Fiat, un pie en Italia y otro en Brasil
El consejero delegado de la firma de autom¨®viles, Sergio Marchionne, supedita su permanencia en Italia a las ayudas gubernamentales
Fiat, de nuevo, tiene en vilo a Italia. Durante m¨¢s de una semana, el Gobierno t¨¦cnico de Mario Monti intent¨® en vano obtener una respuesta sobre los planes de la empresa, despu¨¦s de que se supiera que su proyecto para invertir 20.000 millones de euros hasta 2014 hab¨ªa quedado descartado. Sergio Marchionne, el consejero delegado, guardaba silencio en su despacho de Detroit, mientras los 20.000 trabajadores del grupo automovil¨ªstico fundado en Tur¨ªn hace un siglo se tem¨ªan lo peor. Al tiempo que la pol¨¦mica crec¨ªa en Italia ¡ªcondimentada por unas declaraciones explosivas del due?o de Tod's en las que mandaba a la familia Agnelli a esquiar¡ª, Marchionne aprovech¨® un viaje a Brasil del ministro italiano de Desarrollo Econ¨®mico, Corrado Passera, para recordarle que de los 2.300 millones de euros que Fiat invertir¨¢ en su nueva f¨¢brica del Estado brasile?o de Pernambuco, el 85% tendr¨¢ financiaci¨®n p¨²blica. ¡°Al ministro no se le pasar¨¢ por alto¡±, dijo el jefe de Fiat, ¡°que el Gobierno brasile?o presta especial atenci¨®n a los problemas de la industria del autom¨®vil¡±. Dos d¨ªas despu¨¦s, Marchionne se sentaba frente a Monti en Roma.
De la reuni¨®n, que se celebr¨® durante cinco horas en la sede del Gobierno, no sali¨® nada en claro. O al menos nada que se hiciera p¨²blico. Marchionne ¡ªque acudi¨® acompa?ado por John Elkann, nieto de Giovanni Agnelli (fallecido en 2003)¡ª pact¨® con Monti la creaci¨®n de un grupo de trabajo y la entrega a la prensa de un buen titular: ¡°Fiat se quedar¨¢ en Italia¡±. Pero ni uno ni otro dijeron a qu¨¦ preci¨®.
A nadie se le escapa que esa es la pregunta clave: ?cu¨¢nto dinero est¨¢ dispuesto a poner el Estado italiano para que la firma emblem¨¢tica no empiece a cerrar f¨¢bricas y a despedir trabajadores? El problema es que si el Gobierno de Monti se aviniese a alg¨²n tipo de factor, la cola de peticiones a la puerta del palacio Chigi llegar¨ªa hasta el Coliseo. Huelga decir que Fiat no es la ¨²nica empresa en crisis en Italia, sino un eslab¨®n m¨¢s de una gruesa cadena formada por Ilva y Alcoa (sector sider¨²rgico), Parmalat (alimentario), Carbosulcis (energ¨ªa)¡ La recesi¨®n que no conoce l¨ªmites al tiempo que las redes de seguridad de los trabajadores son cada vez m¨¢s d¨¦biles en virtud de la reforma puesta en marcha por Monti para satisfacer las exigencias de Europa.
Si Monti cede dinero p¨²blico, le llover¨¢n las peticiones de otros sectores
Seg¨²n Fiat, el plan es volcarse en la exportaci¨®n a la espera de que Europa salga de la crisis y los europeos vuelvan a replantearse la posibilidad de estrenar un Panda. Fiat, seg¨²n el comunicado pactado con el Gobierno, ¡°quiere reorientar el modelo de negocio para primar la exportaci¨®n, en particular la extraeuropea¡±. El caso es que, hoy por hoy, seg¨²n confi¨® el jefe de Fiat en una entrevista a Ezio Mauro, director del diario La Repubblica, el futuro no est¨¢ aqu¨ª: ¡°Fiat est¨¢ acumulando p¨¦rdidas de 700 millones de euros en Europa. Nuestro mercado automovil¨ªstico est¨¢ agonizando, pero mantendremos Fiat en Italia con las ganancias conseguidas en el extranjero¡±. Ezio Mauro le pregunt¨® hasta qu¨¦ punto no era responsabilidad suya el deterioro continuo del grupo en Italia: ¡°El miedo es que usted est¨¦ huyendo, doctor Marchionne: baja inversi¨®n, ning¨²n producto nuevo. ?No est¨¢ dejando morir una empresa que tiene m¨¢s de 100 a?os de vida?¡±. El consejero delegado respondi¨® con unos datos de cat¨¢strofe. La venta de autom¨®viles ha descendido hasta situarse en los par¨¢metros de los a?os sesenta. ¡°Hemos perdido de golpe 40 a?os. La gente no tiene dinero para comprar coches y no sirve de nada que hagamos modelos nuevos¡±, contest¨® el directivo.
La marca tendr¨¢ apoyo estatal para su enorme inversi¨®n en Pernambuco
Tenga raz¨®n o no, las quejas en clave dram¨¢tica de Sergio Marchionne son vistas en el pa¨ªs como el preludio de una petici¨®n en firme de ayuda econ¨®mica al Gobierno. Y hay quien, como el l¨ªder del centro, Pierferdinando Casini, prefiere anticipar un no rotundo: ¡°Italia ya ha dado a Fiat todo lo que deb¨ªa. Ahora debe ser la empresa quien responda al compromiso contra¨ªdo con el pa¨ªs y con los trabajadores¡±.
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