¡®Momentum¡¯ Espa?a
En una econom¨ªa que forma parte de un proyecto tan sujeto a vaivenes, los riesgos no se pueden obviar
En el campo de la econom¨ªa y las finanzas, los indicadores de momentum se?alan la consistencia temporal de las pautas alcistas y bajistas de un determinado valor. En general, en los ¨²ltimos meses, parece que existe un cierto momentum ¡°Espa?a¡±. Las cifras son siempre fr¨ªas y reflejan aspectos parciales de la realidad, pero lo cierto es que, para un n¨²mero importante de indicadores, Espa?a parece constituir un valor en alza. Es innegable que, tras a?os de tribulaci¨®n, resulta estimulante que Espa?a comience a recuperar su posici¨®n como un destino de inversi¨®n (con una combinaci¨®n de inversi¨®n especulativa y otra de m¨¢s largo plazo). Sin embargo, este renovado inter¨¦s no oculta una realidad social mucho m¨¢s dura, que no gira alrededor del binomio rentabilidad-riesgo sino del empleo y la prosperidad. El momentum marca el ¨ªmpetu de los mercados y el empleo la realidad de los hogares y empresas. Hace un a?o no hab¨ªa ni de lo uno ni de lo otro. Lo que cabe esperar es que el impulso sea duradero y gane en consistencia porque ser¨¢ la mejor se?al de que se van reduciendo los desequilibrios macroecon¨®micos.
Desgraciadamente, la salida de una crisis financiera es siempre dura y prolongada y los paliativos tienen un alcance limitado. La clave est¨¢ en la transici¨®n, en la capacidad de que la sociedad perciba que el cambio se est¨¢ produciendo, que el deterioro se ha frenado y que hay un camino marcado al frente. La intensidad de la recuperaci¨®n depende, en gran medida, de las expectativas y estas se impulsan si la sensaci¨®n de momentum se extiende.
Que ahora se pueda afrontar la recuperaci¨®n no es producto de la casualidad, aunque no existe un consenso sobre la durabilidad y fuerza del cambio de tendencia que ahora se est¨¢ produciendo. Las discrepancias estriban en la importancia que se da a los riesgos latentes y la capacidad para afrontarlos. En una econom¨ªa que forma parte de un proyecto tan sujeto a vaivenes como es el del euro los riesgos no se pueden obviar. No obstante, considero que es importante valorar el esfuerzo realizado y que lo que se est¨¢ emprendiendo es un punto de inflexi¨®n. Este cambio no es producto de la casualidad, sino del esfuerzo de un pa¨ªs que ha hecho y est¨¢ haciendo importantes sacrificios. Los fundamentos, la sucesi¨®n de indicadores que se revisan al alza, sugieren que el cambio de tendencia tiene bases prometedoras. En todo caso, ante 2014 creo que hay, fundamentalmente, cuatro aspectos sobre los cuales puede girar la intensidad de la recuperaci¨®n en Espa?a: la forma de dar continuidad a las reformas, el papel de Europa, la consistencia de la estabilidad financiera y pol¨ªtica y la capacidad de mantener una perspectiva de largo plazo.
Ya antes de la crisis, la necesidad de reformas estructurales era una serenata habitual que los economistas enton¨¢bamos una y otra vez. Al final, las reformas solo pueden llegar de dos maneras: por la capacidad de entender su necesidad y sus beneficios de largo plazo o por la evidencia de que su ausencia ha producido resultados muy negativos. Desgraciadamente, en Espa?a y otros pa¨ªses de nuestro entorno lo que ha ocurrido es lo segundo, pero, al menos, despu¨¦s de muchos a?os, el debate de las reformas se ha trasladado a un terreno pr¨¢ctico. Parece oportuno no despreciar lo que se ha avanzado. Por ejemplo, en la reforma del mercado de trabajo, aunque parece muy necesario intensificar algunos aspectos de la misma, como la simplificaci¨®n de los contratos laborables. Entre las tareas pendientes, parece necesaria una reforma fiscal que dote de suficiencia al sistema y tambi¨¦n una reforma a fondo de las Administraciones p¨²blicas, que permita aligerar el coste de las mismas.
El papel de Europa es, una vez m¨¢s, esencial, aunque los precedentes sugieren que no se puede esperar demasiado. La mara?a pol¨ªtica europea est¨¢ entorpeciendo y complicando proyectos tan esenciales como el de la uni¨®n bancaria. Y cada vez que la faceta pol¨ªtica se debilita, la autoridad monetaria gana m¨¢s protagonismo. Y me atrevo a considerar que en 2014 tambi¨¦n ser¨¢ as¨ª y que ya hoy se perciben vientos de cambio que pueden traer mensajes y pol¨ªticas a¨²n m¨¢s agresivas de las que hemos visto hasta ahora desde el Banco Central Europeo (BCE), a pesar de que en otras zonas del mundo se est¨¢ comenzando a retirar est¨ªmulos monetarios, como es el caso de la Reserva Federal estadounidense.
La estabilidad financiera y pol¨ªtica es otro pilar esencial. A¨²n queda mucho esfuerzo en el terreno bancario sobre todo para que se normalice el cr¨¦dito, pero la parte m¨¢s complicada se ha completado y el horizonte es hoy muy distinto. En la parte de reestructuraci¨®n y reposicionamiento del sector yo dir¨ªa que la posici¨®n es incluso aventajada en relaci¨®n con otros pa¨ªses. La estabilidad pol¨ªtica es otro terreno fundamental y no se puede negar, ya que es tema com¨²n en la interlocuci¨®n con inversores internacionales, la preocupaci¨®n por las tensiones territoriales.
En cuanto a la perspectiva de largo plazo, una vez que la econom¨ªa pasa de los cuidados intensivos a planta y emprende su recuperaci¨®n, la capacidad de aprovechar la catarsis es esencial y, de modo general, consistir¨ªa en apostar por las mejoras de competitividad que han emergido y por un equilibrio entre los beneficios (muchas veces no suficientemente valorados) del Estado de bienestar y el desarrollo de un sistema de incentivos p¨²blicos y privados m¨¢s responsable y equitativo.
Santiago Carb¨® Valverde es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Bangor Business School (Reino Unido) y de la Universidad de Granada e investigador de Funcas
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