Sol, playa y muy pocos impuestos
Jersey est¨¢ considerado el s¨¦ptimo pa¨ªs del mundo con flujos financieros m¨¢s opacos, pero las autoridades de la diminuta isla aseguran cumplir la legalidad
Asistir a una sesi¨®n del Parlamento de Jersey es como sumergirse en un juego de formalismos en una de las C¨¢maras m¨¢s antiguas del mundo anglosaj¨®n. El bailiff (traducible como alguacil), vestido de rojo y negro, parece salido del t¨²nel del tiempo. Se trata de un cargo nombrado por la Corona brit¨¢nica, que act¨²a al mismo tiempo como cabeza del poder Legislativo y Judicial de la isla, como si Montesquieu no hubiese existido jam¨¢s. Clavado en su mesa est¨¢ el cetro real que Carlos II entreg¨® en 1663 al bailiff de Jersey en gratitud por su lealtad a la monarqu¨ªa. Pero a medida que avanza la sesi¨®n, el peso de la tradici¨®n deja de notarse. Las autoridades de este territorio cuasiindependiente est¨¢n envueltas en una pol¨¦mica que nada tiene que ver con el pasado. Saben que su sistema econ¨®mico ¡ªbasado en impuestos muy bajos o inexistentes¡ª despierta cada vez m¨¢s suspicacias entre los Gobiernos y, sobre todo, entre los ciudadanos de otros pa¨ªses, que ven c¨®mo cada d¨ªa se les exigen m¨¢s y m¨¢s sacrificios mientras algunos se libran de pasar por caja gracias a territorios como este.
¡°No somos un casino, sino un centro que recoge inversiones para inyectarlas en otros lugares. Es precisamente lo que Europa necesita. Somos parte de la soluci¨®n, no el problema¡±, asegura el ministro de Hacienda, Philip Ozouf, desde un despacho que parecer¨ªa el de un concejal de una ciudad mediana espa?ola.
El discurso de Ozouf es intercambiable con el de las autoridades del territorio. ¡°Este Gobierno siempre ha cumplido y seguir¨¢ cumpliendo con las normas internacionales¡±, insist¨ªa el primer ministro, Ian Gorst, esta semana en respuesta a la pregunta de un diputado sobre el esc¨¢ndalo Jimmy Carr, el humorista brit¨¢nico que ha dejado tras de s¨ª un reguero de indignaci¨®n al saberse que hab¨ªa usado un instrumento financiero de Jersey ¡ªlegal, eso s¨ª¡ª para evitar el pago de impuestos.
Frente a los argumentos del Gobierno de Jersey y del lobby financiero, los activistas de la organizaci¨®n Tax Justice Network sit¨²an a la min¨²scula isla ¡ªque con menos de 100.000 habitantes y un tama?o inferior a una d¨¦cima parte de la provincia de Guip¨²zcoa acumula dep¨®sitos bancarios superiores a 140.000 millones de euros¡ª como el s¨¦ptimo mayor para¨ªso fiscal del mundo en la lista que elaboran sobre secretismo financiero. ¡°Pese a que Jersey no tiene formalmente secreto bancario, como Suiza o Bahamas, el secretismo se logra por otras v¨ªas: fondos, empresas deslocalizadas y, desde 2009, fundaciones¡±, asegura esta ONG que promueve la transparencia en las finanzas internacionales.
¡°No estamos en la lista de para¨ªsos de la OCDE¡±, afirman en Jersey. Esa lista solo incluye dos islas del Pac¨ªfico
¡°La OCDE no nos incluye en su listado de para¨ªsos fiscales¡±, repiten las autoridades de Jersey. ¡°En esa lista solo est¨¢n dos islas min¨²sculas del Pac¨ªfico, Nauru y Niue. Si este criterio fuera v¨¢lido, no habr¨ªa para¨ªsos fiscales en el mundo¡±, replica desde una cafeter¨ªa londinense Mike Lewis, asesor de la organizaci¨®n Action Aid. ¡°Todos los para¨ªsos fiscales dicen lo mismo. Solo usan los listados de la OCDE para tratar de demostrar lo limpios que son¡±, a?ade el escritor y periodista Nicholas Shaxson.
