A un paso del bono basura, hay que renegociar el ¡°no rescate¡±
El plan anunciado a bombo y platillo el pasado fin de semana es un error
Cuando se cometen errores, hay que rectificar. Y el plan anunciado a bombo y platillo el pasado fin de semana es un error. Se puede renegociar de modo que cueste menos a Europa y sirva para m¨¢s. La clave de la renegociaci¨®n es que Espa?a acepte condicionalidad clara y expresa, algo que puede ayudar un poco a recuperar credibilidad en un momento de credibilidad nula del Gobierno, a cambio de que los europeos decidan aportar capital directamente a los bancos, y no a trav¨¦s del Estado.
Antes de llegar a esto, me gustar¨ªa primero explicar que Espa?a y Europa se est¨¢n quedando r¨¢pidamente sin opciones. Discuto a continuaci¨®n las opciones que existen.
Opci¨®n 1: Europa nos salva (y se salva) en el ¨²ltimo minuto
Esta soluci¨®n tiene dos vertientes, fiscal (Alemania nos salva) y monetaria (el BCE nos salva)
A. Alemania da su brazo a torcer y mutualiza (absorbe) la deuda
Esta variante tiene una opci¨®n a corto plazo, un rescate gigante de Espa?a, y una opci¨®n m¨¢s estructural: una forma permanente de mutualizaci¨®n de la deuda, incluyendo una uni¨®n bancaria.
Desgraciadamente, yo no veo voluntad de rescate masivo de Espa?a. Un muy alto cargo de Holanda me dijo hace unos d¨ªas literalmente: ¡°hace unos meses, conseguir un acuerdo para rescatar Espa?a quiz¨¢s hubiera sido posible; ahora ya no es Wilders quien se opone, sino todos los dem¨¢s partidos: nadie se f¨ªa de Espa?a¡±.
En cuanto a la uni¨®n bancaria, los eurobonos, etc, me temo que tampoco. La raz¨®n es sencilla y no tiene que ver con Merkel. Alemania es una democracia y los votantes no quieren ni o¨ªr hablar de los manirrotos PIIGS. La uni¨®n bancaria que saldr¨¢ de la cumbre de la semana que viene ser¨¢ m¨ªnima, no tendr¨¢ un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos a escala Europea. Los alemanes solo est¨¢n dispuestos a ceder verdadera soberan¨ªa si hay una verdadera uni¨®n pol¨ªtica, con cesi¨®n de la soberan¨ªa al centro. Merkel ha hecho gestos en esta direcci¨®n, pero Francia siempre ha querido la ¡°Europa de las naciones¡± y nunca diluirse en Bruselas. Hollande ha mentido a los votantes sobre lo que puede hacer¡ ?quiz¨¢s ahora sea capaz de dar el paso hacia tal uni¨®n?.¡± En el momento actual, parece de ciencia ficci¨®n.
2. Usando el caos griego como excusa, el BCE da su brazo a torcer y monetiza la deuda
El BCE necesitar¨ªa gastar hasta 2 billones de euros en comprar deuda espa?ola e italiana. Todos los agentes con deuda simplemente estar¨ªan encantados de vend¨¦rsela toda. Esto es posible, pero supondr¨ªa olvidarse del miedo a la inflaci¨®n y de la credibilidad de Alemania. Alemania se opondr¨ªa dram¨¢ticamente, pero hasta a los pol¨ªticos alemanes les puede parecer una soluci¨®n a un problema que se est¨¢ volviendo insoluble.
El problema es si el BCE votar¨ªa esta soluci¨®n. Si las elecciones griegas generan una situaci¨®n de caos total, quiz¨¢s s¨ª. El gobernador es italiano, el subgobernador portugu¨¦s. De los 23 miembros, 12 votos que apoyen a Draghi en tal medida pueden lograrse con los dos m¨¢s altos cargos, m¨¢s los votos de Espa?a, Portugal, Italia, Grecia, Malta, Irlanda, Chipre, y quiz¨¢s B¨¦lgica y Francia (ambas muy endeudadas). Pero una votaci¨®n as¨ª, dejando en minor¨ªa a los acreedores, ser¨ªa extremadamente radical y supondr¨ªa una ruptura con Alemania.
La votaci¨®n de Grecia este fin de semana puede ser la excusa perfecta. Draghi tendr¨¢ que inyectar liquidez de forma radical, comprando bonos a diestro y siniestro de todos los perif¨¦ricos sin distinci¨®n de si son buenos, malos o regulares. Por unas semanas o meses, Espa?a puede salir del ojo del hurac¨¢n, pero esto no supondr¨¢ un alivio definitivo, nuestro bono continuar¨ªa en niveles de riesgo que no permitir¨ªan su compra por fondos de pensiones etc.
Opci¨®n 2: Nos salimos del Euro
Esta soluci¨®n es preferida por muchos, pero a m¨ª me parece de locos. Hablamos de los costes a corto plazo, desde los obvios (la p¨¦rdida de valor adquisitivo) hasta los menos obvios, como la bancarrota de las empresas financieras y de las m¨¢s integradas en las cadenas globales de valor. Tambi¨¦n hemos discutido el problema de poner a una clase pol¨ªtica en la que no confiamos a cargo de la emisi¨®n de moneda.
