Anatom¨ªa de un fracaso
Al salir de la reuni¨®n de ministros de Econom¨ªa y gobernadores de bancos centrales del G-20, celebrada en Mosc¨² la pasada semana, el ministro espa?ol de Econom¨ªa, Lu¨ªs de Guindos, muy prudente, constat¨® "un cierto fracaso" en la historia de esta formaci¨®n G en relaci¨®n con la creaci¨®n de empleo: "Se ha avanzado en la estabilidad financiera pero no en la recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico y en la creaci¨®n de empleo", dijo. Precisamente por ello, en los albores de la cumbre, dos instituciones como la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) y la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) hab¨ªan demandado que el G-20 tuviese como punto de vista monogr¨¢fico la creaci¨®n de puestos de trabajo. Por supuesto, ni caso.
De todos los problemas que ha generado la Gran Recesi¨®n el m¨¢s notable es el del paro: m¨¢s de 200 millones de desempleados en el mundo (la cifra m¨¢s alta de la historia), de los cuales unos 30 millones se han generado en estos ¨²ltimos seis a?os; 1.200 millones (el 40% de la fuerza laboral en el mundo) de trabajadores vulnerables por las condiciones en las que laboran o por los escasos sueldos que cobran; incremento del paro de larga duraci¨®n y expulsi¨®n de quienes lo padecen del sistema de protecci¨®n del seguro de desempleo en los lugares en que existe. Y el paro de menores de 24 a?os dobla el porcentaje general: alrededor de 80 millones de j¨®venes no tienen puesto de trabajo y 150 millones trabajan pero permanecen en la pobreza, dado lo rid¨ªculo de sus emolumentos. A Espa?a, con m¨¢s de seis millones de parados, le corresponde el 3% del ej¨¦rcito de reserva.
El G-20 es un artefacto fallido en muchos otros aspectos, pero en ninguno como en su relaci¨®n con el empleo. Por ejemplo, aprueba ahora medidas contra la ingenier¨ªa y el fraude fiscal que ya aparec¨ªan como urgentes en su primer comunicado en el oto?o de 2008, cuando los jefes de Estado y de Gobierno se reun¨ªan alarmados por la quiebra de Lehman Brothers y sus efectos en los bancos de todo el mundo, y hablaban de aquello tan ut¨®pico como "refundar el capitalismo". Jam¨¢s lo repitieron. El G-20 se constituy¨® en 1999 pero s¨®lo adquiri¨® un papel protagonista en 2008, al inicio de la actual crisis, cuando los mandatarios de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo se dieron cuenta de que no pod¨ªan protagonizar la recuperaci¨®n sin la complicidad de pa¨ªses emergentes tan potentes como China, Rusia, Brasil, Sud¨¢frica, India, etc¨¦tera.
Sus primeras tres reuniones en esta etapa (Washington, noviembre de 2008; Londres, abril 2009; Pittsburgh, septiembre 2009) tuvieron un cierto tinte reformista, asustados por lo que estaba sucediendo. Fue entonces cuando hablaron de para¨ªsos fiscales, regulaci¨®n del sistema financiero y responsabilidades de las agencias de calificaci¨®n de riesgo, liberalizaci¨®n del comercio y finalizaci¨®n de la Ronda Doha de la Organizaci¨®n Internacional de Comercio (?existe?), etc¨¦tera. A partir de aqu¨ª (Toronto, Se¨²l, Cannes,¡), el G-20 no hizo m¨¢s que repetir la ret¨®rica y hacerse tan inoperante como otras instituciones multilaterales a la hora de dar respuestas a los verdaderos problemas de la gente en el mundo. Salvaron a los bancos y a los banqueros pero se olvidaron de los ciudadanos. Y se produjo una desavenencia, que todav¨ªa dura: mientras EE UU y los principales pa¨ªses emergentes adecuaron su pol¨ªtica econ¨®mica a la prioridad de crecer y crear empleo, la Uni¨®n Europea entr¨® en la monoman¨ªa de la austeridad y de la consolidaci¨®n fiscal (el ¡°masoquismo europeo¡±, en palabras de Paul Krugman) y se convirti¨® en la zona del mundo m¨¢s atrasada en la recuperaci¨®n y con los ¨ªndices de paro m¨¢s espectaculares. Advirtiendo lo que estaba ocurriendo, el presidente Obama dirigi¨® una carta al G-20 de Toronto (junio de 2010) en la que dec¨ªa: ¡°Evitemos los errores del pasado, nuestra mayor prioridad en Toronto tiene que ser la de salvaguardar y fortalecer la recuperaci¨®n (¡) Trabajamos muy duramente para restaurar el crecimiento, no podemos perder vitalidad ahora¡±.
El pr¨®ximo mes de septiembre los mandatarios del G-20 sustituir¨¢n a sus tecn¨®cratas en San Petersburgo. Llevan como tarea, seg¨²n el comunicado oficial de los ministros y gobernadores, preparar un plan de acci¨®n ¡°para situar a la econom¨ªa global en la senda del crecimiento m¨¢s seguro, m¨¢s firme y m¨¢s equilibrado¡±. ?Qui¨¦n lo cree?
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