"Mezclados y agitados", c¨®ctel de escritores y alcohol para leer con gintonic
Vi¨¦rtase en una coctelera una parte de escritores alcoh¨®licos, bebedores sociales y abstemios; otra del rol que la bebida juega en sus obras, y una m¨¢s de recetas de c¨®cteles. El resultado es "Mezclados y agitados", un libro que su autor recomienda leer tomando "un whisky con hielo o un gintonic".
Un total de 39 escritores -hubo un cuadrag¨¦simo que se qued¨® fuera "por petici¨®n propia", explica a Efe el autor, Antonio Jim¨¦nez Morato-, otros tantos c¨®cteles, y an¨¦cdotas sobre la vida de los autores y su obra en relaci¨®n con las bebidas alcoh¨®licas componen "Mezclados y agitados" (Debolsillo).
"No he tratado de crear una n¨®mina de escritores aficionados al alcohol o con problemas de alcoholemia", subraya Jim¨¦nez Morato, quien opina que la creaci¨®n literaria "no est¨¢ m¨¢s relacionada con el alcohol que el resto de las labores del ser humano", si bien como droga "potencia la creatividad porque desinhibe nuestras mentes".
As¨ª debieron de pensar Djuna Barnes (1892-1982), que escribi¨® "El bosque de la noche" a golpe de alcohol en un palacete que lleg¨® a llamarse "hangover hall" (mansi¨®n de la resaca), o Charles Baudelaire (1821-1867), un amante del "hada verde" (absenta) como todos los bohemios o poetas malditos de su generaci¨®n.
A algunos la afici¨®n se les fue de las manos, como a Truman Capote (1924-1984), quien no escondi¨® su adicci¨®n al alcohol y defini¨® su profesi¨®n como "un largo paseo entre copas"; Raymond Carver (1938-1988), cuyo alcoholismo le cre¨® "mucho sufrimiento"; John Cheever (1912-1984) para quien el alcohol fue "una obsesi¨®n" o Raymond Chandler (1888-1959).
Otros se encuadran en la categor¨ªa de bebedores sociales, como Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (1927), Juan Garc¨ªa Hortelano (1928-1992), Jaime Gil de Biedma (1929-1990) o Juan Mars¨¦ (1933), mientras que otros son abstemios "o, al menos, no beben en p¨²blico", caso de Javier Tomeo (1932).
El libro muestra adem¨¢s el protagonismo que la bebida o las tabernas han tenido en sus obras literarias. As¨ª, "en casi todas las novelas y en muchos de los cuentos" de Mario Vargas Llosa (1936), aparecen bares, hasta el punto de que su libro "Conversaci¨®n en La Catedral" toma el nombre de uno de ellos.
Tambi¨¦n Mirko Laver (1947) se presenta con un gran captador de la vida de los bares de Per¨², o Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n (1939-2003), el ¨²nico de todos los autores invitados a esta "fiesta" -como define Jim¨¦nez Morato su libro- que escribi¨® una obra sobre la bebida, "Beber o no beber", aparte de las lecciones gastron¨®micas y vin¨ªcolas que transmiti¨® a trav¨¦s de su personaje Pepe Carvalho.
A cada uno de ellos le adjudica un c¨®ctel, describe su historia y explica su receta, por lo que el lector tambi¨¦n puede degustar sus p¨¢ginas marid¨¢ndolas con un B-52, un bellini, un manhattan, un old fahsioned o un tequila macho.
Jim¨¦nez Morato (Madrid 1976), que asegura que no se emborracha "a diario, ni siquiera semanalmente", ha compartido copas con algunos de estos colegas porque son amigos pero, citando a David Foster Wallace, no recomienda "a nadie que se vaya de copas con un escritor por el hecho de que lo admire", ya que puede salir decepcionado.
"De los que est¨¢n en el libro que no conozco hay uno que me gustar¨ªa conocer, Juan Mars¨¦, porque pienso que no me decepcionar¨ªa en persona, no destrozar¨ªa la imagen que tengo de ¨¦l. Me pensar¨ªa mucho irme de copas con Vargas Llosa, en el caso remoto de que ¨¦l me invitase", apunta.
El autor, que se cataloga como "bebedor social", asegura que el alcohol "no ha participado en la escritura" de esta obra, aunque s¨ª se ha forjado "entre copas, con conversaciones en barras de bar, donde han salido muchos nombres, muchas ideas".
"Alguna vez he bebido alcohol mientras escrib¨ªa, s¨ª, pero en muy raras ocasiones. Y jam¨¢s he llegado a la ebriedad. No soy Faulkner o Claudio Rodr¨ªguez, visto lo visto", a?ade.
En lugar de con fotograf¨ªas, los distintos escritores se presentan con magn¨ªficas ilustraciones de Aurelio Lorenzo P¨¦rez (Madrid, 1974), para "ir un poco m¨¢s all¨¢ del servil retrato en las ilustraciones, del mismo modo que se ha hecho en los textos", se?ala el autor.
Y para que no queden dudas, Jim¨¦nez Morato evoca a ?lvaro Mutis -que cre¨® su propio c¨®ctel y lo bautiz¨® con el nombre de su alter ego po¨¦tico, Maqroll- con su recomendaci¨®n de "nunca beber para emborracharse".
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