De las burbujas a la reforma fiscal
Una burbuja es, para la Real Academia un gl¨®bulo (globo) de aire u otro gas que se forma en el interior de alg¨²n l¨ªquido y sale a la superficie. Por este t¨¦rmino, los economistas definen una situaci¨®n econ¨®mica que no se explica por sus fundamentos y que no puede durar. Espa?a ha tenido durante muchos a?os una burbuja inmobiliaria, es decir una explosi¨®n de precios en los inmuebles que estaba alejada de la econom¨ªa que deb¨ªa sustentar estos precios. Desafortunadamente, los economistas nos equivocamos, y como se puede observar con el precio de los pisos, tan incierta era la afirmaci¨®n de que sus precios no pod¨ªan bajar, como la opuesta de que, al ser sus precios irreales, no se podr¨ªan mantener mucho tiempo.
Lo cierto es que la burbuja inmobiliaria era una parte, muy importante, pero s¨®lo una parte de la gran burbuja econ¨®mica espa?ola. Esa burbuja era fundamentalmente crediticia y monetaria. Espa?a cambi¨® una moneda d¨¦bil, la peseta, por un clon de la moneda m¨¢s fuerte del mundo, el marco alem¨¢n. Esto tiene muchas implicaciones, muchas m¨¢s de las que los fundadores del euro consideraron. Una de ellas es un individuo que antes pod¨ªa pedir un pr¨¦stamos a quince a?os y al doce por ciento de inter¨¦s, ahora lo pod¨ªa pedir a treinta a?os y al tres por ciento. Con esa gran facilidad, much¨ªsimos espa?oles se endeudaron para comprar inmuebles, y ante la masiva demanda, los inmuebles subieron de precio escandalosamente. Obviamente, se empezaron a construir cada vez m¨¢s casas, y los salarios de personal sin cualificar no pararon de subir en la construcci¨®n.
La gran burbuja tuvo muchos efectos secundarios. Por ejemplo, muchos estudiantes abandonaron los estudios porque la construcci¨®n ofrec¨ªa buenos salarios a trabajadores sin cualificar. Ahora, explotada la burbuja es muy dif¨ªcil recolocar a estos alba?iles, gruistas, escayolistas... Por otra parte, tambi¨¦n se produjo una burbuja de infraestructuras, pol¨ªtica y administrativa: la otra gran burbuja fue fundamentalmente fiscal. En el fondo, las Administraciones recaudaban impuestos sin esfuerzo: se bajaban los impuestos y se recaudaba m¨¢s, pero no era la curva de Laffer, sino la burbuja fiscal.
Una parte de la burbuja fiscal se puede entender muy f¨¢cilmente. Si se construyen y se venden 600.000 viviendas, se recauda mucho m¨¢s que si se venden 100.000. Por una parte, todos los tributos que recaen sobre la construcci¨®n y venta de viviendas recaudan m¨¢s: licencias, impuesto de construcci¨®nes, instalaciones y obras, impuesto de transmisiones patrimoniales, actos jur¨ªdicos documentados... Adem¨¢s, est¨¢ el efecto indirecto de tener empleados dos millones de espa?oles (y centenares de miles de extranjeros), pagando cotizaciones de seguridad social e IRPF. Estos mayores ingresos eran temporales, pero, como todas las burbujas espa?olas duraron muchos a?os. Las administraciones territoriales, Ayuntamientos y comunidades acomodaron su nivel de gastos permanentes a unos ingresos coyunturales. Ahora, les es muy dif¨ªcil reducirlo.
Otra parte de la burbuja fiscal es m¨¢s compleja. Si los precios de los pisos suben, los espa?oles nos cre¨ªmos m¨¢s ricos de lo que ¨¦ramos. Por otra parte, el ahorro interno no pod¨ªa financiar toda la inversi¨®n que se realizaba. Esto condujo a que Espa?a, como econom¨ªa gastase m¨¢s de lo que ingresaba, en t¨¦rminos econ¨®mico, d¨¦ficit por cuenta corriente. Esto supone, en los grandes impuestos estatales m¨¢s recaudaci¨®n de la normal. Si un individuo consume paga muchos m¨¢s impuestos que si ahorra, porque el 18 o 21% de lo que se consume es mucho m¨¢s dinero que el 18% de las rentas del ahorro: un 18% de un dinero que se consume es mucho m¨¢s que el 18% de, por ejemplo, el 5% de rentabilidad de una inversi¨®n. Por otra parte, el IRPF es tremendamente progresivo, y una subida de salarios supone una enorme recaudaci¨®n adicional.
Esta burbuja fiscal ha producido tres efectos. En primer lugar, los ciudadanos no han podido juzgar adecuadamente la labor de sus pol¨ªticos, porque todos parec¨ªan tener recursos ilimitados y todos lo hac¨ªan bien. Aqu¨ª, Luis Garicano, Tano Santos y Jes¨²s Fern¨¢ndez Villaverde lo explican magistralmente: http://www.fedeablogs.net/economia/?p=30353 Adem¨¢s, se han construido infraestructuras y se ha contratado personal fijo, que ahora no se puede pagar. La clase dirigente espa?ola se ha comportado como si gobernase un emirato petrolero, y se nos ha acabado el petr¨®leo. El tercer efecto es m¨¢s sutil: como recaud¨¢bamos much¨ªsimo, directa e indirectamente del sector inmobiliario, hemos dejado el resto de la fiscalidad hecha un caos.
Un ejemplo es paradigm¨¢tico: tenemos 20 impuestos de sucesiones distintos en Espa?a: 15 en las autonom¨ªas de r¨¦gimen com¨²n, otro distinto en Navarra, otros tres en las diputaciones forales vascas y uno m¨¢s del Estado para los no residentes. Y son muy distintos, van de aplicar un tipo que puede ser superior al 80%, a tener un impuesto casi inexistente en Madrid, con bonificaciones del 99%. As¨ª se recauda muy poco, y la gente se mueve por motivos fiscales. Las comunidades, todas, subieron el impuesto de transmisiones patrimoniales, mientras el mercado inmobiliario fue bien, y a la vez muchas de ellas desfiscalizaron donaciones y herencias, o se dedicaron a la competencia fiscal, porque "era san¨ªsima". De esos polvos, tenemos estos lodos de ca¨ªda recaudatoria sin precedentes.
La Gran Burbuja que vivi¨® la econom¨ªa espa?ola ha desarmado muchas cosas: educaci¨®n, sector inmobiliario, administraci¨®n p¨²blica, pol¨ªtica y fiscalidad. Una reforma fiscal s¨®lo resolver¨¢, parte el problema, pero ya es mucho y lo necesitamos. Podemos recaudar m¨¢s, de hecho, lo necesitamos, sin afectar excesivamente al crecimiento econ¨®mico, simplemente aprendiendo la experiencia y corrigiendo errores. Es posible, pero ser¨¢ gratis, ni tan barato como fue, en unos tiempos que tardar¨¢n en volver.
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