La necesaria uni¨®n bancaria europea
La integraci¨®n no funcionar¨¢ sin un sistema de resoluci¨®n y un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos
Desde la creaci¨®n de la Uni¨®n Monetaria, era sobradamente sabido que no podr¨ªa funcionar sin una cierta uni¨®n fiscal para hacer frente a los llamados choques asim¨¦tricos,es decir, a aquellos que afectan a uno o varios de sus Estados miembros, pero no al resto. Pero no se hizo caso alguno.
Ahora, varios Estados perif¨¦ricos han sufrido dicho choque, pero sigue rechaz¨¢ndose cualquier intento de mutualizaci¨®n fiscal para reducirlo. La eurozona contin¨²a sin tener verdadera pol¨ªtica macroecon¨®mica, es decir, monetaria y fiscal. La pol¨ªtica monetaria solo puede responder a los choques sim¨¦tricos, que afectan a toda la eurozona, pero no a los que afectan solo a algunos de sus Estados miembros. Es m¨¢s, una pol¨ªtica monetaria ¨²nica, aplicada a Estados en diferentes grados de desarrollo y crecimiento, puede producir choques asim¨¦tricos.
Entre 2002 y 2005, el BCE baj¨® sus tipos de inter¨¦s del 4,5% al 2,5% y luego al 2%, manteni¨¦ndolos hasta 2005, para sacar a Alemania de su ligera recesi¨®n (-0,4%), a Francia de su bajo crecimiento (0,9%) y a Italia de su nulo crecimiento (0,0%), al representar dichos Estados casi el 68% del PIB de la eurozona.
Mantener dichos tipos al 2% durante tres a?os hizo que, para otros Estados, como Espa?a, Irlanda y Grecia, que crec¨ªan al 3,3%, el 4,5% y el 5,9%, con inflaciones del 3,2%, 4,1% y 3,4%, respectivamente, dichos tipos nominales del 2% fueran negativos en t¨¦rminos reales. Tipos de inter¨¦s reales negativos inducen a empresas y familias a endeudarse, ya que sus ingresos aumentan con la inflaci¨®n. As¨ª, los tres Estados grandes mejoraron su crecimiento a costa de crear burbujas de cr¨¦dito e inmobiliarias en los tres segundos, que ahora sufren su posterior e irremediable recesi¨®n al estallar dichas burbujas, que no fueron detenidas a tiempo.
Al no darse ning¨²n paso hacia una cierta uni¨®n fiscal (ni siquiera un fondo de redenci¨®n de la deuda superior al 60% del PIB de los Estados miembros) para enfrentar dichos choques asim¨¦tricos por necesitar una modificaci¨®n de los Tratados, se ha optado por crear una uni¨®n bancaria. Esta uni¨®n es necesaria en todo caso, pero ha sido elegida solo como la segunda mejor alternativa.
EE UU muestra que una verdadera uni¨®n bancaria ayuda notablemente a la pol¨ªtica fiscal del Estado federal para que aquellos Estados que est¨¦n sufriendo choques asim¨¦tricos superen su crisis m¨¢s r¨¢pidamente, como est¨¢ ocurriendo hoy en California.
Hay que dar seguridad a inversores y depositantes sobre la solidez de las entidades
Por el contrario, al no existir una uni¨®n bancaria en la eurozona, los supervisores nacionales de los pa¨ªses no afectados por dicho choque impiden que sus propios bancos den cr¨¦ditos a los bancos y empresas de los Estados perif¨¦ricos en recesi¨®n, ni tan siquiera reinvertir en la periferia los dep¨®sitos que han recibido huyendo de ella. De ah¨ª que el BCE tenga que financiarles, temporalmente, d¨¢ndoles liquidez a medio plazo (LTRO) y compr¨¢ndoles parte de las tenencias de deuda soberana en sus balances.
Una verdadera uni¨®n bancaria consta de tres elementos fundamentales: un supervisor ¨²nico (SSM) que hace que todos los bancos est¨¦n sometidos a las mismas reglas de supervisi¨®n, un sistema de intervenci¨®n y resoluci¨®n ¨²nico de bancos il¨ªquidos o insolventes (SRM) que les garantice un trato uniforme y un SDGF o fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos ¨²nico que evite corridas bancarias y huidas de dep¨®sitos entre los bancos de unos y otros Estados miembros.
En EE UU existen varios reguladores-supervisores, lo que provoca, a veces, que los bancos intenten arbitrar entre ellos (aunque todos los bancos grandes est¨¢n supervisados por la Fed de Nueva York), pero un ¨²nico fondo, el FDIC, que combina la garant¨ªa de dep¨®sitos y la resoluci¨®n de bancos, creado tras la Gran Depresi¨®n.
