Algunas cosas mejoran
En las ¨²ltimas semanas hemos conocido algunas noticias que parecen indicar que nuestra econom¨ªa avanza en la correcci¨®n de los profundos desequilibrios que ha acumulado a lo largo de los ¨²ltimos a?os. El Gobierno anunci¨® que el d¨¦ficit del conjunto de las Administraciones p¨²blicas se redujo hasta el 6,7% del PIB lo que, con algunos reparos debidos al calendario de devoluciones de impuestos, representa un paso adelante hacia el equilibrio que con tanta insistencia nos reclaman las autoridades europeas y los mercados. Como el punto de partida era el 9% registrado en 2011, la reducci¨®n del d¨¦ficit tuvo en 2012 un fuerte efecto contractivo sobre la actividad.
Tambi¨¦n conocimos a principio de mes el aumento del paro registrado en 59.400 personas. Sin embargo, cuando se corrigen los efectos de la estacionalidad, el aumento se transforma en una reducci¨®n de 1.800 personas, m¨ªnima si se quiere, pero reducci¨®n al fin y al cabo. Adem¨¢s, esta ca¨ªda, contando siempre con la correcci¨®n de la estacionalidad, tuvo lugar por tercer mes consecutivo.
Las cifras pueden interpretarse como se quiera; es cierto que en la reducci¨®n estacional del n¨²mero de parados tiene sin duda que ver el llamado fen¨®meno de los trabajadores desanimados que no buscan trabajo porque piensan que no lo van a encontrar, y es cierto tambi¨¦n que las cifras de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, que conoceremos el mes que viene y que son siempre superiores a las de paro registrado por la diferente metodolog¨ªa utilizada, son las que conviene tener en cuenta a la hora de enjuiciar la evoluci¨®n del empleo pero, de todas formas, lo que dicen las cifras del paro registrado es que la destrucci¨®n de empleo comienza a frenarse de manera apreciable. El n¨²mero de parados continuar¨¢ aumentando este a?o, pero lo har¨¢ a un ritmo considerablemente menor que el pasado. No es un gran consuelo, pero es mejor que nada.
El n¨²mero de parados crecer¨¢ este a?o, pero lo har¨¢ a un ritmo mucho menor que el pasado
Las dos cifras anteriormente comentadas est¨¢n ligadas entre s¨ª m¨¢s estrechamente de lo que podr¨ªa parecer a primera vista. En el inevitable proceso de desendeudamiento en el que nos encontramos, las familias y las empresas han traspasado al sector p¨²blico una parte de sus deudas, lo que ha motivado que a pesar del esfuerzo de austeridad de las Administraciones p¨²blicas, el total de la deuda p¨²blica siga creciendo. Las importantes ayudas del Estado a las cajas de ahorros no cuentan en el protocolo de d¨¦ficit excesivo de Bruselas y por eso el Gobierno tuvo raz¨®n al no incluirlas en el 6,7% registrado el pasado a?o, lo cual no obsta para que se contabilicen como deuda p¨²blica. Este tipo de ayudas ha sido utilizado ampliamente, de una u otra forma, por los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea y aunque el horizonte parezca hoy lejano, es un dinero que en principio debe devolverse, como ya ha sucedido en algunos pa¨ªses.
Nuestra deuda neta, p¨²blica y privada, tiende a disminuir, aunque lo haga lentamente. La cuesti¨®n esencial es la del tiempo que nos llevar¨¢ reducirla hasta una cifra tolerable y en qu¨¦ condiciones podremos hacerlo. Es preciso recordar, una vez m¨¢s, que el endeudamiento de la econom¨ªa refleja esencialmente la suma de los desequilibrios de la balanza por cuenta corriente a lo largo del tiempo y mide por ello el total del ahorro exterior que hemos tomado a pr¨¦stamo. Para devolverlo, al menos en parte, el ¨²nico camino es el de obtener excedentes en dicha balanza, lo que no es imposible, aunque s¨ª dif¨ªcil. Los pa¨ªses asi¨¢ticos lo han logrado y tambi¨¦n los del norte de Europa.
Por nuestra parte, hemos conseguido reducir el d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente desde el 10% del PIB de 2007 hasta el 0,8% de 2012. Es un gran paso adelante, aunque insuficiente desde la perspectiva de la reducci¨®n del endeudamiento total. En este camino de correcci¨®n de desequilibrios hemos sido capaces, el a?o pasado, de obtener un excedente en la balanza de bienes y servicios por primera vez en muchos a?os, lo que refleja una importante mejora de la competitividad de nuestros productos. Y se ha conseguido en un contexto extremadamente dif¨ªcil (la mitad de las mismas se dirigen hacia las econom¨ªas estancadas de la eurozona) en el que tambi¨¦n ha tenido su parte la fuerte ca¨ªda de las importaciones ligada a la reducci¨®n de la demanda interna. Puede por ello haber dudas sobre si seremos capaces de conseguir, a la vez, un crecimiento positivo de la demanda interna de la econom¨ªa y un excedente en la balanza por cuenta corriente.
Se trata de una cuesti¨®n esencial a la que el Fondo Monetario Internacional ya ha contestado afirmativamente. En su informe sobre la econom¨ªa espa?ola de junio del pasado a?o y en su informe sobre la econom¨ªa mundial del pasado mes de octubre realiza unas previsiones a medio plazo en las que prev¨¦ para Espa?a un crecimiento del 1,7% en 2017, con un excedente del 2,2% del PIB en la balanza por cuenta corriente. No se trata de una previsi¨®n espec¨ªfica para 2017, sino m¨¢s bien de una tendencia a medio plazo. Francia e Italia tendr¨¢n crecimientos similares al nuestro, pero con d¨¦ficit en sus balanzas por cuenta corriente. Hay pues algunas razones para mantener un moderado optimismo o, dicho de otra manera, parece haber luz al final del t¨²nel. Hay que tener en cuenta que en la pasada d¨¦cada, a pesar del desmesurado crecimiento de la demanda interna alimentado por la especulaci¨®n inmobiliaria, nuestra cuota de mercado mundial en las exportaciones de bienes y servicios se mantuvo pr¨¢cticamente constante. La competitividad de nuestros productos se refleja en el exterior, pero tambi¨¦n en el interior de nuestra econom¨ªa que algo debe haber influido, aunque sea poco, en la ca¨ªda de las importaciones.
Desde esta perspectiva, y volviendo a los problemas de la pol¨ªtica econ¨®mica de nuestro pa¨ªs, ha sido un error reducir el gasto en investigaci¨®n y desarrollo. Es comprensible que en la urgencia de restablecer la credibilidad de la pol¨ªtica econ¨®mica ante los mercados, el Gobierno haya reducido por doquier los gastos del Estado, pero la ¨®ptica del corto plazo no debiera prevalecer de manera abrumadora sobre la del medio y largo plazo en un momento en el que nos jugamos el futuro de nuestras empresas. Es un error f¨¢cil de corregir. A ello habr¨ªa que a?adir algunos otros olvidos cuya toma en consideraci¨®n podr¨ªa mejorar sensiblemente las condiciones en nuestras empresas exportadoras que desarrollan su labor. Estamos en el buen camino, pero a¨²n queda mucho por hacer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.