Pero Jersey ¡ªy el resto de territorios que viven de ofrecer negocios f¨¢ciles y muy bajos impuestos¡ª no acumula problemas solo por la presi¨®n de las organizaciones no gubernamentales ni de la movilizaci¨®n ciudadana. Los Gobiernos tambi¨¦n parecen decididos a atajar el chorreo de dinero que se escapa a su control. Es cierto que esta nueva embestida podr¨ªa acabar con resultados tan poco estimulantes como los del G-20 de Londres celebrado en 2009, cuando el entonces presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, anunci¨® a los cuatro vientos ¡°el fin de la era del secreto bancario¡±. Pero hay s¨ªntomas de que l¨ªderes tan distintos y distantes como Angela Merkel, David Cameron o Barack Obama en Washington van ahora en serio.
¡°El mensaje es simple. Si escondes el dinero iremos a por ti¡±, dijo la semana pasada George Osborne, el ministro de Finanzas brit¨¢nico, despu¨¦s de que Londres detectara a 100 grandes defraudadores gracias a la investigaci¨®n conjunta con Estados Unidos y Australia llevada a cabo en Singapur y en las Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas, las Caim¨¢n, y las Cook. Este renovado impulso recaudador es el que ha llevado a Jersey a aceptar el intercambio de informaci¨®n bancaria de forma autom¨¢tica con Londres y Washington. El territorio dio este paso forzada por las circunstancias: antes ya hab¨ªan accedido las otras dos islas con un r¨¦gimen an¨¢logo al suyo: Guernsey y Man.
Organizaciones como Tax Justice exigen que esta medida ¡ªque si se lleva a la pr¨¢ctica supondr¨¢ carta blanca para solicitar los datos de todos sus ciudadanos con fondos en la isla; y no como hasta ahora, que tiene que ir preguntando por casos concretos¡ª se extienda a todos los pa¨ªses de la UE para comenzar a tom¨¢rsela en serio. Jersey replica que dar¨¢ ese paso cuando los Veintisiete se comprometan a hacerlo tambi¨¦n.
El discurso oficial en la isla gira en torno a lo satisfechas que estar¨¢n las autoridades de dar cada vez m¨¢s garant¨ªas de que su territorio no se convierte en refugio de dinero il¨ªcito. Pero si se rasca un poco hay verdadera preocupaci¨®n. Tras un rato de charla en un elegante restaurante frente a una playa desde la que parece que casi se podr¨ªa tocar Francia, el representante del sector financiero, Geoff Cook, admite sus reservas ante esta nueva ola reguladora. ¡°Queremos ser buenos vecinos y cooperar con lo que decidan otros Gobiernos. Pero existe el riesgo de que si se extiende la percepci¨®n de que los europeos vamos a dar toda la informaci¨®n de nuestros clientes, estos prefieran mover su dinero a otros territorios. El intercambio de informaci¨®n est¨¢ muy bien si lo hacemos todos, pero no podemos convertirnos en unos adelantados en la regulaci¨®n¡±, asegura este brit¨¢nico que, como consejero delegado de Jersey Finance, representa a los intereses de un sector que absorbe el 40% de la econom¨ªa.
Este porcentaje ha ca¨ªdo despu¨¦s de los malos datos que ha ofrecido el sector desde 2007, cuando comenz¨® la crisis financiera internacional. El turismo, que sol¨ªa ser uno de los motores de la isla, qued¨® muy da?ado con la generalizaci¨®n de las aerol¨ªneas de bajo coste y los paquetes vacacionales a precios m¨¢s que razonables. Pese a este declive, aun se sigue viendo turistas ¡ªprincipalmente jubilados¡ª brit¨¢nicos, franceses o alemanes en busca de los rayos de sol que caigan sobre sus playas.