Por el contrario, en la eurozona existen 17 supervisores nacionales, 17 fondos de garant¨ªa de dep¨®sitos nacionales y 17 sistemas de resoluci¨®n bancaria nacionales. De ah¨ª que el sistema bancario de la eurozona se encuentre hoy fragmentado y haya dejado de funcionar el mecanismo de transmisi¨®n de la pol¨ªtica monetaria del BCE, con lo que los bancos de los Estados perif¨¦ricos dan pr¨¦stamos al por menor a unos tipos de inter¨¦s dos veces superiores a los del resto, al estar su coste de financiaci¨®n correlacionado con los spreads de su deuda soberana y no con los tipos de refinanciaci¨®n del BCE.
La decisi¨®n del Consejo Europeo de diciembre de 2012 de optar por una uni¨®n bancaria ha sido necesaria y positiva. El BCE supervisar¨¢ las 150 entidades de cr¨¦dito m¨¢s grandes, de las 6.120 existentes en la eurozona, pero que suponen cerca del 80% de sus activos bancarios totales. Sin embargo, el Eurosistema (conjunto del BCE y de sus bancos centrales nacionales) supervisar¨¢ la mayor¨ªa de las entidades de la eurozona.
Solo quedar¨¢n fuera de dicha mayor¨ªa las 1.885 entidades de cr¨¦dito alemanas, que seguir¨¢n siendo supervisadas por su organismo federal (BaFin); las 315 entidades de cr¨¦dito finlandesas que seguir¨¢n siendo supervisadas por su agencia estatal (FIN-FSA) y las 759 entidades de cr¨¦dito austriacas supervisadas por la agencia estatal FMA, con informaci¨®n del banco central OeNB. Ahora bien, la EBA establecer¨¢ un libro ¨²nico de reglas de supervisi¨®n (SRB), de aplicaci¨®n obligatoria por todos los supervisores.
Los dos principales problemas de esta uni¨®n bancaria son: primero, que no habr¨¢ un ¨²nico fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos para todos los bancos (por considerarse mutualizaci¨®n y necesitar cambios de los Tratados) que seguir¨¢n siendo nacionales, pero con reglas comunes. Segundo, que es improbable que se consiga crear un ¨²nico fondo de resoluci¨®n bancaria.
De no conseguirse ambos, no habr¨¢ una verdadera uni¨®n bancaria, ya que son necesarios para dar seguridad a los inversores y a los depositantes sobre la solidez de los bancos de la eurozona, cuando bastar¨ªa con copiar el FDIC de EE UU, que combina el fondo de resoluci¨®n bancaria con el fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos, reforz¨¢ndose mutuamente.
Tanto el BCE como el ESM podr¨ªan ser mecanismos ¨²nicos de resoluci¨®n bancaria (SRM) alternativos. Sin embargo, el mandato del BCE no puede modificarse al estar incluido en los Tratados y el ESM no est¨¢ equipado para actuar con la rapidez requerida. Solo quedar¨ªa la posibilidad de colgarlo de la Comisi¨®n o crear una nueva instituci¨®n, que necesitar¨ªa un tratado especial, como el del ESM.
Pero el ESM tendr¨¢ que convertirse en el mecanismo clave para recapitalizar los bancos y romper el c¨ªrculo vicioso entre bancos y deuda soberana, aunque todav¨ªa no es totalmente seguro que sustituya a las recapitalizaciones ya realizadas, como la espa?ola, en contra de toda l¨®gica.
Adem¨¢s, el SRM solo actuar¨¢ cuando los accionistas y acreedores subordinados hayan absorbido sus p¨¦rdidas, para evitar que paguen los contribuyentes por algo que le es ajeno. Es m¨¢s, podr¨ªa terminar siendo un fondo constituido por todos bancos de la eurozona. Sin embargo, sin una potente red de seguridad detr¨¢s, para evitar llegar a crisis sist¨¦micas, ni funcionar¨ªa ni dar¨ªa suficiente credibilidad a la uni¨®n bancaria.
Tampoco se contempla un fondo ¨²nico de garant¨ªa de dep¨®sitos (SDGF), salvo a muy largo plazo y tras modificar los Tratados, sino solamente una armonizaci¨®n de los fondos nacionales.
En resumen, la uni¨®n bancaria no podr¨¢ funcionar solamente con el supervisor ¨²nico (SSM), sin un SRM (sistema de resoluci¨®n) y un SDGF (fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos). Por esta raz¨®n, ser¨¢ incompleta, inestable e ineficaz hasta conseguir una mayor integraci¨®n de los sistemas de resoluci¨®n y garant¨ªa de dep¨®sitos o hasta decidir directamente modificar los Tratados para conseguir una verdadera uni¨®n bancaria y avanzar hacia una mayor uni¨®n fiscal.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
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