La traves¨ªa del desierto
Hace 18 meses me tom¨¦ unas largas vacaciones de estas p¨¢ginas, tras una d¨¦cada pr¨¢cticamente ininterrumpida de colaboraciones. La situaci¨®n entonces era preocupante: la prima de riesgo en Italia se estaba disparando a ra¨ªz de los problemas pol¨ªticos de Berlusconi. Espa?a todav¨ªa se comparaba de manera favorable, y el diferencial italiano estaba casi 100 puntos por encima del espa?ol. Los dirigentes europeos segu¨ªan con sus batallas pol¨ªticas dom¨¦sticas y no ofrec¨ªan una soluci¨®n convincente a la crisis del euro. Espa?a presentaba el panorama t¨ªpico de un pa¨ªs sumido en una crisis estructural: falta de acuerdo pol¨ªtico sobre el camino a seguir para resolver los problemas; falsa confianza tanto en el Gobierno como en la oposici¨®n y los agentes sociales de que el problema era tan solo coyuntural; juego electoral con el objetivo de ganar votos, no de resolver la crisis, y acoso persistente de los analistas y los mercados con previsiones siempre mucho m¨¢s pesimistas que las previsiones de la clase pol¨ªtica.
Un a?o y medio m¨¢s tarde, la pel¨ªcula de los hechos, por desgracia, responde a la evoluci¨®n t¨ªpica de esos casos: la situaci¨®n se deteriora, las medidas adoptadas son insuficientes ya que asusta el coste pol¨ªtico de las mismas, las elecciones castigan al Gobierno y dan a la oposici¨®n una victoria aplastante, el nuevo Gobierno confunde el an¨¢lisis y el mandato que le dan las urnas y, convencido de que todo era culpa de los anteriores y que con su presencia basta, antepone desde el principio la pol¨ªtica dom¨¦stica a la gesti¨®n de la crisis, sin entender la gravedad de la situaci¨®n. La crisis se deteriora, la luna de miel del nuevo Gobierno se evapora de manera casi instant¨¢nea, la influencia en Europa cae en picado y el pa¨ªs se enfrenta a una cuesta arriba cada vez m¨¢s empinada.
La gran diferencia entre una crisis coyuntural y una crisis estructural es que las crisis coyunturales normalmente se resuelven sin costes pol¨ªticos ¡ªlas bajadas de tipos, rebajas de impuestos o est¨ªmulos fiscales raramente generan discrepancias¡ª, mientras que las crisis estructurales suponen la reducci¨®n significativa de capacidad en algunos sectores econ¨®micos ¡ªcomo la vivienda o el sistema bancario¡ª, con ganadores y perdedores y adopci¨®n de medidas impopulares. La mayor¨ªa de lo que hemos visto en los ¨²ltimos 18 meses ¡ªlos cambios repentinos de pol¨ªticas, las sorpresas postelectorales, los retrasos inexplicables en la aplicaci¨®n de algunas medidas, las locuras independentistas¡ª responden a este patr¨®n de minimizar el coste pol¨ªtico de la resoluci¨®n de la crisis, de alto coste para los ciudadanos.
Este patr¨®n no es exclusivo de Espa?a, aunque por desgracia nos hayamos convertido en un muy buen ejemplo. La reticencia alemana a adoptar las medidas necesarias en Europa, como la creaci¨®n de eurobonos, responde a las necesidades electorales de la coalici¨®n gobernante. En EE UU, el triste espect¨¢culo del l¨ªmite de la deuda y el abismo fiscal, que cada varios meses llevan al pa¨ªs al borde del colapso y la recesi¨®n, es un ejemplo muy claro de la primac¨ªa de la pol¨ªtica sobre la eficiencia.
