Tensiones con China
No todas las pr¨¢cticas comerciales de las empresas de aquel pa¨ªs se ajustan al juego limpio
Las crisis econ¨®micas acaban aflorando tensiones proteccionistas dormidas durante las fases expansivas. La depresi¨®n en la demanda interna de buena parte de las econom¨ªas avanzadas obliga a las empresas a proyectar su actividad hacia los mercados internacionales y a las autoridades econ¨®micas a instrumentar pol¨ªticas monetarias expansivas que, entre otras consecuencias, favorecen la depreciaci¨®n del tipo de cambio y con ella la competitividad de sus exportaciones. En ocasiones son pol¨ªticas poco respetuosas con el juego limpio. A los riesgos de guerra de divisas como los que emergieron en los primeros a?os de la Gran Depresi¨®n se a?aden subidas de aranceles o restricciones de todo tipo a las importaciones. El resultado es un clima que deprime el crecimiento del comercio internacional, condici¨®n para la extensi¨®n de las oportunidades de crecimiento econ¨®mico entre un n¨²mero mayor de pa¨ªses.
Las ¨²ltimas tensiones en China y la UE, encareciendo algunas importaciones como las de tubos de acero inoxidable procedentes de Europa o restringiendo las compras de vino europeo, son los casos m¨¢s recientes, aunque de ning¨²n modo los ¨²nicos. M¨¢s all¨¢ del desencadenante concreto, lo m¨¢s relevante es que tienen lugar entre las dos potencias comerciales m¨¢s importantes del planeta. No es la primera vez que tienen lugar y su recurrencia es por s¨ª sola una expresi¨®n de la limitada capacidad de disuasi¨®n que tiene hoy d¨ªa la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC). Creada en 1995, su tard¨ªo nacimiento estaba precisamente justificado para evitar estas tensiones generadoras, en el mejor de los casos, de una peligrosa incertidumbre en una econom¨ªa mundial cada d¨ªa m¨¢s interdependiente.
La r¨¢pida irrupci¨®n de China como principal potencia comercial y segunda econom¨ªa con mayor dimensi¨®n del mundo ha socavado algunas ventajas competitivas que se supon¨ªan estrechamente vinculadas a las econom¨ªas avanzadas. A pesar de su pertenencia a la OMC, no todas las pr¨¢cticas comerciales de las empresas de aquel pa¨ªs se ajustan al juego limpio. Lo nuevo es que ahora es mucho m¨¢s puntillosa con las malas pr¨¢cticas que se observan en otros bloques comerciales. Son respuestas que crecen proporcionales a la detecci¨®n de anomal¨ªas en ese gigante asi¨¢tico, como las vinculadas a la falta de transparencia, a la existencia de manipulaci¨®n de medios o al respeto a los contratos por parte de las empresas chinas.
El problema es que la extensi¨®n de ese tipo de comportamientos al margen de las normas internacionales est¨¢n hoy m¨¢s extendidos. La econom¨ªa china dispone de un peso espec¨ªfico singular en la tracci¨®n de la econom¨ªa mundial y en el volumen de intercambios de bienes y cada d¨ªa m¨¢s tambi¨¦n de servicios y de capitales. La capacidad de intimidaci¨®n, en definitiva, es notable. Por eso, lejos de acentuar el enfrentamiento, la UE deber¨ªa eliminar cualquier atisbo de justificaci¨®n a la actitud proteccionista de las autoridades chinas y apelar directamente al dominio del arbitraje de la OMC. Con ello, adem¨¢s de fortalecer las hoy muy erosionadas instituciones multilaterales, se legitimar¨ªan las razonables reclamaciones para que China avance en la completa homologaci¨®n de sus instituciones y normas con las vigentes en las naciones respetuosas con la ley, el ordenamiento internacional, y no menos importante, los derechos humanos.
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