Recetas canadienses para la libra
Mark Carney ser¨¢ el primer extranjero que dirija el Banco de Inglaterra
El anuncio de que el actual gobernador del Banco de Canad¨¢, Mark Carney, estar¨¢ desde julio pr¨®ximo al frente del Banco de Inglaterra ha provocado un aluvi¨®n de opiniones sobre el significado de un cambio tan espectacular. Los brit¨¢nicos parecen verle como un mes¨ªas que va a traer a la vieja metr¨®poli la estabilidad de la que ha gozado en esta crisis financiera la que fuera colonia brit¨¢nica. Pero no han faltado consejos al reci¨¦n llegado: desde que viaje por todo el pa¨ªs para que sus decisiones no se queden atrapadas en la influencia de la burbuja de la City de Londres hasta que no lea la prensa y no se f¨ªe del Tesoro porque, cuando vengan los malos tiempos, los que ahora le encumbran ser¨¢n los primeros en arrastrarle por el barro.
El gobernador del Banco de Canad¨¢ acept¨® el cargo tras una subida de sueldo
En todo caso, la elecci¨®n de Carney supone un hito para el Banco de Inglaterra, una instituci¨®n tres veces centenaria. Tan vieja ya, que a veces parece apolillada. Ser¨¢ la primera vez que la dirija un extranjero, aunque ha habido ya estadounidenses en el Comit¨¦ de Pol¨ªtica Monetaria, y Carney, que despu¨¦s de graduarse en Harvard complet¨® sus estudios en Oxford y conoci¨® ah¨ª a su mujer inglesa, Diana, piensa adoptar la doble nacionalidad.
El fichaje de Mark Carney ha sido interpretado como la c¨²spide del imperio de la meritocracia en Gran Breta?a. En gran medida lo es, aunque su nombramiento es en realidad una designaci¨®n a dedo, algo que, por una vez, parece compatible con el perfil de candidato ideal. Meses atr¨¢s, el canadiense no estaba en principio interesado en el empleo por varias razones: poco dinero, demasiado tiempo (el mandato oficial es de ocho a?os), su mujer inglesa no ten¨ªa especial inter¨¦s en volver a la madre patria, la adaptaci¨®n de las ni?as a una urbe como Londres viniendo de la buc¨®lica Ottawa¡ Cuando el Financial Times public¨® en abril que era el candidato favorito del canciller del Exchequer (ministro del Tesoro), George Osborne, ¨¦l desminti¨® cualquier posibilidad de mudarse de banco central. Y reiter¨® la negativa semanas atr¨¢s. Por eso sorprendi¨® tanto el anuncio de su llegada.
M¨¢s sueldo y menos mandato
?Minti¨® al negar su nombramiento? Unos dicen que s¨ª, pero que se trat¨® de una mentira piadosa, dada la hipersensibilidad del mundo de las finanzas y sus responsabilidades como gobernador del Banco de Canad¨¢. Otros creen que no lleg¨® a mentir, ya que Osborne en realidad no le convenci¨® hasta el ¨²ltimo momento, mucho despu¨¦s de que el 7 de octubre acabara oficialmente el plazo de presentaci¨®n de candidaturas. El responsable del Tesoro logr¨® el ¡°s¨ª quiero¡± de Carney recortando el mandato de ocho a?os a cinco, poni¨¦ndole casa en Londres y aument¨¢ndole sustancialmente el sueldo: frente a las 305.000 libras anuales del gobernador saliente (378.400 euros aproximadamente), Mervyn King, Carney pasar¨¢ a ganar 480.000 (595.500 euros), adem¨¢s de un 30% adicional como contribuci¨®n a su fondo de pensiones.
Estudi¨® en Oxford, trabaj¨® para Goldman Sachs y su mujer es inglesa
El nuevo gobernador empezar¨¢ su mandato el pr¨®ximo 1 de julio, que casualmente es el D¨ªa de Canad¨¢. Mark Carney llegar¨¢ no solo con el bagaje de una educaci¨®n impecable, sino con 13 a?os de experiencia en la banca privada con Goldman Sachs en Londres, Tokio, Nueva York y Toronto; su conocimiento de los mecanismos de un banco central como gobernador del de Canad¨¢ desde 2008 (y, antes, subgobernador entre 3003 y 2004) y las fianzas p¨²blicas en su etapa en el Departamento de Finanzas canadiense (de 2004 a 2007); am¨¦n de su cargo simult¨¢neo de presidente del Consejo de Estabilidad Financiera, con sede en Basilea, desde que en noviembre de 2011 Mario Draghi ocup¨® la presidencia del Banco Central Europeo. Un cargo que quiere mantener.
La gesti¨®n en Canad¨¢, su aval
Carney llega con la aureola de haber pilotado por aguas tranquilas la pol¨ªtica monetaria canadiense durante la crisis financiera (aunque no falta quien subraya que el m¨¦rito no es solo suyo) y el prestigio de haberse adelantado a esa crisis, al ser el primer banquero central que anunci¨® un largo periodo de tipos bajos y el primero en cambiar de direcci¨®n y empezar a subirlos. Como prueba de su fuerte personalidad, m¨¢s cercana a la de un pol¨ªtico que a la de un banquero, se cita su enfrentamiento el a?o pasado en Washington con el patr¨®n de JP Morgan, Jamie Dimon, que se resist¨ªa a las nuevas regulaciones bancarias.
Es de los que creen que los bonus han de estar vinculados al rendimiento a largo plazo; que la comunicaci¨®n es una herramienta esencial, sobre todo en tiempos de crisis; que la banca ha de acumular suficiente capital pero sin cargar con m¨¢s del necesario; que las compa?¨ªas occidentales han de aprovechar la creciente demanda de los mercados emergentes o, como declar¨® hace unas semanas, que ¡°tenemos que afrontar de una vez por todas la injusticia de un sistema que privatiza los beneficios y socializa las p¨¦rdidas; al devolver el capitalismo a los capitalistas, aumentar¨¢ la disciplina en el sistema y, al mismo tiempo, se reducir¨¢n los riesgos sist¨¦micos¡±. Un poco tarde para Reino Unido, donde dos de sus grandes bancos est¨¢n bajo control de capital p¨²blico desde la crisis.
Medios y analistas coinciden en destacar que venir de fuera le dar¨¢ mayor perspectiva para reformar el funcionamiento del Banco de Inglaterra. Su tarea m¨¢s delicada ser¨¢, de entrada, poner en marcha el poderoso Comit¨¦ de Pol¨ªtica Financiera (FPC), el organismo que recuperar¨¢ para el banco emisor las competencias de control de la banca que los laboristas desgajaron en su d¨ªa al crear la Autoridad de Servicios Financieros.
Hay divisi¨®n de opiniones, sin embargo, sobre si la llegada de Mark Carney es un s¨ªmbolo de mayor independencia frente al Gobierno, o el hecho de que haya acabado siendo un fichaje de George Osborne, es m¨¢s bien un aviso al Banco de Inglaterra de que, a la hora de la verdad, el Tesoro es el que manda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.