La sociabilidad y responsabilidad de la banca en el siglo XXI
Las entidades deben conviertirse en agentes verdaderos transmisores del bienestar
Desde su nacimiento, all¨¢ por los tiempos pret¨¦ritos de los sacerdotes sumerios de Uruk, de Ur, de Eridon, de Agade, de Sippar, de Babilonia, en la ¨¦poca en que Samu Abum fundo el imperio babil¨®nico, practicaban ya el ejercicio de la banca.
Los bancos mantienen una hist¨®rica ¡°funci¨®n¡±: actuar de intermediarios financieros entre ofertantes y demandantes de fondos. Los bancos tienen asignado un papel central dentro de las instituciones que conforman el sistema financiero, por ello su alta ¡°responsabilidad¡± e influencia en la actividad econ¨®mica de los pa¨ªses. Los bancos cumplen una ¡°funci¨®n¡± muy espec¨ªfica en la econom¨ªa de libre mercado, como es, actuar de intermediarios financieros entre ofertantes y demandantes de fondos.
Por un lado, tienen la capacidad de estimular y recibir el ahorro de una sociedad y por otro, distribuirlo entre los agentes econ¨®micos: ciudadanos, empresas y Estado que lo necesitan para llevar a cabo sus actividades de consumo e inversi¨®n. En este contexto, la mayor¨ªa de sus operaciones se encuentran relacionadas con la asignaci¨®n eficiente de los recursos que captan, funci¨®n esencial para el funcionamiento de la econom¨ªa productiva y por consiguiente, para el propio desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses.
Si la salud de los bancos se resiente, su funci¨®n de intermediarios financieros tambi¨¦n sufre
De hecho, existe una alta correlaci¨®n entre el cr¨¦dito bancario, el producto interno bruto (PIB) y la renta per c¨¢pita. Esta fuerte correlaci¨®n es una clara se?al del v¨ªnculo existente entre el nivel de desarrollo econ¨®mico y el financiero. As¨ª, puede decirse, que un pa¨ªs es m¨¢s o menos desarrollado, seg¨²n las fuentes de financiaci¨®n con las que cuenta su sistema financiero, es decir, del n¨²mero de instituciones que lo forman, as¨ª como de su especialidad.
En pa¨ªses que no cuentan con fuentes alternativas de financiamiento, el sector bancario puede determinar y alterar la trayectoria del progreso econ¨®mico, sobre todo mediante el proceso de intermediaci¨®n financiera. Por tanto los bancos como intermediadores financieros, adquieren altas responsabilidades, pues deben realizar la distribuci¨®n y asignaci¨®n de la manera m¨¢s eficiente del cr¨¦dito, as¨ª como proteger los dep¨®sitos de ahorro en todas sus modalidades.
En este proceso de intermediaci¨®n, financian sus pr¨¦stamos con los dep¨®sitos que les son confiados y con un apalancamiento en ocasiones excesivo como bien ha demostrado la crisis. La naturaleza de esta operaci¨®n implica transformar los activos, de tal manera que se corren varios riesgos simult¨¢neamente. Al otorgar pr¨¦stamos afrontan lo que se conoce como riesgo crediticio (que no se recupere el cr¨¦dito concedido en sus diferentes modalidades), riesgo de liquidez (vinculado a las diferencias de vencimientos entre los pasivos y los activos), riesgo de tasas de inter¨¦s y otros que surgen del mercado (riesgos relacionados con la fluctuaci¨®n de precios fundamentales como el tipo de cambio). La combinaci¨®n de estos riesgos imprime una fragilidad inherente a la actividad bancaria, que se ve exacerbada por desequilibrios macroecon¨®micos globales.
La fragilidad inherente a la actividad bancaria se agrava por desequilibrios macroecon¨®micos
Por lo tanto, la funci¨®n ¨²ltima de la existencia de un sistema financiero, est¨¢ en la necesidad de ajustar el comportamiento de las variables de ahorro e inversi¨®n, mediando entre las decisiones tomadas por ahorradores e inversores de forma que la canalizaci¨®n de los fondos se produzca sin tensiones e ineficiencias, y al mismo tiempo poder facilitar los pagos e intercambios que se producen en el sistema econ¨®mico.