El propio Gobierno brit¨¢nico calcula que un acuerdo de intercambio de informaci¨®n con Jersey le permitir¨ªa recaudar casi 1.200 millones
El ministro Ozouf es todo amabilidad ante el periodista que ha viajado a su pa¨ªs. Pero una pregunta le congela la sonrisa. El propio Gobierno brit¨¢nico estima que un acuerdo de intercambio de informaci¨®n autom¨¢tico con las tres Dependencias de la Corona aportar¨ªa a las arcas p¨²blicas unos 1.000 millones de libras (1.185 millones de euros). ?No est¨¢ as¨ª admitiendo Londres que ustedes son de facto un para¨ªso fiscal? ¡°No es nuestra cifra y no la reconocemos. Pero aun asumiendo que fuera cierta, esta cantidad equivaldr¨ªa a lo que aportar¨ªa en total Jersey, Guernsey y Man a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os. Y solo en nuestra isla hay dep¨®sitos bancarios por valor de 120.000 millones de libras y cientos de miles de millones en fondos¡±, responde el ministro. ?Considera entonces que es una cifra poco importante? ¡°No soy yo quien tiene que decirlo, pero solo hace falta un poco de matem¨¢ticas para responder a su pregunta¡±, cierra cortante.
Las autoridades de Jersey insisten en que exhiben mano dura contra los delitos financieros, pero este discurso queda empa?ado por noticias como la publicada hace medio a?o, seg¨²n la cual sospechosos de narcotr¨¢fico y otros delitos ten¨ªan en la isla 4.000 cuentas del HSBC por valor de 700 millones de libras esterlinas (unos 830 millones de euros). El fraude fue descubierto por la administraci¨®n brit¨¢nica, no la de Jersey. En este mismo territorio estaba la cuenta secreta del BBVA por la que en 2005 el expresidente de la entidad, Emilio Ybarra, fue condenado a seis meses de prisi¨®n por uso indebido.
Pese a este nuevo papel de hermano mayor que obliga a los peque?os a seguir las normas, el Reino Unido ha nadado hasta ahora en una indefinici¨®n que permit¨ªa actuar a sus anchas a sus antiguas colonias, territorios de ultramar y Dependencias de la Corona. Londres controla uno de cada cinco para¨ªsos fiscales que hay en el mundo, y muchos cr¨ªticos consideran que podr¨ªa haber hecho much¨ªsimo m¨¢s. ¡°El Gobierno brit¨¢nico puede derogar cualquier norma de Jersey que quiera; e incluso podr¨ªa imponer una nueva legislaci¨®n si se dan circunstancias excepcionales. Es f¨¢cil pensar que se podr¨ªa haber apelado a esas circunstancias dada la evasi¨®n fiscal criminal que se hace desde all¨ª o la corrupci¨®n a gran escala que se da en la isla¡±, asegura a este peri¨®dico Nicholas Shaxson.
Shaxson, en su bestseller Treasure Islands (Islas del Tesoro) ¡ªque se ha convertido en la biblia del movimiento contra los para¨ªsos fiscales¡ª define a Jersey como una combinaci¨®n de ¡°finanzas deslocalizadas futuristas con un sistema pol¨ªtico medieval¡±. Un abogado en paro muy activo en el movimiento a favor de unas finanzas saneadas va a¨²n m¨¢s all¨¢: ¡°Vivimos en un r¨¦gimen de partido ¨²nico. Y ese partido ¨²nico es el sector financiero¡±, resume.
