Los beneficios tambi¨¦n sufren

Como no pod¨ªa ser menos, la continua y aguda recesi¨®n que sufre la econom¨ªa espa?ola se manifiesta en las cuentas de explotaci¨®n de las empresas. El conjunto de las que conforman el principal ¨ªndice del mercado burs¨¢til espa?ol, el Ibex 35, registr¨® el pasado a?o los menores beneficios desde 2002. Sobre los del a?o anterior cayeron un 58%, a pesar de que los ingresos por ventas aumentaron casi un 7%. Son siete las compa?¨ªas pertenecientes a ese ¨ªndice selectivo las que terminaron el a?o directamente en p¨¦rdidas. Si se extiende el an¨¢lisis al conjunto de las empresas cotizadas, los resultados son significativamente peores: debido al peso espec¨ªfico de Bankia, ser¨ªan negativos. Si inquietantes son los resultados de las empresas cotizadas en los mercados organizados no lo son menos, aun cuando sean m¨¢s dif¨ªciles de precisar, los del conjunto del censo empresarial. M¨¢s all¨¢ de aquellas pertenecientes a sectores directa e inicialmente golpeados por la crisis, como las de construcci¨®n residencial y actividad inmobiliaria, y los sectores cuya demanda deriva de aquellos, son numerosas las empresas que acusan en sus ingresos y m¨¢rgenes la severidad del desplome de la demanda y las actuaciones contractivas de la pol¨ªtica presupuestaria.

?Ser¨ªa parad¨®jico que dada la sangr¨ªa que est¨¢ sufriendo el mercado de trabajo, el descenso de las rentas salariales y el elevado endeudamiento de las familias, las empresas, en especial aquellas m¨¢s dependientes de la demanda interna, no acusaran esos efectos. La situaci¨®n es tan adversa que es cada d¨ªa m¨¢s elevado el n¨²mero de empresas que son incapaces de sobrevivir y, no menos relevante, cada d¨ªa que pasa es m¨¢s dif¨ªcil generar empresas. Los registros de altas que se observan se deben en una proporci¨®n muy significativa a la opci¨®n por el autoempleo que muchos desempleados asumen.

El resultado no puede ser m¨¢s preocupante. Sin empresas, o sin aquellas con la viabilidad y saneamiento suficiente, la inversi¨®n no se afianza, se erosiona el crecimiento potencial de la econom¨ªa y, desde luego, el empleo. Esta ausencia de efectos regeneradores del tejido empresarial es una de los da?os principales de la crisis. Desparecen o no llegan a nacer proyectos que si dispusieran de la demanda y financiaci¨®n necesarias, contribuir¨ªan no solo a elevar el crecimiento potencial de la econom¨ªa, sino igualmente a acelerar el necesario cambio en el patr¨®n de crecimiento en la direcci¨®n de la necesaria modernizaci¨®n que la econom¨ªa espa?ola precisa.

La pol¨ªtica econ¨®mica basada en la austeridad a ultranza, la ausencia de amortiguadores de su impacto recesivo, as¨ª como la extensi¨®n de la debilidad de la demanda en el conjunto de nuestros socios en la eurozona, est¨¢ socavando las bases de la econom¨ªa espa?ola como nunca antes lo hizo ninguna otra crisis. La competitividad ganada en gran medida gracias al descenso de los costes salariales puede esfumarse si la demanda de los principales clientes sigue debilit¨¢ndose o el tipo de cambio del euro se aprecia. Reducir el ritmo de aplicaci¨®n de las decisiones de consolidaci¨®n fiscal y arbitrar est¨ªmulos a la demanda desde las econom¨ªas europeas menos da?adas por la crisis es una prioridad absoluta, so pena de encontrarnos con empresas anor¨¦xicas, incapaces de levantar cabeza cuando esta dilatada purga concluya.