Noah Gordon dice que primero se disgust¨® con "El m¨¦dico", pero ahora acepta el intento
El escritor estadounidense Noah Gordon visita Espa?a estos d¨ªas para colaborar en la promoci¨®n de una pel¨ªcula de producci¨®n alemana sobre su mayor ¨¦xito literario, el best-seller "El m¨¦dico", que al principio no le gust¨®, pero ahora, afirma en una entrevista con Efe, valora y acepta.
"Es verdad que al principio estaba disgustado, no conozco a ning¨²n escritor al que le guste que le cambien su historia, si dijera lo contrario te mentir¨ªa y me mentir¨ªa a mi mismo, pero entiendo que no se puede meter en una pel¨ªcula la larga historia que cuenta mi novela", apunt¨®.
Acaba de cumplir 87 a?os, pero tras sus discretas gafas de montura al aire se escapa la lucidez de su mirada.
"Debo dar cr¨¦dito a los productores y he de decir -agreg¨® de inmediato- que ellos lo intentaron con muchos guionistas y durante mucho tiempo; por eso acepto este intento y esa es la raz¨®n por la que estoy aqu¨ª".
Tambi¨¦n recuerda que hubo muchas peticiones anteriores para convertir en pel¨ªcula el que fuera boom literario de 1986, pero ninguna cuaj¨®, y finalmente los derechos revirtieron en sus hijos, que son quienes han elegido a la productora alemana UFA Cinema.
Gordon naci¨® en Massachusetts, el 11 de noviembre de 1926, y empez¨® a estudiar medicina presionado por sus padres y, aunque pronto se cambi¨® a Periodismo, nunca perdi¨® el gusto ni el inter¨¦s por la ciencia y el cuerpo humano.
Ambas pasiones fueron el ascua que prendi¨® su ¨¦xito, ya que con su trilog¨ªa "El m¨¦dico", "Cham¨¢n" y "La doctora Cole", donde Gordon recorre la historia de una saga de doctores desde el primer "barbero" Rob Cole, al que sit¨²a en la Inglaterra de 1020, hasta "La doctora Cole", una m¨¦dica estadounidense del siglo XX, tuvo ventas sin precedentes.
"He recibido muchos premios muy agradables, pero lo que a mi me enorgullece m¨¢s es recibir e-mails, los recibo por centenares desde hace 25 a?os, todos los d¨ªas de mi vida. Me encanta el contacto que me proporciona el p¨²blico", mucho m¨¢s -dej¨® entrever- que alg¨²n premio literario "m¨¢s serio".
Y cuenta la an¨¦cdota de que en China y en Ir¨¢n sus libros est¨¢n prohibidos, pero se venden ilegalmente y recibe cientos de correos desde esos lugares.
"Hasta el punto de que una traductora iran¨ª me pidi¨® ayuda para explicar un t¨¦rmino jud¨ªo. Me encanta, me roba el libro y me pide que se lo traduzca".
De suaves modales y risa f¨¢cil, el escritor se lament¨® de lo poco que ha cambiado el ser humano desde el siglo XI, "la manera en que nos tratamos, c¨®mo seguimos teniendo odios, prejuicios, y eso es muy triste, todo este tiempo y seguimos igual".
De aquella ¨¦poca no se queda con nada, asegura, "soy un chico mimado al que le gusta ducharse todas las ma?anas", brome¨®, y valor¨® que la medicina moderna le haya salvado la vida tres veces.
Tambi¨¦n es autor de "La bodega" (2007) y de "El ¨²ltimo jud¨ªo" (2000), un tomo que los ansiosos lectores recibieron tras los avatares de la familia Cole y que, lejos de la medicina, les sumergi¨® en la convivencia entre jud¨ªos y cristianos en una terrible Espa?a del siglo XV.
"Lo que m¨¢s me gusta de Espa?a es su gente -se confi¨®-. He trabajado con gente de muchos pa¨ªses que te trata con formalismos, pero aqu¨ª haces amigos, enseguida te dan un abrazo o te plantan dos besos en las mejillas", dijo mientras volvi¨® a re¨ªr.
"Y tienen una buena ¨¦tica de trabajo; trabajan duro, pero luego saben relajarse y disfrutar de la vida", a?adi¨®.
Al veterano periodista, redactor del Boston Herald en los a?os cincuenta, le entristece que desaparezcan los peri¨®dicos de papel.
Y le fascina internet ("con el tiempo que tardaba yo antes en investigar cosas que ahora me lleva minutos", se admira), al tiempo que le altera que "cualquiera pueda decir lo que quiera sobre cualquier cosa, y nadie asuma responsabilidades".
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