Glosario b¨¢sico de la crisis argentina
Cuevas, inflaci¨®n, arbolitos, ¡®d¨®lar blue¡¯ o ¡®d¨®lar Messi¡¯... Seis claves para comprender la convulsi¨®n econ¨®mica ocasionada por la devaluaci¨®n del peso
Cepo al d¨®lar. El 28 de octubre de 2011, tras ganar por segunda vez las elecciones presidenciales, Cristina Fern¨¢ndez, implant¨® de forma paulatina restricciones a la compra de d¨®lares. Debido a los impagos que Argentina acometi¨® con pa¨ªses y organismos extranjeros, el acceso a los cr¨¦ditos internacionales le resulta muy costoso. Adem¨¢s, el pa¨ªs comenz¨® a sufrir ese a?o un gran d¨¦ficit energ¨¦tico (Repsol ser¨ªa expropiada en abril de 2012) que no ha parado de crecer. Y el Gobierno necesitaba disponer de la mayor cantidad posible de divisas para importar energ¨ªa.
La primera medida consisti¨® en obligar a bancos y casas de cambio a pedir permiso al ente recaudador de impuestos antes de autorizar una transacci¨®n. En los meses siguientes se prohibi¨® a las empresas girar dividendos al exterior, las pensiones procedentes del extranjero se comenzaron a retribuir en pesos y en julio de 2012 se prohibi¨® la comprar de d¨®lares con fines de ahorro. All¨¢ donde el Gobierno tapaba un agujero para la salida de d¨®lares de las arcas estatales miles de ciudadanos encontraban otros que el Gobierno intentaba tapar despu¨¦s. As¨ª se lleg¨® hasta esta semana. El martes 21 de enero, tres d¨ªas antes de que el Gobierno anunciase que las personas f¨ªsicas podr¨ªan comprar d¨®lares, el Gobierno oblig¨® a presentar declaraciones juradas para compras por Internet y a pagar un impuesto del 50% por el monto de la operaci¨®n. Y el mi¨¦rcoles limit¨® a dos veces por a?o la adquisici¨®n de mercanc¨ªas por Internet.
A Fern¨¢ndez no le gusta la expresi¨®n cepo. En octubre de 2012 culp¨® a los medios de usar esa f¨®rmula: ¡°El cepo era un instrumento de tortura del siglo XIX. Pero era, fundamentalmente, un instrumento de inmovilidad, de que nada se mueva, de que nada ingresa ni egresa. Por eso, ac¨¢ no existe cepo cambiario. Por favor cambien ese t¨ªtulo medi¨¢tico¡±.
D¨®lar blue. Es la forma pol¨ªticamente correcta de evitar la palabra negro. En realidad hace referencia al d¨®lar paralelo, al que se vende y se compra en el mercado ilegal. A medida que el Gobierno fue restringiendo el acceso al d¨®lar oficial el blue aumentaba su valor. As¨ª, en octubre de 2011, al inicio de las medidas restrictivas, el d¨®lar oficial costaba 4,24 pesos y el blue 4,49. El pasado mayo el blue super¨® la barrera de los 10 pesos y se le comenz¨® a llamar d¨®lar Messi. Pero la divisa del mercado informal tambi¨¦n termin¨® superando a Messi. Esta semana el d¨®lar oficial costaba ocho pesos y el blue se dispar¨® hasta los 13 para cerrar el viernes a 11,70.
?Por qu¨¦ la gente ha insistido en comprar este d¨®lar paralelo tan caro respecto al oficial? Primero, porque el acceso al oficial se les fue vetando. Y segundo, porque para muchos ciudadanos comprar d¨®lares es la ¨²nica forma posible de ahorrar en un pa¨ªs donde la inflaci¨®n ronda el 25%.
El ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof, suele insistir en que la relevancia del d¨®lar paralelo dentro de la econom¨ªa argentina es insignificante, que apenas mueve entre un 3% y un 5% de los d¨®lares que circulan en el mercado. No obstante, el Gobierno nunca dej¨® de ensayar medidas para ponerle freno. Hasta ahora, sin ¨¦xito.
Arbolitos. As¨ª se les llama a las personas que compran y venden d¨®lares blue en plena calle. El nombre deriva del color de la divisa. Suelen situarse en la c¨¦ntrica calle Florida de Buenos Aires y sus inmediaciones, donde proliferan los turistas cargados de divisas.
Cuevas. Son los lugares donde se compran y vende el d¨®lar negro. Las hay de todo tipo: algunas son trastiendas de peque?os comercios y otras operan en los lujosos pisos superiores de agencias de viajes. Cada cierto tiempo, cuando el d¨®lar paralelo se dispara de forma escandalosa, el Gobierno hace una batida en algunas cuevas. En esos casos algunas cierran como medida de precauci¨®n pero tardan poco en reemprender su actividad. Algunas cuevas ofrecen la discreci¨®n de varios despachos para atender de forma individual a cada cliente. Y otras atienden tras unas ventanillas, con lo que el cliente de al lado puede enterarse de lo que el otro est¨¢ haciendo.
El precio del d¨®lar blue suele aparecer minuto a minuto en varias p¨¢ginas de Internet. Con lo cual, cuando uno acude a la cueva ya tiene una referencia. Pero la ¨²ltima palabra siempre la tiene el ¡°cuevero¡±. Hay algunos que se niegan a hablar del precio del d¨®lar por tel¨¦fono. Otros no tienen empacho en hacerlo. Si se negocia un buen precio por tel¨¦fono, cuando se acude a las cuevas con ventanilla la gente anota el importe y la cantidad negociada en un papelito. As¨ª, los clientes que est¨¢n al lado no se enteran de nada.
La inflaci¨®n. Es la madre del cordero, el gran problema tab¨² de la econom¨ªa argentina. Los economistas de los partidos opositores insisten en que mientras que el Gobierno no aborde un conjunto de medidas para frenar las escalada de los precios, todo lo que haga ser¨¢ poner parches. La inflaci¨®n oficial ¡ªque nadie cree, ni el Fondo Monetario Internacional, ni los sindicatos¡ª se sit¨²a en 10,9% sobre el PIB. La extraoficial ronda el 25%.
Reservas del Banco Central. Cuando el Gobierno emprendi¨® en octubre de 2011 su cruzada contra la fuga de divisas las reservas del Banco Central ascend¨ªan a 47.821 millones de d¨®lares. Y ahora el banco solo dispone de 29.063 millones en divisas, su peor nivel en siete a?os. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, asegura que si el Ejecutivo no hubiese pagado las deudas que contrajeron otros Gobiernos las reservas ser¨ªan de 73.000 millones de d¨®lares. Pero la oposici¨®n cree que el problema es que la falta de confianza en el Gobierno ha alejado a los inversores. El opositor y exministro de Econom¨ªa Roberto Lavagna (2002-2005) se?ala: "Cuando uno va manejando -conduciendo- detr¨¢s de alguien que hace zig-zag, sabe que lo que tiene que hacer es alejarse, tomar distancia. Porque si no va a terminar chocando¡±.
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