La queja del ministro
El aumento del d¨¦ficit en la eurozona es consecuencia de la austeridad sin crecimiento
El abandono de la recesi¨®n no asegura un ritmo de crecimiento suficiente. La reciente actualizaci¨®n por la Comisi¨®n Europea de las previsiones para la eurozona subraya la debilidad y vulnerabilidad de la recuperaci¨®n. El cuadro de perspectivas sigue contrastando con el que ofrece la econom¨ªa estadounidense, donde naci¨® esta larga crisis. Frente al 1,2% de crecimiento esperado en la eurozona para este a?o, el de EE UU estar¨¢ en el entorno del 3%, con una tasa de paro que ser¨¢ la mitad del promedio de la eurozona. En esta, las mejoras en el empleo ser¨¢n moderadas y la inflaci¨®n se mantendr¨¢ en niveles hist¨®ricamente bajos. Como nos advierte la Comisi¨®n, ¡°esas previsiones se basan en el supuesto de que tendr¨¢n lugar mejoras en la confianza y en las condiciones financieras¡±, lo que de ning¨²n modo est¨¢ garantizado.
No es la primera ocasi¨®n en la que se destaca en estas p¨¢ginas el diferente comportamiento de la eurozona frente a las principales econom¨ªas, y me temo que no ser¨¢ la ¨²ltima. Ahora ha sido el propio ministro de Econom¨ªa espa?ol, Luis de Guindos, el que ha subrayado ese adverso contraste del comportamiento econ¨®mico de la eurozona frente al de EE UU y Reino Unido, cuestionando las pol¨ªticas econ¨®micas aplicadas, con ocasi¨®n de la presentaci¨®n en Bruselas de un informe de la OCDE sobre la eurozona, en presencia del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
Se trata de la manifestaci¨®n m¨¢s expl¨ªcita de una autoridad espa?ola sobre la inadecuaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas dictadas por quienes constituyen el n¨²cleo del ¨¢rea monetaria. Y quien lo hace forma parte de uno de los Gobiernos que en mayor medida han tratado de cumplir a pie juntillas un recetario que no ha dado los resultados pretendidos. A decir verdad, desde aquel agitado 10 de mayo de 2010, la autonom¨ªa de las autoridades espa?olas para gestionar la crisis ha sido muy limitada. El memorando asociado al rescate del sistema bancario formaliz¨® esa estrecha tutela frente a la que el ministro parece rebelarse. Nunca es tarde. Razones no le faltan para reclamar est¨ªmulos a la demanda que favorezcan ese contraste con otras econom¨ªas y reduzcan los perfiles de esa suerte de ¡°japonizaci¨®n¡± que caracteriza a la eurozona.
La evidencia nos dice que la recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico en Estados Unidos y en el Reino Unido es m¨¢s intensa porque han aplicado pol¨ªticas monetarias y fiscales m¨¢s adecuadas a la excepcional severidad de la crisis: m¨¢s inequ¨ªvocamente orientadas a garantizar como objetivo prioritario la recuperaci¨®n del crecimiento y del empleo. En la eurozona han sido aplicadas pol¨ªticas presupuestarias restrictivas, indiscriminadas y excesivamente concentradas en el tiempo, sin que la pol¨ªtica monetaria dispusiera de la eficacia equivalente a la de esas otras econom¨ªas. Ello ha acentuado su car¨¢cter proc¨ªclico, ha erosionado el crecimiento potencial, ha sumido a la eurozona en una peligrosa amenaza deflacionista y, desde luego, no ha frenado el aumento de la deuda p¨²blica. La reducci¨®n de esta era el objetivo que supuestamente reclamaban los mercados de bonos, y por ello legitimaba la aplicaci¨®n de esa estrategia de ¡°la austeridad expansiva¡± que acabar¨ªa siendo cuestionada por acad¨¦micos y el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), una vez difundidos el valor de los multiplicadores fiscales (http://economia.elpais.com/economia/2012/10/19/actualidad/1350645906_480429.html), muy superior a los esperados.
El memorando asociado al rescate bancario formaliz¨® esa estrecha tutela frente a la que el ministro parece rebelarse. Nunca es tarde
Ahora, la evidencia es contundente: la ampliaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico en la mayor¨ªa de las econom¨ªas de la eurozona no es precisamente una prueba de insuficiente austeridad, sino la consecuencia de su aplicaci¨®n en ausencia de crecimiento econ¨®mico suficiente. Y la suavizaci¨®n de las tensiones en los mercados de deuda p¨²blica es el resultado de la disposici¨®n mostrada por el Banco Central Europeo (BCE) en agosto de 2012 para hacer todo lo que estuviera en su mano por evitar que esos mercados siguieran cotizando el riesgo de extinci¨®n o fragmentaci¨®n de la propia moneda ¨²nica.
