¡°Antes del Nobel ya era arrogante¡±
El economista desmiente que tenga en su casa un altarcillo dedicado a Keynes
Pregunta. ?No es pesad¨ªsimo ser gur¨²?
Respuesta. S¨ª. Mi mujer y yo acabamos de pasar diez d¨ªas en Inglaterra sin que nadie supi¨¦ramos d¨®nde est¨¢bamos, y para que a nadie se e ocurriera pedirme un comentario sobre nada.
P. ?Es el enfant t¨¦rrible de la econom¨ªa?
R. Tengo 59 a?os. Estoy ya en una edad mediana, incluso madurita. O sea que espero que ya nadie piense que soy un enfant t¨¦rrible.
P. Dedic¨® su ¨²ltimo libro a los parados. ?No le agradecer¨ªan m¨¢s una peque?a aportaci¨®n econ¨®mica, un detallito?
R. Bueno, hago lo m¨ªo, pago mis impuestos, doy para obras de caridad, y la dedicatoria es para gente que yo conozco que no tiene trabajo.
P. ?Se le ha subido el Nobel a la cabeza?
R. Antes del premio ya era arrogante. Espero no serlo a¨²n m¨¢s.
P. ¡°Gente como yo, que tal vez no hayamos acertado siempre, hemos acumulado un espl¨¦ndido historial durante los ¨²ltimos cinco a?os¡±. Pues veo cero problemas de autoestima.
R. Pero yo estaba hablando de una escuela de pensamiento, no de m¨ª. De todo un grupo, unos veinte, y lo que digo es que mi teor¨ªa es certera, el pensamiento es el correcto, no que yo sea el m¨¢s listo de la clase.
P. La introducci¨®n de su libro dice: ¡°Y ahora, ?qu¨¦ hacemos?¡± ?Me aconseja leerlo o ir a una echadora de cartas para que me lo aclare?
R. Quiero pensar que yo s¨¦ m¨¢s que ella, aunque depende de la se?ora a la que vaya.. Pero en el libro argumento mi tesis. Y quiero a?adir que odio el argumento de autoridad, que la gente se crea superior por haber obtenido un premio.
Perfil
A sus 59 a?os, dice que ¨¦l, seg¨²n par¨¢metros europeos, ser¨ªa socialdem¨®crata, ¡°lo m¨¢s a la izquierda que se puede ser en Estados Unidos sin salirse del mapa¡±. No se pasa el d¨ªa elaborando teor¨ªas econ¨®micas, avisa. Descansa mucho, ve la tele y lee novelas ¡°que no tienen que ver con la actualidad¡±. Todos los a?os hace con su mujer un viaje en bicicleta por Italia, Francia, Inglaterra. Les encanta, afirma, descubrir los pueblos peque?os.
P. Creo que destaca por su capacidad de predicci¨®n. No me voy de aqu¨ª sin que me d¨¦ una fecha para salir de esto.
R. En Europa, desde luego, la toma de decisiones es cuesti¨®n de meses, no m¨¢s. Ahora, por d¨®nde ir¨¢n los tiros no se lo s¨¦ decir.
P. Pues creo que deber¨ªa cambiar de bola de cristal.
R. Bien [r¨ªe]. Si quiere una predicci¨®n detallada, entonces s¨ª es mejor que vaya a la se?ora que le echa las cartas.
P. Fue consejero econ¨®mico de Reagan. Algo le tocar¨¢ de su culpa.
R. S¨ª, aquello fue bastante divertido. Yo, funcionario de alto nivel, con tarea m¨¢s bien burocr¨¢tica, era ya conocido como dem¨®crata, y me encargaba de la asesor¨ªa econ¨®mica internacional. Trabajaba conmigo Larry Summers, tambi¨¦n dem¨®crata identificado, que llevaba la econom¨ªa nacional. Era gracioso. Dem¨®cratas ambos.
P. Pues yo cre¨ªa que sus cr¨ªticas al neoliberalismo eran para hacerse perdonar esa etapa.
R. Bueno, no he cambiado mucho desde entonces. Lo que s¨ª demuestra esto es que el mundo econ¨®mico en Estados Unidos es un pa?uelo, porque Larry Summers y yo nos conocemos desde 1982 y tenemos desde siempre una rivalidad amistosa.
P. ?Merkel es la bruja del cuento?
R. Yo creo que ella no importa para nada. Hace lo que har¨ªa cualquier canciller alem¨¢n. El problema no es Merkel, sino Alemania.
P. ?Y tiene m¨¢s peligro ella o el BCE?
R. Bueno, yo tengo m¨¢s esperanzas en el Banco Central Europeo, en que llegue a ser m¨¢s flexible y de m¨¢s ayuda. Conozco a Draghi desde que era estudiante en el MIT.
P. Ha dicho que Espa?a necesita menos austeridad y m¨¢s crecimiento. ?Por qu¨¦ no invita a un caf¨¦ a Rajoy y se lo cuenta?
R. ?l no puede hacer mucho, Puede relajar un poco la pol¨ªtica de recortes. Pero la respuesta la tiene Merkel.
P. ?Defiende que la inflaci¨®n es la ¨²ltima playa?
R. No es que sea la ¨²ltima playa. Europa necesita inflaci¨®n. Espa?a, no. Lo que necesita es que la tenga Alemania.
P. ?Tiene en su casa un altarcillo dedicado a Keynes?
R. La gente sigue diciendo esto de m¨ª, pero no dedico culto a Keynes. Era una mente brillante que dijo cosas muy acertadas, y escrib¨ªa muy bien. Pero tambi¨¦n pienso que se equivoc¨® en otras cosas.
P. ?Hay alg¨²n planeta del sistema solar especialmente nocivo para la econom¨ªa?
R. Algunas personas piensan que la astrolog¨ªa es mejor ciencia que la econom¨ªa, pero yo no lo s¨¦, porque ni siquiera conozco mi signo astral.
P. Si yo ahora le confiara 3.000 euros, ?qu¨¦ har¨ªa con ellos?
R. No veo ninguna inversi¨®n demasiado segura. Mi mujer y yo somos muy precavidos a la hora de las inversiones. No soy buen consejero.
P. Si se pone as¨ª, igual me voy de compras.
R. Tal vez, si le gusta y lo disfruta...
P. ?Tiene preparadas ya dos monedas para que, cuando muera, Caronte le pase en barca al otro lado, como a los cl¨¢sicos?
R. No conozco esa costumbre. [A falta de monedas, saca dos tarjetas de cr¨¦dito, sin que Caronte le pida el pin].
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