La brecha salarial aumenta
Desde que se desencaden¨® la crisis ha ca¨ªdo en un 7,5% el PIB real, tres millones de personas perdieron su empleo, hechos que se dejaron sentir en los salarios.
Un quinquenio caminando en direcci¨®n contraria hizo que los salarios percibidos por los hogares espa?oles fueran la primera v¨ªctima de tan dram¨¢tica situaci¨®n. La marcha atr¨¢s que en ellos se ha producido ha quedado registrada en la Contabilidad Nacional. En ella, las rentas salariales han dejado de ocupar el primer lugar. En 2009 supon¨ªan algo m¨¢s del 50% de la renta global y ahora se sit¨²an en el 45,6%. Mientras, las rentas empresariales han pasado del 43% al 45%.
La importancia de cuanto viene sucediendo es f¨¢cilmente comprensible, puesto que el salario es el medio a partir del cual la mayor parte de la poblaci¨®n obtiene sus recursos para vivir, constituye, para la mayor¨ªa de ella, el factor determinante de su nivel de vida.
En estas mismas p¨¢ginas hace algunas semanas puse de relieve que, debido a la situaci¨®n econ¨®mica, ahora somos m¨¢s pobres. En esta ocasi¨®n quiero decir que adem¨¢s somos m¨¢s desiguales. Este diagn¨®stico puede hacerse recurriendo a diversos datos y variables, aunque tan solo utilizar¨¦, en este caso, elementos vinculados al reparto primario de la renta, al empleo y a los salarios individualmente percibidos.
Para lo que me apoyar¨¦ en el hecho de que en la Uni¨®n Europea se ha querido complementar la informaci¨®n que proporcionan las encuestas de fuerza de trabajo (la EPA en Espa?a) estableciendo, a partir de 2009, un sistema en virtud del cual sea posible incluir, a la hora de la explotaci¨®n de aquellas, el salario del empleo principal, el m¨¢s significativo, expresado en forma de deciles.
Desde esa fecha hasta hoy en d¨ªa, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), cada mes de noviembre, ha venido publicando un informe titulado Decil de salarios del empleo principal (de ahora en adelante, el decil) que parte del salario mensual percibido, en el que se incluyen, entre otros conceptos, la antig¨¹edad en el empleo, que se extiende al tipo de jornada, al nivel de formaci¨®n, al tama?o de la empresa, al lugar donde se efect¨²a la actividad o al tipo de contrato.
Para calcular estos deciles se ordenan todos los salarios seg¨²n la cuant¨ªa percibida mensualmente y se dividen despu¨¦s en diez grupos iguales, es decir, con el 10% de los trabajadores en cada decil. Un rasgo m¨¢s: cada decil viene definido por su media y por los salarios inferior y superior que lo delimitan.
Estos datos salariales por deciles se han elaborado a partir de los registros administrativos de la Tesorer¨ªa General de la Seguridad Social, la Agencia Estatal de Administraci¨®n Tributaria, la Diputaci¨®n Foral de Bizcaia y por la Hacienda Tributaria Navarra. Todo un ejemplo de cooperaci¨®n y colaboraci¨®n entre diversas Administraciones.
Trabajar menos de la jornada habitual implica mayor probabilidad de un salario inferior
Los resultados que vienen d¨¢ndose a conocer presentan un panorama bastante coincidente con el que se obtiene del conocimiento de las rentas salariales que proporcionan otras fuentes de informaci¨®n (encuesta de coste laboral, encuesta de estructura salarial, encuesta de condiciones de vida, etc¨¦tera). Aquello que se nos dice desde el decil posee una fuerte coherencia con la ventaja de que hace posible un an¨¢lisis conjunto de la distribuci¨®n de los salarios y del resto de variables sociales y laborales de la EPA.
