera voluntarista.
El otro es el exceso de endeudamiento, de 1,47 billones, y la consiguiente urgencia de desapalancarse, seg¨²n algunos, en 500.000 millones de euros, seg¨²n otros en unos 300.000 millones: el desapalancamiento privado se ha reducido en el ¨²ltimo cuatrienio solo a un ritmo muy moderado, del 172% al 166% del PIB. Dif¨ªcilmente fluir¨¢ pues m¨¢s cr¨¦dito o aumentar¨¢ mucho la demanda solvente del mismo, pues a quien adeuda mucho, le queda menos para gastar o invertir. El ¨²nico alivio frente a la aton¨ªa del consumo p¨²blico y de las empresas y las familias es el sector exterior. La exportaci¨®n aguanta, y ha aportado en los ¨²ltimos a?os una media de dos puntos de crecimiento al PIB. Pero todav¨ªa le falta m¨¢s volumen, m¨¢s apoyo y m¨¢s cultura internacional.
Si todo eso es as¨ª, se abren dos escenarios. Uno es un calvario para digerir la fiesta gastadora ¡ªsobre todo privada¡ª: una larga recesi¨®n o estancamiento, en un entorno de aton¨ªa europea y de fracaso en romper la exclusividad de la consolidaci¨®n/austeridad fiscal en la UE, que desembocar¨ªa en m¨¢s ajustes, y m¨¢s radicales, tanto p¨²blicos como privados. El dilema en ese horizonte es el car¨¢cter r¨¢pido o pausado del ajuste, y su aceptabilidad social.
El otro escenario es el del milagro: la econom¨ªa europea se relanza gracias a la combinaci¨®n del saneamiento de las finanzas p¨²blicas con una agenda de est¨ªmulo al crecimiento que facilite disparar las exportaciones. Y ese mecanismo despertar¨ªa las energ¨ªas apagadas de la econom¨ªa y la sociedad espa?olas. Esas que permitieron desafiar las coyunturas m¨¢s penosas, y salir con bien: en 1959 con el Plan de Estabilizaci¨®n; en 1970 mediante el Acuerdo Preferencial con la CEE; en 1977 a trav¨¦s de los Acuerdos de la Moncloa; desde 1986 con la adhesi¨®n a la Europa comunitaria; en 1998/2000 con el ingreso en la moneda ¨²nica¡ Si las cifras apuntan m¨¢s al pesimismo, la historia econ¨®mica apostar¨ªa por un, moderad¨ªsimo, optimismo.
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