Desde estas consideraciones podemos decir que, un sistema financiero es un todo estructurado, compuesto por un conjunto de instituciones, activos, mercados y t¨¦cnicas espec¨ªficas cuyo objetivo principal es el de canalizar el ahorro desde las unidades econ¨®micas con super¨¢vit hacia aquellas unidades que tienen d¨¦ficit. Dentro del sistema financiero, sencillamente los bancos son una instituci¨®n de intermediaci¨®n financiera, cuyas principales operaciones consisten como se ha indicado, en recibir dep¨®sitos de los ahorradores y por otro, otorgar pr¨¦stamos o cr¨¦ditos a los demandantes, es decir a los agentes econ¨®micos.
Si la buena salud de los bancos se resiente, la funci¨®n que realizan como intermediarios financieros igualmente lo hace y por tanto, se resiente todo el funcionamiento de la econom¨ªa. Esto es precisamente lo que acontece desde el estallido de la crisis financiera de la ¡°subprime¡± en EE.UU (agosto, 2007), que adem¨¢s, ha provocado una preocupante y ampl¨ªsima p¨¦rdida de ¡°confianza¡± en el sector bancario, lo que significa que la piedra angular de su negocio debe recomponerse de la manera m¨¢s acelerada como s¨®lida posible, pues sin ella, su funci¨®n como intermediarios financieros se encuentra notablemente afectada y por tanto, la propia econom¨ªa productiva se ve igualmente perjudicada.
Como hacerlo, es el gran reto que demandan los nuevos tiempos, y de ello son muy conscientes los banqueros, quienes deben trabajar conjuntamente para poder restablecerla con la m¨¢xima celeridad y credibilidad. Los clientes que les conf¨ªan sus ahorros y los agentes econ¨®micos que dependen de su asignaci¨®n ¡ªeficiente¡ª, necesitan urgentemente que su funci¨®n de intermediarios financieros salga fortalecida en beneficio de todas las partes interesadas (stakeholder).
Definitivamente, deben transformarse intensamente desde una ¡°sociabilidad¡± que definitivamente, despliegue una proximidad m¨¢s all¨¢ de sus relaciones tradicionales con los stakeholder, para extenderse al conjunto de la sociedad en sus m¨²ltiples variaciones econ¨®micas y sociales. Pero que no nos confundamos, en esta ocasi¨®n, no significa perfeccionar la operativa haci¨¦ndola m¨¢s amigable y pr¨®xima a los clientes, ni tan siquiera ofrecerles menores costes, que tambi¨¦n, claro que s¨ª, en esta ocasi¨®n, se trata de algo m¨¢s profundo e intenso, que afecta m¨¢s a la ¡°filosof¨ªa¡± que a la estrategia. Es decir, deben servir a los clientes y a la sociedad en su conjunto, desde una ¡°sociabilidad¡± capaz de adaptarse a las caracter¨ªsticas de su entorno tanto de familias, como de empresas, con especial ¨¦nfasis en las peque?as y medianas, para de esta manera relacionarse m¨¢s socialmente con sus clientes y ser verdaderamente agentes trasmisores de bienestar por medio de una distribuci¨®n transparente y una asignaci¨®n eficiente de los recursos que le son confiados por la sociedad en su conjunto.
Mucho antes, en diciembre de 1863; Hugh McCulloch, por entonces interventor de la moneda y m¨¢s tarde secretario del Tesoro de Estados Unidos, al dirigir una carta a todos los bancos nacionales, en una de sus recomendaciones les dec¨ªa: ¡°persiga un negocio bancario directo, honesto y leg¨ªtimo. No deje que la perspectiva de grandes beneficios le tiente a hacer nada que no est¨¦ permitido por la ley de Moneda Nacional; los espl¨¦ndidos financieros, en el mundo de la banca, son generalmente o farsantes o truhanes¡±.
* Ram¨®n Casilda B¨¦jar es profesor del Executive Master en Direcci¨®n de Entidades Financieras del Instituto de Estudios Burs¨¢tiles (IEB).
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