La informaci¨®n del decil confirma que el factor m¨¢s importante en la determinaci¨®n del salario es, sin duda, el tiempo de trabajo. Trabajar menos de la jornada habitual implica una mayor probabilidad de estar en tramos inferiores de salarios. Algo similar ocurre en aquellos trabajos que son temporales, donde igualmente se tienen salarios m¨¢s bajos que en aquellos otros que son indefinidos. Por ¨²ltimo, el nivel de formaci¨®n incide apreciablemente en el nivel salarial, por lo que a mayor nivel de formaci¨®n, mayor nivel de retribuci¨®n.
Trasladando esas tendencias al periodo en crisis, se observa que la coincidencia de todas estas caracter¨ªsticas tipifica una situaci¨®n de precariedad en la que aparecen como preceptores de bajos salarios los j¨®venes, las mujeres, los inmigrantes y todos aquellos que poseen una baja cualificaci¨®n. El decil, por ejemplo, muestra c¨®mo las mujeres trabajan proporcionalmente m¨¢s a tiempo parcial que los hombres, con contratos temporales y en ramas de actividad menos remuneradas, por lo que est¨¢n situadas m¨¢s que ellos en la zona baja salarial.
Por si fuera poco, este n¨²cleo de trabajadores precarizados no solo soporta estructuralmente una baja retribuci¨®n, sino que la crisis les castiga con fuertes ca¨ªdas salariales.
Una primera informaci¨®n cuantitativa quisiera manejar. En el decil correspondiente a 2011 y a 2012 se calcula la poblaci¨®n asalariada existente en esos a?os. La de 2011 fue de 15.096.100 personas, y la de 2012 se redujo a 14.300.400, lo que implica que en ese ejercicio los asalariados se redujeron en 795.700 personas.
Visto conjuntamente el periodo durante el que viene public¨¢ndose se observa que el salario medio del empleo principal se viene estancando. Fue de 1.811,5 euros en 2009, 1.837,4 en 2010, 1.837,1 en 2011 y 1.839,9 en 2012. En estos tiempos tan dif¨ªciles, los salarios apenas s¨ª suben, a la vez que los precios, aunque lo hagan moderadamente, tienden a elevarse.
Algo parecido a una especie de congelaci¨®n salarial se est¨¢ instalando en Espa?a, con el riesgo de que pueda deprimir a¨²n m¨¢s el consumo, dificultando la recuperaci¨®n. Somos uno de los pa¨ªses de la UE donde m¨¢s se abarata el coste de la mano de obra. Desde finales de 2009 vienen acumul¨¢ndose una larga serie de ca¨ªdas, hasta el punto de constituir una de las trayectorias m¨¢s prolongadas de cuantas pueden detectarse entre los Estados miembros.
Profundizando algo m¨¢s, de la informaci¨®n que proporciona esta joven estad¨ªstica del INE se deduce que las ca¨ªdas salariales se aprecian claramente entre un destacado porcentaje de los trabajadores que cobran menos. En 2012, esa ca¨ªda la experimentaron aquellos que est¨¢n peor retribuidos, el 10% de los trabajadores que menos ganan percibieron un salario un 8,16% menor que en 2011. Algo similar ocurre en los deciles bajos, si bien en los deciles altos se registran ganancias en sus salarios medios.
La consecuencia es que se ensancha la brecha entre unos y otros, dado que, en 2012, el sueldo medio de los asalariados que m¨¢s cobran, aquellos que est¨¢n situados en el 10? decil (4.476,20 euros al mes), superaba en 10,58 veces el de aquellos otros que est¨¢n en el primer decil, donde se clasifican las personas que menos ganan (423 euros al mes). Pues bien, en 2011, la comparaci¨®n entre los m¨¢s bajos y los m¨¢s altos fue de 9,65 veces.
Una conclusi¨®n puede extraerse: la devaluaci¨®n salarial se concentra entre los trabajadores con menos ingresos, a la vez que la desigualdad entre asalariados se ampl¨ªa.
Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n es economista y fue diputado del PSOE.
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