El declive de la inflaci¨®n y el alza del paro presionan al BCE y a Bruselas
El desempleo cierra enero en el 11,9%, en m¨¢ximos desde que existe el euro, y los precios suben el 1,8% hasta febrero, por debajo del objetivo del Eurobanco
El paro en niveles r¨¦cord. Y la inflaci¨®n, ese temido fantasma que no termina de aparecer, por debajo de la cifra so?ada, ese 2% m¨¢gico que suele servir de llave para los tipos de inter¨¦s, y que en el caso europeo va transform¨¢ndose poco a poco en miedo a otra criatura econ¨®mica dif¨ªcil de exterminar: la deflaci¨®n. Europa est¨¢ en medio de un tremendo l¨ªo, que se manifiesta en una profunda y dolorosa recesi¨®n. Y cada dato adicional viene a confirmar que la sobredosis de ajustes en la periferia, sin el acompa?amiento de ning¨²n tipo de est¨ªmulo econ¨®mico en el centro, acerca a la ribera Sur del continente a una suerte de drama social, mientras el Norte se mantiene sorprendentemente ajeno a la cara m¨¢s dura de la crisis. Eurostat anunci¨® que la inflaci¨®n cerr¨® febrero en el 1,8%, la menor cifra en m¨¢s de dos a?os, y que el desempleo acab¨® enero en el 11,9%, la m¨¢xima cota desde que circula el euro.
Los expertos esperan un viraje paulatino de la pol¨ªtica fiscal
Esa cifra de paro esconde enormes diferencias, pleno empleo en Alemania y Austria, y tasas cercanas al 30% en Grecia y Espa?a. Ese es el quid de la cuesti¨®n: Europa se agrieta. Norte y Sur, acreedores y deudores, presentan cada vez m¨¢s divergencias y complican as¨ª la salida de esta laber¨ªntica y agotadora crisis. Los datos de inflaci¨®n y desempleo meten a¨²n m¨¢s presi¨®n al Banco Central Europeo (BCE), cuyo consejo de gobierno se re¨²ne la semana pr¨®xima con los problemas acechando a la segunda econom¨ªa del euro, Francia. El Eurobanco tiene enormes dificultades para que su pol¨ªtica monetaria expansiva (tipos de inter¨¦s pr¨®ximos al 0% y toda suerte de medidas excepcionales) encuentre tracci¨®n en pa¨ªses sure?os como Italia y Espa?a, cuyas empresas pagan cerca del 10% en intereses para financiarse. La marea sigue acerc¨¢ndose a Francia. Y con ella sube tambi¨¦n la presi¨®n sobre Bruselas, que sigue sin dar un viraje a la pol¨ªtica econ¨®mica, de austeridad a ultranza, pese al goteo de p¨¦simas noticias.
Ese mantra de la austeridad no provoca revoluciones en el corto plazo. Pero se acumulan indicios de que sus efectos pasar¨¢n factura: a la crisis econ¨®mica y social, con un nivel de paro que Bruselas considera ¡°tr¨¢gico e inaceptable¡±, hay que a?adir ya graves crisis pol¨ªticas, como la reciente dimisi¨®n en bloque del Gobierno de Bulgaria o la incertidumbre asociada a los resultados electorales en Italia. Roma tiene en jaque a las autoridades europeas, temerosas de un nuevo episodio de turbulencias. Pero en Bruselas no hay atisbos de ning¨²n cambio: la Comisi¨®n concentra la carga del ajuste en la periferia; no reclama con el mismo ¨ªmpetu est¨ªmulo a los pa¨ªses que pueden permit¨ªrselo, como Alemania. ¡°El BCE lo hace razonablemente bien para la eurozona en su conjunto: el problema es que los mecanismos de transmisi¨®n de su pol¨ªtica no est¨¢n funcionando en el Sur y para eso har¨ªa falta una uni¨®n bancaria completa. Por el contrario, la pol¨ªtica fiscal est¨¢ completamente equivocada: la austeridad no es la receta adecuada, eso est¨¢ cada vez m¨¢s claro, e Italia ha demostrado que la crisis econ¨®mica puede metamorfosearse en una preocupante crisis pol¨ªtica¡±, explica Wolfgang M¨¹nchau, director del think tank Eurointelligence.
Los expertos esperan un viraje paulatino de la pol¨ªtica fiscal, pero solo despu¨¦s de las elecciones alemanas. Eso deja ¨²nicamente margen para la pol¨ªtica monetaria: la ca¨ªda de la inflaci¨®n hasta el 1,8% (el m¨ªnimo desde noviembre de 2010, y por debajo del objetivo del 2%) acerca al Eurobanco a una nueva rebaja de tipos de inter¨¦s, poco probable en marzo a juzgar de las ¨²ltimas declaraciones del presidente Mario Draghi, o a una nueva ronda de medidas extraordinarias, que el BCE prepara desde hace semanas. ¡°El banco central deber¨ªa dejar atr¨¢s sus obsesiones y combatir el enemigo que viene: la deflaci¨®n¡±, advierte el analista Juan Ignacio Crespo.
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