Industrializar m¨¢s y mejor
La desmedida atenci¨®n a los activos inmobiliarios no solo es el responsable del elevado endeudamiento privado en Espa?a, sino del abandono de otros sectores industriales
La causa quiz¨¢s m¨¢s importante de la particularizaci¨®n de la crisis financiera en la econom¨ªa espa?ola fue el exceso de concentraci¨®n de actividad econ¨®mica y financiera en un solo sector: la construcci¨®n residencial y la promoci¨®n inmobiliaria. Esa rama de la actividad no solo lleg¨® a absorber una parte muy significativa de la contribuci¨®n del PIB y del empleo, sino que tambi¨¦n lo hizo con una amplia mayor¨ªa de los recursos financieros captados en el exterior por el sistema bancario espa?ol. Tal concentraci¨®n fue posible por las excelentes condiciones financieras que los agentes econ¨®micos disfrutaron a partir de la entrada de Espa?a en el euro y por una pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal que propici¨® la fiebre por la extensi¨®n de la propiedad de la vivienda. Los resultados son hoy suficientemente expl¨ªcitos.
La desmedida atenci¨®n a los activos inmobiliarios no solo es el responsable del elevado endeudamiento privado en Espa?a, sino del abandono de otros sectores industriales. Desde luego, de aquellos m¨¢s intensivos en ventajas competitivas basadas en el conocimiento y de los m¨¢s abiertos al exterior. Exponente del primero de los abandonos es la posici¨®n relativamente rezagada de Espa?a, de sus empresas, en la producci¨®n de bienes y servicios basados en las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n (TIC). Del segundo es la dificultad para diversificar la base exportadora de nuestra industria, ya sea por sectores o por tama?os de las empresas abiertas al exterior.
M¨¢s all¨¢ de ese dominio de la construcci¨®n residencial y de las obras p¨²blicas, el peso de la industria es inferior al del promedio de las econom¨ªas de la Uni¨®n Europea. La econom¨ªa espa?ola no ha dejado en estos a?os de profundizar en los servicios. Aunque la tercerizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola ha sido una tendencia paralela a la de otras econom¨ªas avanzadas, que en modo alguno hay que infravalorar ¡ªm¨¢s todav¨ªa dado el peso espec¨ªfico del turismo¡ª, es vital afianzar la diversificaci¨®n en el seno de la industria. La direcci¨®n de esa reindustrializaci¨®n tiene que seguir potenciando los subsectores con mayor valor a?adido, es decir, aquellos menos vulnerables a la competencia de las econom¨ªas menos desarrolladas.
De ello depende que el crecimiento futuro sea m¨¢s sostenible, de mayor calidad. Diversificar hacia el conocimiento tambi¨¦n permitir¨¢ un empleo de mayor calidad que el conseguido en las ¨²ltimas d¨¦cadas: mejores cualificaciones, mejor formaci¨®n profesional y, en ¨²ltima instancia, mucha menor temporalidad que la que sigue dominando el conjunto del mercado de trabajo espa?ol. En ese nuevo patr¨®n de crecimiento, la inversi¨®n en I+D+i es esencial. El sacrificio que a lo largo de esta crisis est¨¢n sufriendo esas partidas dificultar¨¢ la transici¨®n hacia una nueva frontera de producci¨®n menos vulnerable: retrasar¨¢ la modernizaci¨®n de la industria. Y con ella su potencial exportador, que deber¨ªa ser la gu¨ªa fundamental que orientara las pol¨ªticas p¨²blicas al respecto. El problema es que tambi¨¦n la crisis parece haber dejado sin instrumentos relevantes al propio Gobierno para influir en el fortalecimiento del capital humano y del capital tecnol¨®gico; solo unas pocas empresas est¨¢n hoy m¨¢s pendientes de asegurar su potencial competitivo que de sortear la elevada tasa de mortalidad que sigue caracterizando al conjunto de la industria espa?ola.
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