Es cierto que el sistema pol¨ªtico de la isla deja algunas sorpresas a los reci¨¦n llegados. Para empezar, aqu¨ª no hay partidos pol¨ªticos. Hay 51 parlamentarios ¡ªdividido en diputados, senadores y jefes de parroquias¡ª que se eligen en comicios con una participaci¨®n muy baja. Excepto una minor¨ªa muy activa que se moviliza contra los excesos de su sector financiero, los ciudadanos de Jersey est¨¢n bastante despolitizados; y da la impresi¨®n de estar razonablemente satisfechos con un sistema que reparte un bienestar muy aceptable. ¡°Quiz¨¢ haya alg¨²n tipo de negocio sucio aqu¨ª, pero no creo que mucho m¨¢s que en otros lugares¡±, resume Sue, una jubilada sentada en una terraza del mercado mientras apura un t¨¦ y un trozo de tarta.
En Jersey gustan los n¨²meros redondos: 0% de impuestos para las empresas no financieras; 10% para las financieras y un 20% lineal para los ingresos sobre la renta
Las opiniones fuera de corriente no caen del todo bien en la isla. El diputado Montfort Tadier asegur¨® a un periodista del diario franc¨¦s Le Parisien que ¡°Jersey es un para¨ªso fiscal que detrae millones de euros a las arcas francesas¡±. La reacci¨®n fue inmediata: el ministro Ozouf acus¨® al diputado de ¡°da?ar la reputaci¨®n del pa¨ªs describi¨¦ndolo de forma incorrecta¡±. El ¨²nico peri¨®dico local, Jersey Evening Post, public¨® una carta de un ciudadano indignado por estas declaraciones ante la prensa extranjera... ciudadano que seg¨²n sospecha el propio Tadier no existe, sino que es tan solo una tapadera para criticarlo. ¡°Es tan solo una prueba m¨¢s de la naturaleza autoritaria de nuestro r¨¦gimen¡±, resume el parlamentario afectado. ¡°En este lugar, si hablas demasiado te metes en problemas¡±, a?ade el jubilado John Hays, que despu¨¦s de trabajar en la Fuerza A¨¦rea Brit¨¢nica dedica ahora su tiempo a colaborar con la organizaci¨®n Attac.
Si la estructura pol¨ªtica de Jersey es muy particular, su sistema impositivo no lo es menos. A los legisladores no le gustan las complicaciones y en cambio aman las cifras redondas: 0% de impuestos para las empresas no financieras; 10% para las financieras y un 20% lineal para los ingresos sobre la renta, independientemente del nivel de ingresos. A este esquema se uni¨® hace poco a?os un nuevo impuesto sobre el consumo que grava un 5% todos los productos.
Las espadas est¨¢n en alto. Organizaciones como Tax Justice se han marcado un triple objetivo: saber qu¨¦ particulares, empresas, fondos o fundaciones acumulan dinero en los para¨ªsos fiscales; acuerdos de intercambio de informaci¨®n entre todos los Gobiernos e involucrar a los pa¨ªses en desarrollo para que se beneficien de estas mejoras.
Las organizaciones sociales esperan avances importantes en los pr¨®ximos meses en todos estos aspectos. Mientras, los portavoces del sector financiero de Jersey matizan los avances que se pueden dar. ¡°?Alguien sabe lo que podr¨ªa costar intercambiar tant¨ªsima informaci¨®n si todos los pa¨ªses suscribieran este tipo de acuerdos? ?Qui¨¦n acabar¨ªa pag¨¢ndolo? Los bancos. ?Y c¨®mo lo repercutir¨ªan? Subiendo los precios de los servicios que cobran a los clientes¡±, asegura Geoff Cook, el consejero delegado de Jersey Finance.
Algunos pasos ya se han dado. Estados Unidos, Reino Unido y Australia se han puesto de acuerdo para escudri?ar los fondos de las empresas en para¨ªsos fiscales de medio mundo. Los l¨ªderes europeos tratar¨¢n de dise?ar en la cumbre de esta semana un marco com¨²n para luchar contra la evasi¨®n fiscal. Si los gigantes de la pol¨ªtica act¨²an con decisi¨®n, enanos como Jersey se ver¨¢n obligados a responder. Pero nadie puede garantizar que esta no vaya a ser una oportunidad perdida. Otra m¨¢s.
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