No siempre dos m¨¢s dos son cuatro
El efecto neto final de la eliminaci¨®n de la paga extra sobre el d¨¦ficit en t¨¦rminos de PIB va ser muy peque?o, desde luego muy inferior a las cuatro d¨¦cimas que se est¨¢n manejando
Es un error pensar en el sector p¨²blico como en una familia o en una empresa. Para una familia con d¨¦ficit, dejar de gastar significa ahorro y desapalancamiento en la misma medida. Para las Administraciones p¨²blicas no. Por su tama?o, se convierten en un agente econ¨®mico sist¨¦mico y pieza b¨¢sica de un ecosistema en el que sofisticados mecanismos arruinan m¨¢ximas como la que da t¨ªtulo a esta columna. La eliminaci¨®n de la paga extra de Navidad a sus empleados es un buen ejemplo.
Para entender lo que sigue es importante tener en la cabeza que el objetivo del Gobierno es reducir el cociente entre d¨¦ficit p¨²blico y PIB; y que el primero es la diferencia entre gastos (G) e ingresos (T). Recortar la paga extra supone reducir G y, por tanto, el cociente. Y aqu¨ª se acabar¨ªa el problema para el gestor de una empresa que quisiese equilibrar su contabilidad. Para el ministro, no.
En primer lugar, aparecen el IRPF (impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas) de los empleados p¨²blicos y sus cotizaciones a la Seguridad Social y mutualidades. Al dejar de pagarles la extra, tributan menos y cae T. Y lo relevante aqu¨ª no es el tipo de retenci¨®n, sino el marginal, el tipo al que pagar¨ªan por esa paga extra. Un porcentaje que en la mayor parte de Espa?a var¨ªa entre el 24,75% y el 52%. Es razonable pensar que para el conjunto de empleados p¨²blicos, alrededor de un tercio de su paga extra se queda en IRPF y cotizaciones.
En segundo lugar, los dos tercios restantes tienen por destino fundamental el consumo. Y aqu¨ª aparece el IVA (impuesto sobre el valor a?adido). Tras la subida, el IVA medio que pagar¨¢n los espa?oles estar¨¢ alrededor del 14% (existen tipos que van del 0% al 21%). Incluso dejando al margen impuestos especiales sobre alcohol, tabaco y combustibles y aceptando que no toda la extra se gasta, cada 100 euros de ahorro en G contrae T en m¨¢s de 40 por estos dos primeros mecanismos.
Pero existen m¨¢s. El menor consumo de los empleados p¨²blicos va a minorar las ventas de comerciantes, hosteleros y empresas en general. Es el efecto multiplicador, en este caso negativo, que va a reducir en una segunda y sucesivas vueltas el valor de T. Adem¨¢s, la forma en la que el Gobierno ha gestionado el asunto est¨¢ generando dosis a?adidas de desconfianza y pesimismo en buena parte de la poblaci¨®n. Aunque habr¨¢ que esperar a ver si los indicadores de confianza del consumidor confirman este deterioro, es probable que as¨ª sea, con lo que ello supondr¨ªa para el consumo agregado y, de nuevo, para T.
Finalmente, por convenci¨®n contable y ante la existencia de precios de mercado para la mayor parte de lo que hace el sector p¨²blico, el valor de la producci¨®n p¨²blica que se incluye en el c¨®mputo del PIB se aproxima mediante la suma de las remuneraciones de los asalariados p¨²blicos y otro peque?o componente que no viene al caso. Quiere esto decir, que la rebaja de salarios p¨²blicos contrae autom¨¢ticamente el PIB. Obviamente no es lo mismo que el PIB caiga por esto que por el desmantelamiento de una rama productiva, pero la realidad es que eso hace aumentar el d¨¦ficit y las deudas p¨²blicas y privadas en t¨¦rminos de PIB, que son las relevantes en las discusiones y acuerdos.
En conjunto, el efecto neto final de la eliminaci¨®n de la paga extra sobre el d¨¦ficit en t¨¦rminos de PIB va ser muy peque?o, desde luego muy inferior a las cuatro d¨¦cimas que se est¨¢n manejando. ?Llegar¨¢ siquiera a una? ?Ha sido una decisi¨®n razonable para el Gobierno en t¨¦rminos de costes y beneficios econ¨®micos y pol¨ªticos? La contabilidad p¨²blica y la privada tienen l¨®gicas muy distintas.
Santiago Lago Pe?as es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Vigo.
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