Nueva York da otro golpe a la City
El banco brit¨¢nico Standard Chartered es investigado por trabajar con Ir¨¢n
Benjamin Lawsky es un viejo conocido en los c¨ªrculos judiciales neoyorquinos. Era el estratega de Andrew Cuomo, cuando el actual gobernador del Estado de Nueva York ejerc¨ªa como fiscal general. En mayo de 2011, Cuomo le puso al frente de una nueva agencia encargada de supervisar las actividades de 4.400 entidades financieras, locales y extranjeras, con activos por valor de 6,2 billones de d¨®lares. Era, por tanto, una cuesti¨®n de tiempo que diera un golpe de efecto para dar notoriedad a su trabajo. Esta semana, Lawsky acus¨® a la brit¨¢nica Standard Chartered de saltarse el r¨¦gimen de sanciones con Ir¨¢n al realizar durante una d¨¦cada 60.000 transacciones secretas por un valor de 250.000 millones. Y amenaza con retirarle la licencia que le permite operar en EE UU.
El caso supone un nuevo mazazo a la imagen de la banca brit¨¢nica. Peter Sands, consejero delegado de StanChart, insiste en que no hay base para ese extremo y considera que las alegaciones del Departamento de Servicios Financieros son ¡°desproporcionadas¡± y el proceso ¡°inconsistente¡± con investigaciones similares. Y revel¨® que llevaba un a?o en discusiones con Washington para tratar de aclarar y dar carpetazo al asunto. De hecho, la acci¨®n de Lawsky no sent¨® bien en la capital de EE UU.
Londres teme que Estados Unidos quiera reforzarse como capital financiera
El Tesoro estaba tratando de determinar cu¨¢ntas de esas transacciones estaban sujetas al r¨¦gimen de sanciones y si algunas est¨¢n vinculadas a organizaciones terroristas o para financiar el programa nuclear iran¨ª.
En el centro de la investigaci¨®n est¨¢n las transacciones en U-turn, o de media vuelta. El dinero que va a parar a clientes iran¨ªes era canalizado y autorizado por la oficina de Standard Chartered en Nueva York, pero nunca ten¨ªa origen o destino en un banco en Ir¨¢n. Se utilizaba para ello entidades extranjeras.
Ir¨¢n est¨¢ sujeto a sanciones econ¨®micas desde 1979, pero este tipo de transferencias no se prohibieron hasta finales de 2008 para evitar que Teher¨¢n usase esa v¨ªa para financiar sus ambiciones nucleares. Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha criticado la falta de coordinaci¨®n.
StanChat indic¨® que el 99,9% de las transacciones que realiz¨® con clientes iran¨ªes entre 2001 y 2007 eran del tipo U-turn y no estaban sujetas a sanciones.
El supervisor bancario en Nueva York dice que actu¨® por impaciencia, al ver que los reguladores federales no avanzaban tras dos a?os de investigaci¨®n, en la que tambi¨¦n participan la Reserva Federal, el Departamento de Justicia, el FBI y la fiscal¨ªa general en Manhattan. Sorprendi¨® a todo el mundo con el pie cambiado a ambas orillas del Atl¨¢ntico.
Las acusaciones castigan de nuevo la imagen de la banca brit¨¢nica
La maniobra de Lawsky est¨¢ siendo muy criticada en Reino Unido, donde no ganan para disgustos con la City. No hace ni un mes que el regulador en EE UU mult¨® a Barclays con 360 millones por manipular el tipo que se aplica a los pr¨¦stamos entre bancos (l¨ªbor). Londres tambi¨¦n le sancion¨®. Unos d¨ªas antes un informe del Senado norteamericano acus¨® a HSBC de participar en labores de lavado de dinero por parte de los carteles de la droga en M¨¦xico y del tr¨¢fico de armas.
El laborista John Mann teme que haya una actitud antibrit¨¢nica por parte de reguladores y pol¨ªticos estadounidenses, para reforzar el predominio de Nueva York como capital financiera. Amenaza que tambi¨¦n ve el alcalde londinense, Boris Johnson. Y, en cierta medida, es el prop¨®sito que se fij¨® Andrew Cuomo cuando se hizo con el puesto de gobernador para reforzar la regi¨®n tras le hecatombe de Lehman Brothers.
Ante el riesgo de que se mine la relaci¨®n con Londres, los reguladores en Washington intentan coordinar la acci¨®n con Nueva York antes de la audiencia prevista con la entidad el mi¨¦rcoles. Se especula con que la sanci¨®n podr¨ªa llegar a 700 millones, por encima de los 619 millones que se impuso al holand¨¦s ING en una investigaci¨®n similar. Est¨¢ por ver es si StanChat utiliza la descoordinaci¨®n entre los reguladores como argumento para rebajarla.
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