Ya no se anticipan desenlaces tan radicales como los vigentes hasta el verano de 2012, pero todas las previsiones nos advierten de un crecimiento an¨¦mico durante demasiados a?os no exento de riesgos deflacionistas, nada favorecedores de la reducci¨®n de los dos principales desequilibrios de econom¨ªas como la espa?ola: el desempleo y la deuda privada. Sobre la asimilaci¨®n de esta ¨²ltima pesa cada d¨ªa m¨¢s un proceso de desinflaci¨®n al que el BCE deber¨ªa prestar mucha m¨¢s atenci¨®n que la que confiesa. Como deber¨ªa hacerlo a la persistente ca¨ªda del cr¨¦dito al sector privado y a los exponentes de fragmentaci¨®n financiera.
Esas disfuncionalidades en la transmisi¨®n de la pol¨ªtica monetaria y en el funcionamiento de los sistemas bancarios limitan la eficacia de los esfuerzos que especialmente las medianas y peque?as empresas hacen por fortalecer su competitividad internacional. Se a?aden a la no menor dificultad constituida por un tipo de cambio del euro muy apreciado que no favorece las exportaciones fuera de la eurozona. Desde luego, a unas econom¨ªas emergentes que no tendr¨¢n en este su mejor a?o.
Estaba en lo cierto el ministro espa?ol al afirmar que ¡°tras el duro ajuste en la periferia, hay que preguntarse c¨®mo volver¨¢ a crecer la eurozona: para ello no bastan las reformas, hay que hacer pol¨ªtica fiscal y pol¨ªtica monetaria¡±. Es decir, pol¨ªticas distintas de las hasta ahora dominantes. No es una conclusi¨®n muy diferente de la de muchos otros analistas e instituciones, incluido el Parlamento Europeo, que en un reciente documento evaluando las actuaciones de la troika reconoc¨ªa que, ¡°en las econom¨ªas rescatadas, el desempleo ha crecido mucho m¨¢s de lo esperado. Aunque los objetivos fiscales han sido ampliamente respetados, las ratios deuda p¨²blica-PIB han aumentado por encima de las expectativas debido a la contracci¨®n del PIB¡±.
Al mismo tiempo, en ese informe presentado por el ministro espa?ol, la OCDE admite que ¡°el aumento de la fatiga social debida a la austeridad fiscal y, en menor medida, a las reformas estructurales, constituye un riesgo importante sobre crecimiento futuro¡±. Tambi¨¦n extiende su alerta tard¨ªa a la ampliaci¨®n de las desigualdades sociales consecuente con esas pol¨ªticas.
Todo ello conforma un panorama en el a?o en curso que no garantiza precisamente ritmos de expansi¨®n compatibles con la recuperaci¨®n del PIB perdido durante la crisis y la recomposici¨®n de las condiciones de vida de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Cada d¨ªa que pase sin adoptar decisiones impulsoras de la demanda en el conjunto de la eurozona, del crecimiento econ¨®mico a corto plazo, la erosi¨®n del potencial de crecimiento ya reconocido por los propios servicios de la Comisi¨®n Europea no solo estar¨¢ determinada por un contingente de desempleo cada d¨ªa m¨¢s enquistado estructuralmente, sino por la ausencia de aumentos m¨ªnimamente suficientes en la inversi¨®n empresarial.
La queja del ministro no por tard¨ªa est¨¢ menos justificada. Como lo est¨¢ la sugerencia que hace la OCDE en el informe de referencia al prescribir que el saneamiento de las finanzas p¨²blicas debe ser compatible con la ¡°preservaci¨®n de la necesaria inversi¨®n p¨²blica en educaci¨®n, infraestructuras, innovaci¨®n y otros programas esenciales en el fomento del crecimiento¡±. No menos oportuna es la recomendaci¨®n de reducci¨®n de esa ampliaci¨®n de la desigualdad que puede llegar a pasar factura a la estabilidad del crecimiento econ¨®mico y la no menos necesaria identificaci¨®n con el fortalecimiento de la din¨¢mica integraci¨®n europea, de la que la pr¨®xima transici¨®n a la uni¨®n bancaria constituye el episodio m¨¢s cercano.
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