El lugar p¨²blico del Born de Barcelona
Los espacios colectivos deben albergar actividad social sin necesidad de referencia alguna a los espacios cl¨¢sicos
Hace pocos d¨ªas se ha reinaugurado el Mercado del Born de Barcelona, esta vez como Centro Cultural dependiente del Museo de Historia de la Ciudad. No es mi intenci¨®n escribir sobre los contenidos culturales que se proponen y que deber¨ªan generar un interesante polo de actividad, ni de la rehabilitaci¨®n arquitect¨®nica que en mi opini¨®n tiene una gran educaci¨®n con el edificio original, ni evaluar los restos arqueol¨®gicos que proceden del derribo del barrio de La Ribera por la tropas Borb¨®nicas, ni tan siguiera de la gran inversi¨®n ejecutada para los tiempos de crisis que vivimos, o del simbolismo que reinterpreta¡ Todo ello se ha debatido y seguro que generar¨¢ m¨¢s palabras y alg¨²n que otro texto. Me interesa comprobar como otro proyecto iniciado a trav¨¦s de la planificaci¨®n urban¨ªstica y como el dise?o propuesto genera una pol¨¦mica ciudadana.
Sin embargo, y a ra¨ªz de alguna lectura reciente y de comentarios de caf¨¦ me gustar¨ªa reflexionar sobre el espacio p¨²blico que genera, tanto en el interior del propio edificio como en el exterior. La cr¨ªtica sobre el lugar no debe basarse en una lectura decimon¨®nica, sino en resaltar los valores de los conceptos contempor¨¢neos del lugar p¨²blico. Se me hace simplista reflexionar sobre si el lugar generado es una plaza o es una calle, o si la forma que tiene no responde a ninguna de las tipolog¨ªas de los espacios cl¨¢sicos. La cr¨ªtica hoy debe utilizar herramientas de an¨¢lisis actuales alejadas de valores de los siglos pasados. Los cr¨ªticos deber¨ªamos usar herramientas de an¨¢lisis que no sean obsoletas para la ciudad.
El edificio del Born y su entorno han creado un complejo espacio p¨²blico a trav¨¦s de una plataforma pavimentada que anula las calles existentes, tanto las de car¨¢cter m¨¢s local como la de tr¨¢nsito m¨¢s intenso y que se introduce bajo la cubierta del mercado con algunas limitaciones y dificultades, sin llegar a generar un espacio franco, creando un lugar de deambulaci¨®n. En esta imagen impera el vac¨ªo, algo que deber¨ªamos aprender a valorar positivamente en una ciudad densa como es Barcelona, sobre los elementos tradicionales y refuerza la singularidad del lugar y de los notables edificios residenciales del entorno inmediato. La utilizaci¨®n de mobiliario y vegetaci¨®n hoy es casi minimalista y se limita a lo imprescindible: arboles de alineaci¨®n, alumbrado, etc. Seguramente, la gran explanada situada entre la puerta principal y el paseo del Born merecen m¨¢s atenci¨®n de dise?o: se debe optimizar la regulaci¨®n de las terrazas de los bares, o repensar la posici¨®n del m¨¢stil de la bandera y seguramente ser¨ªa un lugar ideal para albergar una nueva escultura que aporte un extra. Opino que con el tiempo todo esto suceder¨¢, los lugares p¨²blicos no son espacios que finalizamos con una urbanizaci¨®n, son sitios evolutivos que se adaptan a la ciudad y a sus actividades. Por lo tanto, la cr¨ªtica debe ser constante y siempre ha de estar abierta. Lo que debemos pedir a un lugar p¨²blico de nueva generaci¨®n es una gran capacidad de plurifuncionalidad urbana y una correcta capacidad de transformaci¨®n continua.
La famosa y reiterada afirmaci¨®n de nuestros maestros de que ¡°nuestras ciudades est¨¢n hechas de plazas y calles¡± hoy es claramente discutible. Nuestra cr¨ªtica no se puede basar en ella si no queremos que sea rid¨ªcula frente a un pensamiento contempor¨¢neo. No podemos descalificar el lugar porque no se parece a una plaza o porque no tiene el car¨¢cter de una calle. Los lugares p¨²blicos contempor¨¢neas han de tener una tendencia a ser espacios colectivos con capacidad de albergar actividades sociales y no han de tener ninguna referencia necesaria a los espacios m¨¢s cl¨¢sicos de la ciudad.
El valor del lugar que podemos denominar ¡°difuso¡± recae en la capacidad de generar oportunidades urbanas y conflictos. Tal vez conceptos dif¨ªciles de entender para un cr¨ªtico del siglo XX, pero asequibles para la ciudadan¨ªa del siglo XXI. Tambi¨¦n, debemos apreciar algunas cuestiones m¨¢s precisas como son: la reducci¨®n del tr¨¢fico y la priorizaci¨®n del peat¨®n, la capacidad polivalente, el vac¨ªo urbano, la creaci¨®n de un sistema complejo de lugares p¨²blicos y la reinterpretaci¨®n de la forma urbana como esencia de la ciudad.
Jaume Barnada es doctor arquitecto y profesor de los programas del ?rea de Gesti¨®n de la Ciudad y Urbanismo de la Universidad Oberta de Catalunya (OAC).
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