David Taguas, un hombre de acci¨®n en la ortodoxia econ¨®mica
El economista dirigi¨® la oficina econ¨®mica de Zapatero en La Moncloa Este mismo mes hab¨ªa publicado un libro sobre la crisis del euro
La noche del mi¨¦rcoles falleci¨® David Taguas, economista. En los ¨²ltimos d¨ªas, andaba entusiasmado, y muy agitado, con su libro Cuatro bodas y un funeral, que aborda la crisis de la deuda. De su contenido habl¨® el mismo mi¨¦rcoles en la cadena SER en una intervenci¨®n encendida, tras la que se sinti¨® mal. Se march¨® a casa a descansar. All¨ª le sorprendi¨® un fat¨ªdico infarto que acab¨® con su vida a la edad de 59 a?os.
David Taguas Coejo (Madrid, 1954) era un hombre de acci¨®n, un ortodoxo de la econom¨ªa. Una de esas voces discordantes que hab¨ªa alcanzado un estado de libertad de pensamiento de las que gusta encontrar, de las que siempre aportan cosas nuevas. ¡°Era capaz de los m¨¢s sofisticados an¨¢lisis cuantitativos y un enorme generador de ideas, un torrente¡±, coincid¨ªan ayer sus conocidos, que recordaban que nunca hab¨ªa dejado de ir al trabajo. Defend¨ªa sus postulados con pasi¨®n y vehemencia. Procesaba una especie de sacerdocio, quer¨ªa difundir sus tesis y, quiz¨¢ por eso, se hab¨ªa hecho devoto de Twitter, donde ten¨ªa 5.304 seguidores y hab¨ªa escrito 7.893 mensajes en cuatro meses. Tambi¨¦n era muy activo en o Eskup, Argumentos y posiciones que defendi¨® igualmente en sus? colaboraciones en EL PA?S, donde hace pocos d¨ªas public¨® un art¨ªculo titulado Deuda p¨²blica y solvencia bancaria. Este mismo mi¨¦rcoles hab¨ªa sido? entrevistado en la Cadena Ser.
Esas caracter¨ªsticas alcanzaban tintes extremos por su contundente vozarr¨®n, que ¡°llegaba a intimidar¡±. Dicen sus amigos que entonces no hab¨ªa que hacerle caso, aunque reconocen que a veces le gustaba provocar. Pero todos, amigos y no, siempre acaban calific¨¢ndole de ¡°excelente persona¡±. Porque, adem¨¢s de pasi¨®n, Taguas era nobleza en estado puro, un hombre de los que hac¨ªa falta.
En la actualidad dirig¨ªa el Instituto de Macroeconom¨ªa y Finanzas de la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela. Su carrera acad¨¦mica, tras acabar Econ¨®micas en Madrid y doctorarse en Navarra, pas¨® por el ICADE, la Universidad de Navarra y la Carlos III. Despu¨¦s de ocupar algunos cargos en el Ministerio de Econom¨ªa, en 1997 se incorpor¨® de la mano de Miguel Sebasti¨¢n al servicio de Estudios del BBVA como subdirector, cargo que ocup¨® hasta 2006. Ese a?o fue nombrado jefe de la Oficina Econ¨®mica del presidente del Gobierno en sustituci¨®n de Sebasti¨¢n, que le hab¨ªa recomendado a Rodr¨ªguez Zapatero cuando este le encarg¨® asaltar la alcald¨ªa de Madrid. Taguas hered¨® el cargo y un problema. La oficina actuaba al margen del ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, con quien tuvo un enfrentamiento sonado, a trav¨¦s de los medios, el pasado oto?o tras la publicaci¨®n de las memorias de este.
En ese puesto vivi¨® la incipiente crisis econ¨®mica, cuya magnitud, como ¨¦l mismo reconocer¨ªa luego, no previ¨®. Tambi¨¦n tuvo que negociar con Panam¨¢ la supresi¨®n de la doble imposici¨®n ante el contrato para la ampliaci¨®n del canal al que optaban varios grupos espa?oles y que gan¨® el consorcio de Sacyr. Esas negociaciones le permitieron estrechar lazos con las grandes constructoras y, cuando dej¨® La Moncloa, llegar a la presidencia de la poderosa asociaci¨®n Seopan, bien recomendado por Zapatero. El cargo le dio opci¨®n a entrar en la directiva de la CEOE, poco acostumbrada a escuchar intervenciones desde la izquierda como las de aquel hombre de discursos bien armados y entusiastas. Aunque no dur¨® demasiado (lo dej¨® en 2012) y provoc¨® alg¨²n que otro incendio, se gan¨® el respeto y el aprecio de subordinados y empresarios.
De ideas progresistas, aunque sin carn¨¦, la relaci¨®n con la pol¨ªtica le lleg¨® como espectador cr¨ªtico con el pa¨ªs, de un ¡°patriota convencido¡±, como le defini¨® ayer su mujer, Mar¨ªa Jes¨²s Saez. Desde esa perspectiva, form¨® parte del autodenominado Grupo Haza?a, constituido en casa de Sebasti¨¢n la noche de las elecciones de 2000. Era un grupo de desencantados integrado, adem¨¢s, por David Vegara, Germ¨¢ Bel, Soledad N¨²?ez, Javier Vall¨¦s, Maurici Lucena, entre otros, y ten¨ªa como interlocutor a Jordi Sevilla, responsable de econom¨ªa del PSOE. Ese fue el n¨²cleo que form¨® Economistas 2004, el grupo que colabor¨® con ese partido en la elaboraci¨®n del programa econ¨®mico en las elecciones que gan¨® Zapatero. Anteriormente hab¨ªa sido uno de los padres del tipo ¨²nico en el impuesto de la renta. Tambi¨¦n fue de los primeros en denunciar el apag¨®n estad¨ªstico, en el que el Gobierno de Aznar manejaba a su antojo los datos.
De aspecto reservado y observador, con agudo sentido del humor, siempre ten¨ªa algo que decir. Era eminentemente intelectual y un gran conversador. Fumador infatigable (lo intent¨® dejar habitualmente) y bebedor empedernido de caf¨¦, sus charlas se pod¨ªan alargar horas, sobre todo cuando le tocaban sus temas preferidos (la econometr¨ªa, la estad¨ªstica y la pol¨ªtica fiscal o la historia, los viajes, el cine y el f¨²tbol).
Asiduo al palco del Bernab¨¦u, tambi¨¦n se mostraba cr¨ªtico en ese terreno y, como todos, ten¨ªa sus preferidos, empezando por Xabi Alonso (¡°?qu¨¦ ser¨ªa del Madrid sin ¨¦l, Dios m¨ªo!¡±, enfatizaba). Era madridista de los de bufanda y bander¨ªn. Tanto que puso al segundo de sus dos hijos el nombre de Hugo, en homenaje a Hugo S¨¢nchez, que reinaba en la delantera blanca cuando naci¨®. Acudi¨® a las tres ¨²ltimas finales de la Copa de Europa (a la de ?msterdam, en coche) que gan¨® el Madrid, para mofa y escarnio de su amigo Sebasti¨¢n, colchonero confeso y antimadridista. Ahora esperaba la d¨¦cima Copa y, por supuesto, acudir a Lisboa a celebrarlo.
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