Bruselas levanta el freno con Espa?a
La Comisi¨®n Europea ensaya con Madrid, Lisboa y Par¨ªs una nueva estrategia anticrisis El foco est¨¢ ahora en una austeridad menos severa a cambio de m¨¢s ¨¦nfasis con las reformas
Hacer pol¨ªtica es contar historias. No se transforma un pa¨ªs, y mucho menos un continente, sin una historia convincente. Ayudada por la presi¨®n de los mercados, Angela Merkel manda en Europa desde hace tres a?os con un relato que achaca la crisis del euro a la irresponsabilidad fiscal de un pu?ado de pa¨ªses. La austeridad, seg¨²n la canciller, iba a redimir a Europa con el sello del imponente liderazgo de Berl¨ªn; hab¨ªa sesudas evidencias cient¨ªficas tras esa tesis (Alesina, Rogoff y dem¨¢s). Pero la historia, ay, no era del todo aut¨¦ntica. Ni siquiera los modelos econ¨®micos eran intachables. El falso relato ¡ªel Gran Enga?o, dice Krugman¡ª solo se sosten¨ªa en el caso de Grecia, y al final la sobredosis de recortes se ha topado con la cruda realidad: una recesi¨®n general y una depresi¨®n en el Sur, con tasas de paro y deudas p¨²blicas que engordan como esos personajes de Botero. La crisis existencial del euro ha desaparecido (con la ayuda del BCE) y algunos de los desequilibrios se han mitigado, pero la cura no ha tra¨ªdo ni el crecimiento ni la confianza prometidos. El continente, en fin, necesita una nueva historia: la austeridad ha pasado de moda.
Y el primer cap¨ªtulo es Espa?a: la UE ha iniciado mirando a Madrid un viraje que refleja tanto las dudas de los l¨ªderes como la marea de indignaci¨®n en los pa¨ªses m¨¢s golpeados. La fatiga tras sucesivas dosis de austeridad amenaza con instaurar un debate corrosivo entre los pa¨ªses perif¨¦ricos, que no ven la salida del t¨²nel pese a los esfuerzos, y Berl¨ªn y compa?¨ªa, siempre recelosos de que el Sur aproveche la menor oportunidad para no hacer los deberes. Consciente de que esas grietas son peligrosas, Bruselas ha abierto con Espa?a, Portugal y Francia una nueva fase.
Est¨¢ por ver a¨²n si ese viraje es real o solo ret¨®rico. Pero de momento Bruselas dejar¨¢ de mirar con lupa las cifras de d¨¦ficit y pondr¨¢ todo el ¨¦nfasis en las reformas: se trata de suavizar la austeridad, algo que seg¨²n los cr¨ªticos con la Comisi¨®n (que son legi¨®n) no es m¨¢s que una nueva chaqueta para la misma camisa de fuerza. Pero atenci¨®n: Berl¨ªn ni siquiera quiere cambiar de chaqueta; apenas cree que hay que llevarla al tinte. ¡°Yo lo llamo ahorrar, equilibrar el presupuesto. Los dem¨¢s usan el t¨¦rmino austeridad, que suena como algo verdaderamente malo¡±, dec¨ªa esta semana Merkel tratando de encontrar nuevas palabras para mantener invariable el discurso ante el riesgo que eso supondr¨ªa en su carrera por el poder. ¡°Recesi¨®n y austeridad no tienen relaci¨®n¡±, aventur¨® su ministro de Finanzas, Wolfgang Sch?uble, convertido en guardi¨¢n de las esencias alemanas.
Y sin embargo algo se mueve en Europa. ¡°La realidad empuja a la UE hacia un nuevo enfoque menos obsesionado con la austeridad: eso es muy positivo¡±, resume desde Princeton Ashoka Mody, ex alto funcionario del FMI. Los primeros coletazos de ese supuesto giro ya est¨¢n ah¨ª. ¡°Espa?a y otros casos flagrantes demuestran que ha llegado el momento de repensar la estrategia. Aunque el giro no se ver¨¢ con claridad hasta que pasen las elecciones alemanas¡±, admite una fuente europea.
?Bastar¨¢ con ese margen para Espa?a, Portugal y Francia y el nuevo mantra de las reformas? La media docena de fuentes consultadas apuntan que eso compra algo m¨¢s de tiempo. Pero a?aden que, junto con esa relajaci¨®n, hacen falta est¨ªmulos all¨¢ donde puedan hacerse y pol¨ªticas europeas, hasta ahora desaparecidas. Y ah¨ª, de nuevo, hay que mirar hacia Alemania. Berl¨ªn permite levantar uno de los dos pies que apretaban a fondo el pedal del freno, pero a cuatro meses de sus elecciones Merkel no quiere ir m¨¢s all¨¢: ¡°Su opini¨®n p¨²blica no est¨¢ preparada para nada m¨¢s, y adem¨¢s a Alemania le ha ido bien as¨ª¡±, indican fuentes diplom¨¢ticas.
