?Puede saberse ad¨®nde vamos?
Una sociedad solo sale adelante si los que se han beneficiado en la bonanza tambi¨¦n comparten los costes en la recesi¨®n
Esta pregunta se la formul¨® Miguel Delibes en Madera de h¨¦roe. Recientemente se ha referido a ella Jos¨¦ Luis G¨®mez reflexionando sobre el problema de la deuda en Espa?a.
Mi prop¨®sito es moverme en esta cuesti¨®n que ha sido testigo, y fedataria, de los excesos del proceso de expansi¨®n reciente, de las tradicionales carencias de la Hacienda P¨²blica espa?ola y de las decisiones que se han venido adoptando para hacer frente a la crisis financiera.
Al cierre de 2012, la deuda p¨²blica en Espa?a alcanz¨® la cantidad de 882.300 millones de euros, el 84,2% del PIB. Una cifra importante que ha ido elev¨¢ndose de manera mete¨®rica durante los ¨²ltimos cinco a?os. Medio bill¨®n de euros es la diferencia entre el punto m¨¢s bajo (2007) y el m¨¢s alto (2012). Este ¨²ltimo a?o posee adem¨¢s la singularidad de haber batido todos los r¨¦cords, 148.000 millones de euros m¨¢s que la anualidad anterior. Este ritmo de crecimiento de la deuda se destina, entre otras aplicaciones, a rescatar las entidades financieras nacionalizadas, a efectuar el plan de pagos a los proveedores y a cumplir el compromiso contra¨ªdo de sufragar los pr¨¦stamos concedidos a Grecia, Irlanda y Portugal.
La deuda p¨²blica da origen a una carga de intereses que se materializa en los Presupuestos Generales del Estado. En 2013, las consignaciones para honrar esta finalidad son de 38.660 millones de euros, 22.662 millones m¨¢s que en 2007 y 19.512 millones m¨¢s que en 2004. En los pr¨®ximos a?os esta explosi¨®n continuar¨¢ y se situar¨¢ en niveles altos durante alg¨²n tiempo, que no ser¨¢ corto.
Su din¨¢mica no va a permitir a nadie entregarse a la molicie. Si, como recordaba Fernando Vallesp¨ªn, la pol¨ªtica se mueve entre la necesidad y la fortuna, quienes est¨¦n en ¨¢mbitos p¨²blicos habr¨¢n de empe?arse en desencadenar acciones destinadas a mostrar su capacidad para sortear las dificultades presentes. Ayudarles a conseguirlo es mi pretensi¨®n en un momento en el que estando todo desajustado es conveniente estabilizar este flujo financiero.
El bajo crecimiento potencial har¨¢ que se tarde bastante en retomar
Las razones para efectuar esta operaci¨®n pasan por considerar varios elementos. La deuda p¨²blica espa?ola es cara. Reducir el d¨¦ficit que la origina es dif¨ªcil, ya que aqu¨ª el gasto p¨²blico se sit¨²a 6 puntos por debajo del registrado en la zona euro, mientras que los ingresos lo est¨¢n en casi 10. Por si fuera poco, la econom¨ªa no est¨¢ creciendo, lo que hace que las rentas enflaquezcan, a la vez que las deudas se mantienen.
En el reciente proceso de expansi¨®n de la deuda p¨²blica, un hecho adquiere singularidad: la socializaci¨®n que se est¨¢ realizando de los malos resultados habidos en el ciclo financiero inmobiliario, que ha conducido al saneamiento de la banca, apoyado en provisiones propias, ventas de activos da?ados y en cuantiosas transferencias p¨²blicas. Acumulando todas las ayudas p¨²blicas efectuadas a favor del sistema financiero espa?ol, la Comisi¨®n Europea las cifra en 105.093 millones de euros, es decir, el 10% del PIB. De esa cantidad, en 2011 se contabilizaron p¨¦rdidas por 5.136 millones, y en 2012, por 38.343 millones. El sector p¨²blico ha cargado con una parte de la reestructuraci¨®n bancaria. Est¨¢ por ver si esta continuar¨¢ requiriendo del esfuerzo conjunto de la sociedad espa?ola.
