Los funcionarios en Espa?a: muchos mitos y poco pensamiento estrat¨¦gico
Lo que necesita nuestra Administraci¨®n son reformas que eviten solapamientos e ineficiencias
?Existen demasiados empleados p¨²blicos en Espa?a? La respuesta a esta pregunta debe partir de la comparaci¨®n con otros pa¨ªses de nuestro entorno. En Espa?a finalizamos 2012 con un empleo p¨²blico equivalente al 12,7% de la poblaci¨®n activa; y bajando en picado, fruto de los procesos de ajuste en municipios y Administraciones auton¨®micas. Probablemente acabemos 2013 cerca del 12%. La media de los pa¨ªses de la OCDE se sit¨²a en el entorno del 15% desde hace una d¨¦cada. Reino Unido, Francia, Italia, Canad¨¢, Estados Unidos o los pa¨ªses n¨®rdicos se encuentran con ratios claramente superiores a Espa?a. Y no hay que perder de vista que en nuestro pa¨ªs la provisi¨®n de sanidad y educaci¨®n por funcionarios es la norma. Lo que en otros pa¨ªses est¨¢ privatizado, aqu¨ª se realiza por organizaciones de car¨¢cter p¨²blico, desde centros universitarios hasta hospitales.
?Suponen los empleados p¨²blicos un coste insoportable para la econom¨ªa espa?ola? De nuevo, vayamos a las cifras. Seg¨²n la OCDE, en 2010 los gastos de personal en el conjunto de los pa¨ªses miembros equival¨ªan al 11,3% de su PIB. Espa?a estaba ligeramente por encima (11,9%). No obstante, las cosas han cambiado sustancialmente desde entonces. Las sucesivas rebajas salariales y fuertes reducciones de efectivos desde finales de 2011 est¨¢n haciendo caer muy r¨¢pidamente esta cifra. Seg¨²n las previsiones hechas p¨²blicas por el Gobierno, en 2013 nos situaremos en el 10,3%, para acabar 2014 en el 9,6% del PIB. Aunque otros pa¨ªses est¨¢n ajustando a la baja, pocos lo est¨¢n haciendo al ritmo de Espa?a.
?Trabajan poco los empleados p¨²blicos espa?oles? En este caso, las cifras disponibles est¨¢n sujetas a un mayor margen de error y hay que moverse con m¨¢s prudencia en las comparaciones internacionales. Con estas cautelas en mente, cuando cotejamos Espa?a con los pa¨ªses de la OCDE, los an¨¢lisis destacan una jornada semanal ligeramente inferior a la media y, sobre todo, el elevado n¨²mero de d¨ªas festivos aparte de las vacaciones; si bien en este caso esto es aplicable igual a los trabajadores del sector privado. Las reducciones de d¨ªas de libre disposici¨®n y las ampliaciones horarias aprobadas en los ¨²ltimos meses van a hacer converger el n¨²mero de horas efectivas de trabajo de los empleados p¨²blicos hacia la media de los pa¨ªses de la OCDE en 2013. Finalmente, sobre el absentismo laboral sabemos poco con certeza. Aparentemente, el problema es m¨¢s grave en Espa?a que en el conjunto de la OCDE y m¨¢s intenso en el sector p¨²blico que en el privado; si bien desde 2011, y seg¨²n las encuestas del INE, esta diferencia se est¨¢ difuminando.
Lo malo es que la mayor parte de las discusiones se agotan aqu¨ª, en la mitolog¨ªa; incluso las protagonizadas por personas que en principio nos deber¨ªan liderar y ofrecer soluciones y estrategias. Porque lo que verdaderamente necesita nuestra Administraci¨®n no es adelgazamiento y vilipendio. Lo que necesita son reformas que eviten solapamientos competenciales y tama?os administrativos ineficientes, como el de numerosos municipios; que simplifiquen la reglamentaci¨®n procelosa y lenta: hay que pensar m¨¢s en los administrados; que reciclen e incentiven a sus recursos humanos; que permitan organizar los medios disponibles con mayor libertad y eficiencia, dando m¨¢s responsabilidad y poder a quienes est¨¢n al frente de los departamentos; que revisen los sistemas retributivos, como se viene haciendo en otros pa¨ªses desde hace tiempo y en algunas agencias espa?olas que funcionan bien; etc¨¦tera.
En definitiva, hay que reformar la Administraci¨®n p¨²blica desde el conocimiento fundado y respetuoso de sus deficiencias e iluminados por experiencias internacionales que est¨¢n funcionando.
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