¡°Hay que repensar la estrategia¡±, admiten fuentes europeas
Y sin embargo la marea no deja de subir. El presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Barroso, advierte ahora de que la austeridad est¨¢ rozando sus propios l¨ªmites. El nuevo primer ministro italiano, Enrico Letta, se ha estrenado con un llamamiento a relajar la pol¨ªtica de recortes si Europa no quiere ¡°perder toda su credibilidad¡±. El presidente del mayor fondo de renta fija del mundo, Bill Gross, reclama a Europa que gaste para volver a crecer. Pero la prueba del algod¨®n de que hay algo parecido a un cambio de tono en Europa son las palabras del siempre timorato Pierre Moscovici, ministro de Finanzas franc¨¦s: ¡°Alemania defiende sus posiciones m¨¢s tradicionales, pero el clima dominante en la comunidad internacional est¨¢ muy claramente orientado hacia el crecimiento. El rigor presupuestario no debe ser abandonado, pero la austeridad por s¨ª sola no es la soluci¨®n¡±.
Un duro documento interno del Partido Socialista franc¨¦s llama al presidente Fran?ois Hollande a combatir el ¡°ego¨ªsmo intransigente¡± de Merkel. Y ese es el estado de ¨¢nimo de buena parte de la pol¨ªtica europea, que sigue tratando de zafarse de una narrativa ineficaz tras varios a?os de rigor y m¨¢s rigor, camino del rigor mortis. Nadie en Bruselas, ni mucho menos en Berl¨ªn, entona en p¨²blico un mea culpa. Y aun as¨ª los primeros signos del viraje ¡°reflejan que algunos empiezan a tener serias dudas sobre los efectos de sus pol¨ªticas¡±, indica una alta fuente europea.
Fuera de las instituciones los expertos hablan m¨¢s claro. Barry Eichengreen, quiz¨¢ el mejor conocedor de Europa entre los economistas estadounidenses, es tajante: ¡°Hay pol¨ªticos en Bruselas y Berl¨ªn que entienden las consecuencias de que la gente est¨¦ perdiendo la paciencia. Europa lleva mucho tiempo con el cuento de que la recuperaci¨®n est¨¢ a la vuelta de la esquina, de que son todos los dem¨¢s bloques econ¨®micos del mundo quienes est¨¢n equivocados. Ahora por fin se decide a levantar el pie con la austeridad. ?Ir¨¢ m¨¢s all¨¢? ?Har¨¢ algo m¨¢s el BCE? Es imprescindible¡±. ¡°Bruselas y Fr¨¢ncfort han despertado; Berl¨ªn lo har¨¢ en oto?o. Es triste que hayan tardado tanto¡±, a?ade.
El giro no ser¨¢ m¨¢s evidente hasta que pasen las elecciones germanas
Charles Wyplosz, del Graduate Institute, acusa a la Comisi¨®n de hacer lo de siempre: ¡°Demasiado tarde, demasiado poco¡±. Y recomienda a pa¨ªses como Espa?a ¡°congelar sus d¨¦ficits estructurales con pol¨ªticas fiscales neutrales y esperar a que Merkel reconozca que su estrategia ha fracasado, algo que no har¨¢ al menos hasta las elecciones, quiz¨¢ nunca¡±. El auge de partidos populistas, y sobre todo una posible recesi¨®n en Alemania ¡°ser¨ªan un caramelo envenenado, pero podr¨ªan funcionar como detonante definitivo para un cambio real¡±, advierte Wyplosz.
En Bruselas, los think tanks m¨¢s influyentes dan por hecho que el viento ha cambiado. ¡°El debate ha experimentado un giro gradual¡±, que favorece a Espa?a, indica Guntram Wolf, de Bruegel. Daniel Gros, del CEPS, explica que en este momento ya es m¨¢s importante la correcci¨®n del desequilibrio comercial que la reducci¨®n del d¨¦ficit. ¡°Espa?a se ha movido r¨¢pidamente hacia un super¨¢vit comercial: los mercados lo han entendido y se han relajado, y eso dificulta la presi¨®n de Bruselas. O sea que el ¨¦nfasis en la austeridad no tiene m¨¢s remedio que cambiar¡±, apunta Gros.
Cuando estall¨® la crisis, incluso los m¨¢s liberales se volvieron keynesianos. Salvaron a la banca, pusieron en marcha fuertes est¨ªmulos, hicieron lo que fuera por evitar una depresi¨®n. Despu¨¦s, Europa se asust¨® y repiti¨® el error de Roosvelt en 1937, el de Jap¨®n en 1997: retirar est¨ªmulos precipitadamente provoc¨® la dolorosa reca¨ªda actual. Pero el p¨¦ndulo vuelve a girar al comp¨¢s de la historia: ninguna gran econom¨ªa ha conseguido nunca salir de una gran crisis al tiempo que impon¨ªa austeridad a ultranza. ¡°Es un acto criminal ignorar deliberadamente las lecciones del pasado con lamentables perogrulladas sobre la responsabilidad fiscal¡±, dice el neokeynesiano Joseph Stiglitz en su ¨²ltimo libro. ¡°Europa tiene que hacer m¨¢s¡±, subrayan los editoriales de la prensa liberal anglosajona en los ¨²ltimos d¨ªas, que invitan as¨ª a encontrar una nueva historia a la que aferrarse. Nada f¨¢cil.
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