Desliz¨¢ndonos por la telara?a de la deuda, con rapidez tropezamos con la deuda externa bruta de Espa?a, que es bastante mayor que la deuda p¨²blica. En 2012 se sit¨²a en 1,751 billones de euros, el 166,6% del PIB.
Cuantitativamente, la deuda exterior lleva varios ejercicios estabilizada debido a las dificultades existentes y a las que aguardan. La mejora de los n¨²meros de las empresas es el resultado del cierre que, para ellas, ha venido ocurriendo en los mercados internacionales. Las entidades financieras han llevado a cabo un giro en su endeudamiento. Han recomprado paquetes importantes de la deuda bancaria por ellas emitida ¡ªy que estaba en manos de inversores extranjeros¡ª, traslad¨¢ndola al BCE. Conjuntamente, la reducci¨®n de la deuda exterior de Espa?a no ha adquirido todav¨ªa la velocidad necesaria.
El balance de la deuda espa?ola se concreta en que el factor m¨¢s reducido de la misma, la deuda p¨²blica, crece con velocidad, a la vez que se mantiene estable la parte m¨¢s destacada del endeudamiento: la deuda exterior privada, tanto empresarial como bancaria. En suma, Espa?a esta atrapada (Tano Santos), porque estos elevados endeudamientos lastran el crecimiento, a la vez que, como este es bajo, la deuda se exacerba.
?Cu¨¢ndo el volumen de endeudamiento global se convierte en problem¨¢tico? ?Qu¨¦ efectos redistributivos pueden ocurrir si se da esta situaci¨®n? Las respuestas a ambas preguntas las tenemos que dar, conscientes de que nos atenaza una peligrosa combinaci¨®n: un desempleo persistente y monstruoso, producto de un crecimiento muy escaso y tipos de inter¨¦s elevados, junto con d¨¦ficits p¨²blicos altos.
Puestas as¨ª las cosas, la pol¨ªtica econ¨®mica se ver¨¢ obligada a achicar espacios (Menotti), lo que har¨¢ aparecer resistencias si para sostener la carga financiera ha de procederse a recortar renglones significativos del gasto p¨²blico y/o a aumentar los impuestos. El que llevemos ya a?os realizando un ajuste financiero y salarial duro para recobrar la competitividad ha ocasionado la aparici¨®n de una vieja batalla: el reparto de los costes ocasionados por tan profundos sacrificios.
Apenas si descubro nada si digo que todos ellos est¨¢n siendo soportados por los asalariados, los beneficiarios de las prestaciones de las pol¨ªticas de bienestar y por un n¨²mero considerable de peque?os y medianos empresarios.
Todos ellos creen ¡ªy con raz¨®n¡ª que una sociedad solo sale adelante si los que han conseguido beneficios en la bonanza tambi¨¦n comparten los costes en la recesi¨®n. Pero, un a?o tras otro, se est¨¢n percatando de que los dise?os de pol¨ªtica que se aplican afectan desproporcionadamente a los trabajadores y a las clases medias. Con el agravante de que, con mayor frecuencia de la debida, se les dice que hemos dejado atr¨¢s el peor periodo de la crisis, en lugar de razonarles por qu¨¦ el proceso de salida de la crisis ser¨¢ largo y costoso. El bajo crecimiento potencial impondr¨¢ que se tarde bastante tiempo en retomar los niveles saludables de pol¨ªticas p¨²blicas de bienestar existentes antes de 2008.
La demanda interna tardar¨¢ en volver a tirar de la econom¨ªa, aunque solo sea porque la consolidaci¨®n fiscal est¨¢ sirviendo para reba?ar en casi todos los renglones del ingreso y del gasto p¨²blico. Esta tarea deber¨ªa, igualmente, abrirse a la reestructuraci¨®n de las cargas de las diferentes modalidades de endeudamiento, as¨ª se ayudar¨ªa a un mejor desempe?o econ¨®mico.
Ser¨ªa bueno averiguar qu¨¦ podemos hacer para evitar, como dec¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez, que cuando tropecemos con la realidad, su percepci¨®n ya no nos sirva para nada.
Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n es exdiputado del PSOE.
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