Lo que no hemos discutido con suficiente claridad, y es clave, es si tal moneda ser¨ªa aceptada por los ciudadanos. Una moneda no tiene ning¨²n valor intr¨ªnseco, sino que tiene el valor que los ciudadanos que la usan est¨¦n dispuestos a darle. Es decir, si usted me da unos papelitos y me dice que cada uno vale un d¨®lar a cambio de mi trabajo, yo no tengo por qu¨¦ cre¨¦rmelo, puedo simplemente insistir en que si usted quiere que yo trabaje, me pague en d¨®lares.
Ahora imaginemos una nueva moneda en un pa¨ªs cuyas instituciones han fracasado y perdido la confianza de los ciudadanos, con un fuerte d¨¦ficit fiscal y reci¨¦n salido de una bancarrota internacional en la que ha perdido el acceso a los mercados de deuda p¨²blica entre pleitos con sus acreedores. Los ingresos del Estado estar¨ªan cayendo en picado, con sus industrias exportadoras excluidas de las cadenas de valor global al no tener ¡°divisas¡± (esta palabra volver¨ªa a nuestro vocabulario) para pagar sus insumos y al haber incumplido los pagos en sus deudas. Los ciudadanos de este pa¨ªs entender¨¢n perfectamente que su gobierno no tiene posibilidad de pagar salarios p¨²blicos y pensiones, y que por tanto no va a tener m¨¢s remedio que dar ¨®rdenes al gobernador del Banco Central (que ya no ser¨ªa independiente, claro) para que imprimiera m¨¢s papelitos.
?Funcionar¨ªa la estrategia de monetizaci¨®n? Solo si la gente estuviera dispuesta a aceptar estos papelitos a cambio de sus bienes y servicios. Probablemente todo el mundo tendr¨ªa euros en su colch¨®n e intentar¨ªa tener en sus manos estos papelitos el menor tiempo posible. La situaci¨®n, si el d¨¦ficit no se cerrara de inmediato, ser¨ªa de hiperinflaci¨®n.
Es decir, conseguir crear una divisa nueva cre¨ªble depende de la credibilidad del gobierno y del banco central como guardianes de su valor. Al fin y al cabo, no son m¨¢s que papelitos, si no fuera porque todos estamos de acuerdo en darles un valor.
La alternativa, claro, ser¨ªa que el gobierno del pa¨ªs con la nueva moneda, sea Grecia u otro, hiciera un esfuerzo por conseguir credibilidad. Esto supondr¨ªa cerrar de inmediato el d¨¦ficit, el mismo d¨¦ficit que el gobierno se estaba negando hasta entonces a cerrar y que por ello fue el culpable de esta salida. Para ello, el gobierno tendr¨ªa que imponer, con la sociedad en estado de shock y con desabastecimiento en las tiendas, fuertes recortes de pensiones, sueldos p¨²blicos y todo tipo de gasto. Esto, adem¨¢s de imponer medidas ¡°duras¡± para que esta moneda fuera curso legal: prohibir la circulaci¨®n de euros y prohibir la entrada y salida de ¡°divisas".
En este contexto, las empresas exportadoras tendr¨ªan que tener acceso preferencial a los euros escasos. Es decir, las divisas no se conseguir¨ªan a trav¨¦s del mercado, sino de forma burocr¨¢tica, con licencias de exportaci¨®n y con contactos. Habr¨ªa, como hay ahora en Argentina, empresarios locales favoritos del gobierno de turno que conseguir¨ªan monopolios en bienes antes importados, como electrodom¨¦sticos.
Opci¨®n 3. Ok ?hay alguna opci¨®n no nuclear a estas alturas?
Creo que se podr¨ªa tratar de renegociar el no rescate de la semana pasada. El gobierno buscaba no condicionalidad y el acuerdo que se consigui¨® fue: poca condicionalidad a cambio de poca ayuda, o m¨¢s bien ayuda al gobierno.
?Qu¨¦ tal si vamos a los europeos y les decimos: inyectad capital directamente en los bancos, como hizo TARP en EE UU, y cortad el nudo diab¨®lico? A cambio, estamos dispuestos a aceptar dura condicionalidad, supervisi¨®n europea directa de la banca espa?ola y supervision dura europea de la econom¨ªa espa?ola. Nos comprometemos a hacer en 3 meses todas las cosas que el informe de la Comisi¨®n Europea ha exigido (y el FMI y la mayor parte de los economistas espa?oles).
Creo que algo as¨ª podr¨ªa funcionar: mostrar¨ªa un compromiso europeo con el euro, permitir¨ªa a los alemanes no entrar en soluciones que les comprometen indefinidamente y romper¨ªa el imposible c¨ªrculo vicioso entre banca y estado. Se lo podemos hacer m¨¢s baratito, para que se lo puedan vender a su p¨²blico: en vez de 100.000 millones solo tendr¨ªan que inyectar 50.000 millones.
Luis Garicano es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Estrategia, London School of Economics. Este art¨ªculo aparece adem¨¢s en el blog nadaesgratis.es
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