El declive de las clases medias
Obama, acuciado por multitud de problemas, trata de redirigir el debate pol¨ªtico hacia la situaci¨®n econ¨®mica y, m¨¢s espec¨ªficamente, hacia la importancia de atajar la desigualdad social y reforzar las clases medias. Este no es tampoco un terreno en el que el presidente dem¨®crata puede sentirse fuerte: la recuperaci¨®n est¨¢ volviendo, pero la redistribuci¨®n de la renta y la riqueza en EE UU est¨¢ situada en los niveles de los a?os veinte, cuando las distancias entre las clases sociales fueron m¨¢s grandes. El declive de las clases bajas y medias, muy pronunciado desde los a?os ochenta ¡ªlos de la hegemon¨ªa de la revoluci¨®n reaganiana¡ª no ha variado de tendencia con los ¨²ltimos presidentes dem¨®cratas, Clinton y Obama. Ninguno de ellos se ha semejado al Lyndon B. Johnson de la gran sociedad y la lucha contra la pobreza.
En la primera legislatura, Obama defini¨® gr¨¢ficamente sus objetivos en este terreno: ¡°No hay una l¨ªnea divisoria entre Wall Street y Main Street. Nos levantaremos o nos caeremos juntos como una sola naci¨®n¡±. Ni rastro de este programa. Hoy se acumulan los extraordinarios beneficios de bancos y empresas, mientras que la renta disponible de las familias de clase media sigue congelada y el paro disminuye con extraordinaria lentitud. Lo menciona el sutil economista Robert Shiller, de la Universidad de Yale: ha variado la percepci¨®n que tiene la mayor¨ªa de los estadounidenses del pa¨ªs como un lugar que ofrece igualdad de condiciones para todos, y cita los rescates bancarios, que han envenenado el ambiente. Un sentimiento que muchos ciudadanos comparten es el de no tener ¡°ni siquiera un abogado. Todos los ricos tienen abogados y grupos de presi¨®n¡±.
EE UU tiene un nivel de desigualdad semejante al de los pa¨ªses m¨¢s atrasados
Los datos son escandalosos: desde 2007 la desigualdad de ingresos alcanz¨® niveles que no se ve¨ªan desde antes de la Gran Depresi¨®n: el porcentaje de ingresos del 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n pas¨® a ser del 23% del total, frente al 10% de las d¨¦cadas anteriores. El 5% m¨¢s rico controla aproximadamente el 75% de la riqueza financiera. El ¨ªndice de Gini, que mide la desigualdad en una escala de cero (perfecta igualdad) a uno (perfecta desigualdad) muestra un fuerte incremento hasta del 0,45, muy similar o peor que el de las econom¨ªas con una desigualdad muy acusada en los pa¨ªses emergentes m¨¢s pobres. Al mismo tiempo, los ingresos reales medios de los hogares de EE UU han vuelto a los niveles de 1999, y la clase media y baja se han visto obligadas a apretarse (mucho) el cintur¨®n por la reducci¨®n tanto de los ingresos como de su patrimonio.
Los economistas Krugman y Robin Wells lanzan una atrevida tesis: en 2007 EE UU era un pa¨ªs con una extraordinaria desigualdad y justo despu¨¦s de alcanzar este hito entr¨® de lleno en la peor recesi¨®n desde la Gran Depresi¨®n. ¡°Es probable que no fuera una coincidencia¡±, dicen. Para ambos, la desigualdad extrema en la distribuci¨®n de los ingresos condujo a una polarizaci¨®n pol¨ªtica extrema y esto obstaculiz¨® que se diera una respuesta pol¨ªtica a la crisis. De ello se queja Obama, de los impedimentos que los republicanos ponen de modo sistem¨¢tico a su pol¨ªtica econ¨®mica. La desigualdad gener¨® un sistema pol¨ªtico polarizado (porque los republicanos se han escorado cada vez m¨¢s hacia la derecha, no porque los dem¨®cratas se hayan hecho m¨¢s izquierdistas) en el que el Partido Republicano ha hecho todo cuanto ha podido por obstruir todas y cada una de las iniciativas que un presidente moderadamente liberal tom¨® para hacer algo a favor de Main Street, la generaci¨®n de empleo y una mayor renta disponible.
La indignaci¨®n de tanta gente no se debe tanto a la enorme dureza de las circunstancias econ¨®micas de la ¨¦poca como a la forma desigual en que se vieron afectados segmentos mayoritarios de la sociedad. Las protestan en todo el mundo, m¨¢s all¨¢ de los asuntos propios, expresan la inquietud por el futuro, por la dificultad para acceder a las oportunidades y por la concentraci¨®n de poder en manos de ¨¦lites financieras, pol¨ªticas y medi¨¢ticas. Roubini ha escrito que todo modelo econ¨®mico que no aborde la desigualdad a trav¨¦s de la provisi¨®n de bienes p¨²blicos y la igualdad de oportunidades, acabar¨¢ enfrent¨¢ndose a una crisis de legitimidad. Momento en el que estamos.
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