Denle una oportunidad al empleo
Si sopesan los riesgos, es un mal momento para que la Fed anuncie la llamada "reducci¨®n"
Esta semana, el Comit¨¦ del Mercado Abierto de la Reserva Federal ¡ªel grupo de hombres y mujeres que establecen la pol¨ªtica monetaria estadounidense¡ª celebrar¨¢ su sexta reuni¨®n de 2013. Casi todo el mundo espera que al final de la reuni¨®n el comit¨¦ anuncie la llamada "reducci¨®n", una ralentizaci¨®n del ritmo al que compra activos a largo plazo.
Memorando para la Reserva: por favor, no lo hagan. Es cierto que los argumentos a favor de la disminuci¨®n del ritmo no son ni descabellados ni est¨²pidos, algo raro en el actual debate pol¨ªtico estadounidense, pero si sopesan los riesgos, es un mal momento para hacer algo que tiene todos los visos de un endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria.
De acuerdo, ?de qu¨¦ estamos hablando aqu¨ª? En tiempos normales, la Reserva trata de guiar a la econom¨ªa comprando y vendiendo deuda estadounidense a corto plazo, lo que le permite controlar de forma eficaz los tipos de inter¨¦s a corto plazo. Sin embargo, desde 2008, los tipos a corto plazo han estado pr¨®ximos a cero, lo que significa que no pueden bajar m¨¢s (ya que de otro modo la gente se limitar¨ªa a acumular efectivo). No obstante, la econom¨ªa ha seguido mostrando signos de debilidad, por lo que la Reserva ha intentado ganar tracci¨®n a trav¨¦s de medidas poco convencionales, principalmente comprando bonos a m¨¢s largo plazo, tanto deuda p¨²blica estadounidense como bonos emitidos por entidades de cr¨¦dito para viviendas financiadas federalmente.
Ahora la Reserva est¨¢ hablando de ralentizar el ritmo de estas compras hasta paralizarlas totalmente en alg¨²n momento del a?o pr¨®ximo. ?Por qu¨¦?
Una de las respuestas es el convencimiento de que estas compras ¡ªespecialmente las compras de deuda p¨²blica¡ª no son, a fin de cuentas, muy eficaces. Hay bastantes pruebas que apoyan esa creencia y la opini¨®n de que lo m¨¢s eficaz que puede hacer la Reserva es dar se?ales de que tiene previsto mantener los tipos a corto plazo, que controla realmente, bajos durante mucho tiempo.
Por desgracia, los mercados financieros han decidido claramente que la disminuci¨®n anuncia un giro general para dejar de estimular la econom¨ªa: las expectativas en cuanto a los tipos futuros a corto plazo han aumentado dr¨¢sticamente desde que empezaron los rumores sobre la reducci¨®n, y tambi¨¦n lo han hecho los tipos a largo plazo, que son fundamentales, especialmente los tipos hipotecarios. En efecto, al hablar de la reducci¨®n, la Reserva ya ha endurecido bastante la pol¨ªtica monetaria.
?Pero es eso tan malo? Aqu¨ª es donde entra el segundo argumento: los indicios de que en realidad no hay tan poco movimiento en la econom¨ªa estadounidense y de que no estamos tan lejos del pleno empleo. Despu¨¦s de todo, la tasa de desempleo, que alcanz¨® un m¨¢ximo del 10% a finales de 2009, es ahora del 7,3%, y hay economistas que creen que la econom¨ªa estadounidense podr¨ªa empezar a "sobrecalentarse", a mostrar signos de inflaci¨®n acelerada, con una tasa de desempleo de hasta el 6,5%. ?Es hora de que la Reserva levante el pie del acelerador?
Yo dir¨ªa que no, por un par de razones.
En primer lugar, ese descenso del desempleo no es lo que parece a simple vista. El desempleo no ha disminuido porque un porcentaje m¨¢s elevado de adultos haya encontrado trabajo; ha disminuido casi exclusivamente porque un porcentaje cada vez menor de adultos forma parte de la poblaci¨®n activa, bien al trabajar o bien al buscar activamente trabajo. Y al menos una parte de los estadounidenses que abandonaron la fuerza laboral despu¨¦s de 2007 volver¨¢n a medida que mejore la econom¨ªa, lo que significa que tenemos que recuperarnos m¨¢s de lo que esa cifra del desempleo da a entender.
?Hasta qu¨¦ punto es enga?osa la cifra del desempleo? Es una pregunta dif¨ªcil, sobre la que la gente razonable no se pone de acuerdo. La pregunta que deber¨ªa estar plante¨¢ndose la Reserva es: ?cu¨¢l es el equilibrio de los riesgos?
Supongan, por una parte, que la Reserva fuese a aplazar el endurecimiento y que luego se enterase de que la econom¨ªa estaba m¨¢s cerca del pleno empleo de lo que pensaba. ?Qu¨¦ pasar¨ªa? Bueno, la inflaci¨®n aumentar¨ªa, aunque probablemente solo de forma moderada. ?Ser¨ªa eso muy malo? Ahora mismo la inflaci¨®n es inferior al objetivo del 2% de la Reserva, y muchos economistas serios ¡ªincluido, por ejemplo, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional¡ª han abogado por un objetivo m¨¢s alto, digamos que del 4%. Por tanto, el coste de un endurecimiento demasiado tard¨ªo no parece muy elevado.
Supongan, por otra parte, que la Reserva fuese a endurecer su pol¨ªtica en breve y que luego se enterase de que lo ha hecho demasiado pronto. Eso podr¨ªa perjudicar a una recuperaci¨®n que ya es d¨¦bil, causando da?os de cientos de miles de millones de d¨®lares, si no de billones, dejando a cientos de miles, si no millones, de trabajadores adicionales sin empleo e infligiendo un da?o a largo plazo a medida que cada vez m¨¢s desempleados son considerados no aptos para trabajar.
La cuesti¨®n es que aunque existe una incertidumbre justificada sobre lo que la Reserva deber¨ªa estar haciendo, los costes de ser demasiado duro superan ampliamente a los costes de ser demasiado indulgente. Equivocarse es humano; equivocarse al optar por el crecimiento es sensato.
A?adir¨ªa que uno de los pecados de la actual pol¨ªtica econ¨®mica de nuestra ¨¦poca ha sido permitir que los riesgos hipot¨¦ticos, como la crisis fiscal que nunca se produjo, se impongan a las preocupaciones sobre los da?os econ¨®micos que se producen aqu¨ª y ahora. Odiar¨ªa ver a la Reserva caer en esa trampa.
Por lo tanto, mi mensaje es, no lo hagan. No reduzcan y no endurezcan hasta que puedan ver de cerca la inflaci¨®n. Denle una oportunidad al empleo.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de 2008.
? New York Times Service 2013.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.