Cuando la inflaci¨®n se combate con escraches
La presidenta de Argentina anima a que los ciudadanos denuncien a quienes incumplan los convenios de precios acordados con el Gobierno
En cualquier supermercado de Buenos Aires se puede leer este tipo de carteles: ¡°Estimado cliente: At¨²n natural Dezmen Gomes da Costa no se encuentra a la venta por falta de entrega del proveedor Grupo Calvo. Perd¨®n por las molestias ocasionadas¡±. Seg¨²n el d¨ªa o el lugar cambia el producto ¡ªfideos, harina, aceite¡ª y cambia el nombre del proveedor ¡ªMend¨¦lez Arg, Pepsico, Germaiz¡¡ª pero no el m¨¦todo de se?alar al responsable del faltante. ?sa es la forma que tiene el due?o del supermercado de aclarar que la culpa no es suya. Otras veces se informa que no se puede comprar de forma ilimitada ciertos alimentos: ¡°Les informamos que debido a los problemas de p¨²blico conocimiento, el m¨¢ximo de compra permitido en harinas comunes de tipo 000 y Leudantes es de 2 (dos) unidades por grupo familiar¡±
Los ¡°problemas de p¨²blico conocimiento¡± consisten en que el Gobierno firm¨® en diciembre de 2013 un convenio con las principales cadenas de supermercados para controlar por un a?o el precio de al menos 180 productos. Es decir, para rebajarlos. No son precios congelados pero s¨ª ¡°cuidados¡±, controlados, abaratados. El acuerdo entr¨® en vigor en enero. Pero dos semanas despu¨¦s el Gobierno permiti¨® una devaluaci¨®n del 20% en el peso argentino respecto al valor del d¨®lar oficial. Y la situaci¨®n se volvi¨® m¨¢s compleja. Para el Gobierno, la devaluaci¨®n s¨®lo deber¨ªa afectar a los productos directamente vinculados al valor del d¨®lar, como los combustibles o electrodom¨¦sticos.
Pero muchos peque?os empresarios, due?os de restaurantes, tiendas y peluquer¨ªas subieron sus productos. Todo el mundo refiere an¨¦cdotas sobre c¨®mo el peluquero le cobr¨® un 20% m¨¢s caro o que en tal sitio te cobran mucho m¨¢s por la misma bicicleta o el mismo sof¨¢ que en otra tienda de la misma ciudad. Pero el Gobierno puso un empe?o especial en seguir cuidando los precios cuidados. La presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, anim¨® el mi¨¦rcoles a los ciudadanos a que denuncien a quienes est¨¢n ¡°saqueando¡± sus bolsillos.
Pero las formas de saqueo pueden ser muy sutiles. El encargado de uno de los principales supermercados de Buenos Aires explica que al menos el 10% de los productos ¡°acordados¡± ya est¨¢n faltando en las estanter¨ªas. ¡°Hay fabricantes como la marca de pasta La Salte?a que nos traen todas sus productos excepto el que est¨¢ bajo el convenio de precios cuidados, que es el que tiene que vender m¨¢s barato¡±, indica el gerente.
Algunos alimentos faltan y otros que no faltan se venden m¨¢s caros de lo que se pact¨® con el Gobierno. Han proliferado aplicaciones en los tel¨¦fonos m¨®viles para escanear los c¨®digos de barra y comprobar si las marcas o los s¨²per cumplen los acuerdos. El viernes se convoc¨® una campa?a a trav¨¦s de las redes sociales de ¡°apag¨®n de consumo¡± en los super durante 24 horas. Varias organizaciones de consumidores se sumaron a ella. Y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, tambi¨¦n se mostr¨® partidario: ¡°Es absolutamente necesario apoyar la soberan¨ªa del consumidor. Y una de las condiciones b¨¢sicas consiste en no comprar en comercios o empresas en donde el valor del bien se increment¨® de modo desmesurado¡±.
Antonio Cal¨®, dirigente sindical af¨ªn al Gobierno, declar¨® el 30 de enero que ¡°a la gente no le alcanza para comer¡±. Pero el pasado mi¨¦rcoles, la presidenta aprovech¨® un discurso televisado que pronunci¨® en la Casa Rosada, rodeada de decenas de altos cargos y simpatizantes, para interpelarlo, contradecir sus palabras y emplazar a los ¡°dirigentes sindicales¡± a que ayuden a controlar los precios ¡°en cada hipermercado¡±. Porque¡ ¡°una presidenta sola, un ministro de Econom¨ªa o un jefe de Gabinete solo no pueden¡±, se?al¨®.
¡°Necesitamos que cada uno, en su barrio, en su casa, se empodere de estas pol¨ªticas¡±, anim¨® Fern¨¢ndez. ¡°Aparte, es muy f¨¢cil hacerlo. Esta vez ya no son precios que nadie sabe, desconoce, son secretos; al contrario, con esos telefonitos a los que tanto les gusta jugar, en cinco minutos ten¨¦is toda la aplicaci¨®n y todos los precios al minuto en cada lugar. Y no son tantos productos, son 193, f¨¢cil de controlar. Esto en el sector de la alimentaci¨®n, en hipermercados¡±.
En las calles de Buenos Aires han aparecido carteles con la firma de la organizaci¨®n Unidos y Organizados, af¨ªn al Gobierno, donde se escracha a los due?os de los principales supermercados.. En ellos se lee: ¡°Con¨®celos. Estos son los que te roban el sueldo¡±. Y bajo el rostro del personaje, la leyenda: ¡°Aument¨® el precio de todo para sacarte plata a vos¡±.
El consultor econ¨®mico Dante Sica admite que habr¨¢ especuladores que intentan sacar el m¨¢ximo partido de la situaci¨®n que atraviesa el pa¨ªs. Pero no cree que ellos tengan el poder de desestabilizar el mercado. ¡°A r¨ªo revuelto siempre hay ganancia de pescadores. Pero el r¨ªo no lo revuelven los pescadores. Unas cuantas cadenas de supermercados no pueden aumentar ni rebajar la inflaci¨®n. Est¨¢ muy bien eso de ir con los tel¨¦fonos a comprobar los precios, pero la inflaci¨®n se combate controlando la emisi¨®n de moneda y el gasto p¨²blico. Lo dem¨¢s son parches¡±. ¡°Adem¨¢s¡±, contin¨²a Sica, ¡°hay otros sectores que escapan al control del Gobierno. El Gobierno puede fijar un precio para la bolsa de cemento. Pero cuando vas a un corral¨®n a comprarla te piden un 20% m¨¢s. T¨² puedes reclamarles: Pero es que el Gobierno dijo¡¡¯ Y el de corral¨®n te contesta: ¡®Decile al Gobierno entonces que te venda¡¯.
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