Qui¨¦n manda en Espa?a
Los expertos critican el contenido de la carta que Trichet envi¨® en 2011, que se ha erigido en gu¨ªa de la pol¨ªtica durante los ¨²ltimos 30 meses
Lecciones de realismo: hace ya mucho tiempo que las decisiones fundamentales de pol¨ªtica econ¨®mica no se toman en Madrid. La pol¨ªtica monetaria est¨¢ en manos del Banco Central Europeo (BCE); la pol¨ªtica fiscal est¨¢ cada vez m¨¢s tutelada por las instituciones europeas, aunque el Gobierno y el Parlamento tienen a¨²n margen para trastear, por la v¨ªa de decantarse por tocar los impuestos o los gastos, aprobando unas reformas y no otras. Lecciones de realismo en tiempos de crisis: incluso ese margen queda en suspenso en medio de un incendio en los mercados. En esa especie de estado de excepci¨®n econ¨®mica, que en el caso espa?ol ha durado casi 30 meses, el BCE toma el mando por carta. Alemania, China y EE UU, por tel¨¦fono. Y Bruselas, v¨ªa rescate y memorando de entendimiento. Siempre con un ojo puesto en los mercados, socios inevitables cuando la deuda p¨²blica y sobre todo la privada suman en torno a cuatro veces el PIB.
En mayo de 2010 fueron las llamadas de Obama y Wen Jiabao las que precipitaron la conversi¨®n del expresidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, cuyo Gobierno empez¨® a aplicar recortes tras negar repetidamente la crisis. Pero incluso entonces el expresidente segu¨ªa en una especie de estado de negaci¨®n: en agosto de 2011, en medio del hurac¨¢n en los mercados, fue la carta de Jean-Claude Trichet, revelada la semana pasada por el propio expresidente en su libro El dilema, la que marc¨® la senda en los ¨²ltimos meses del Gobierno socialista y, sobre todo, de los dos a?os que lleva Rajoy al frente del Gobierno. Espa?a ha sido un pa¨ªs bajo programa desde entonces ¡ªa¨²n m¨¢s claramente tras el rescate bancario¡ª, algo que solo ahora empieza a cambiar.
¡°Esa carta es una humillaci¨®n. Lo raro es que se trata de una humillaci¨®n hasta cierto punto l¨®gica porque, al borde del abismo, tuvo que ser el BCE quien le cantara a Espa?a las cuarenta; Zapatero segu¨ªa petrificado¡±, seg¨²n fuentes europeas. Los expertos consultados extraen varias conclusiones relativas a esa misiva. Una: la privatizaci¨®n de la carta por parte de Zapatero, que se la neg¨® varias veces al Parlamento, es intolerable. Dos: fue el l¨ªder socialista quien empez¨® a seguir el gui¨®n marcado por Trichet, pero sobre todo es Rajoy quien ha activado, casi punto por punto, todas y cada una de las exigencias del BCE. Tres: el tono de la misiva sobrepasa con mucho el mandato del Eurobanco y le convierte en un animal pol¨ªtico de dudosa calidad democr¨¢tica, con ¨®rdenes expl¨ªcitas y directas a un Gobierno democr¨¢ticamente elegido e incluso a un Parlamento supuestamente soberano. Y cuatro: algunas de las recetas son discutibles; la carta deja al BCE entre los m¨¢s halcones de los muchos halcones del continente, con la necesidad de aplicar recortes ¡°sean cuales sean las circunstancias¡±, algo que ya ni siquiera Bruselas defiende.
¡°Son la Comisi¨®n y en parte el Consejo quienes deber¨ªan imponer la condicionalidad en Europa, no el BCE¡±, ataca Guntram Wolf, director del think tank Bruegel, que tiene como presidente al mism¨ªsimo Trichet. ¡°Pero la Comisi¨®n no ten¨ªa entonces ni los instrumentos ni la credibilidad pol¨ªtica necesarios¡±, sostiene. Paul de Grauwe, de la London School of Economics, es m¨¢s duro: ¡°La carta entera es una pesadilla¡±, ataca. ¡°El BCE presume de independencia: no sigue instrucciones de nadie. La otra cara de esa independencia es que no deber¨ªa meterse en el terreno de otras instituciones, como un Gobierno democr¨¢ticamente elegido o un Parlamento¡±. ¡°Se ha extralimitado. El espa?ol o el italiano no son casos aislados: el BCE sige envuelto en decisiones de gasto p¨²blico e impuestos en varios pa¨ªses ¡ªcon las troikas¡ª, y no tiene legitimidad democr¨¢tica para ello". Charles Wyplosz, del Graduate Institute, subraya que ese papel de ¡°poli malo¡± es ¡°un error may¨²sculo que no refuerza el poder del BCE, sino que le debilita; socava su independencia¡±.
La ¨²nica justificaci¨®n que encuentran los expertos ante el tono de algunos pasajes de la carta es la gravedad de la crisis europea: el BCE ha sido y es pr¨¢cticamente la ¨²nica instituci¨®n capaz de controlar el incendio. La misiva, adem¨¢s, obedece a las presiones de Berl¨ªn y compa?¨ªa, que ped¨ªan contrapartidas por el activismo del BCE con la compra de deuda p¨²blica, y a la propia incomodidad del Eurobanco en esas operaciones. ¡°Trichet jug¨® un papel clave para mantener Europa unida en los momentos cr¨ªticos. Era el ¨²nico bombero en un edificio que corr¨ªa el riesgo de derrumbarse, pasto de las llamas. Borde¨® sus l¨ªmites pol¨ªticos en muchas ocasiones, pero hab¨ªa que mantener el fuego bajo control¡±, apunta Julian Callow, de Barclays. Daniel Gros, del CEPS de Bruselas, considera que esos l¨ªmites eran muy difusos: ¡°El BCE solo puede prestar a bancos o Gobiernos con crisis de liquidez, no con problemas de solvencia. Pero hay una l¨ªnea muy tenue. Y para reforzar la solvencia no hay muchas alternativas: las reformas son imprescindibles. Desde luego, todo eso le ha generado problemas de legitimidad, pero eso es lo de menos en medio de una crisis como esta. Una vez la crisis se mitigue, el papel del BCE se suavizar¨¢¡±. Mientras llega ese momento, ah¨ª est¨¢n las cartas a Roma y Madrid. Y otras que a¨²n se desconocen. ¡°Los irlandeses llevamos tres a?os pidiendo explicaciones, y no hemos recibido ni una respuesta satisfactoria¡±, cierra desde Dubl¨ªn el economista Karl Whelan.
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