El secreto es que Espa?a abandone la miop¨ªa pol¨ªtica y aproveche la probable mejora de las circunstancias externas
El panorama para 2013 hay que analizarlo bajo este prisma pol¨ªtico. La ausencia de elecciones importantes en Espa?a hace esperar que se puedan adoptar, finalmente, las medidas necesarias sin tener un ojo en el calendario electoral. Por otro lado, las elecciones italianas en febrero ser¨¢n una fuente potencial de incertidumbre y las elecciones alemanas de septiembre impedir¨¢n que se pueda avanzar de manera concluyente en la mejora de las instituciones de la Uni¨®n Europea. La extensi¨®n del techo de la deuda en EE UU en marzo seguramente generar¨¢ otro episodio de alta volatilidad.
Las crisis estructurales tienen otra caracter¨ªstica: a diferencia de las crisis c¨ªclicas, donde la composici¨®n sectorial de la econom¨ªa apenas var¨ªa, en las crisis estructurales se genera una rotaci¨®n de sectores que no acontece de manera sincronizada; es decir, los sectores que tienen que disminuir de tama?o normalmente se encogen m¨¢s r¨¢pidamente que los sectores que ocupan su lugar, y el crecimiento potencial se reduce. En el caso espa?ol, la mejora del sector exterior no ha sido suficiente para compensar la dr¨¢stica reducci¨®n de los sectores de la construcci¨®n y financiero, y el paro de larga duraci¨®n que genera se puede convertir en permanente. Esto implica que desde el momento en que se toca fondo hasta que se empieza a ver la luz hay normalmente un largo periodo de traves¨ªa en el desierto dif¨ªcil de gestionar, ya que las expectativas se deterioran ante la aparente falta de efectividad de las medidas adoptadas y la ausencia de un claro futuro alternativo, entre otras cosas porque los Gobiernos raramente explican a la poblaci¨®n que retornar al pasado es imposible porque era insostenible.
La sorpresa global de 2013 puede ser del lado positivo, ya que hay varias econom¨ªas, sobre todo la de EE UU, que han avanzado mucho en su ajuste. Problemas fiscales aparte, el sector inmobiliario estadounidense ha comenzado ya a repuntar, las familias ya han completado el desapalancamiento, el sector manufacturero ha mejorado su competitividad con moderaci¨®n salarial y est¨¢ empezando a necesitar inversi¨®n y empleo para aumentar la capacidad productiva. China ha completado la transici¨®n pol¨ªtica y re¨²ne las condiciones necesarias para iniciar otro ciclo expansivo, aunque m¨¢s suave que los anteriores ya que su sector inmobiliario est¨¢ todav¨ªa bastante recalentado. El nuevo Gobierno japon¨¦s ha adoptado una pol¨ªtica de expansi¨®n, tanto fiscal como monetaria, con el objetivo de acabar con la persistente deflaci¨®n. Los mercados emergentes gozan de capacidad de maniobra para apoyar el ciclo. Los inversores est¨¢n empezando a creer un poco m¨¢s en Europa. Y las autoridades monetarias de los principales pa¨ªses ¡ªcon la ya t¨ªpica excepci¨®n del BCE¡ª parecen decididas a estimular la demanda y permitir que el crecimiento se acelere ante la ausencia de tensiones inflacionistas.
El secreto para que la traves¨ªa del desierto en Espa?a sea lo menos dolorosa posible es que se abandone la miop¨ªa pol¨ªtica dom¨¦stica, no se cometan m¨¢s errores, y se pueda aprovechar la probable mejora de las circunstancias externas. Dos ideas: una auditor¨ªa independiente del gasto p¨²blico espa?ol, central y regional, para eliminar ineficiencias y as¨ª poder moderar los ajustes fiscales futuros; y un estudio independiente y p¨²blico sobre las mejores pr¨¢cticas mundiales del federalismo fiscal (la relaci¨®n fiscal entre Gobiernos centrales y regiones), para poder tener un di¨¢logo sensato, y no politizado, sobre la estructura financiera del Estado espa?ol. Aumentar la informaci¨®n de los ciudadanos con estudios independientes, como se hace en muchos pa¨ªses desarrollados, mejora el control sobre los gobernantes. Y eso solo puede ser positivo.
?ngel Ubide es senior fellow del Peterson Institute for International Economics en Washington.
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