La inflaci¨®n baja tambi¨¦n asusta
La moderaci¨®n de los precios en la eurozona pone a¨²n m¨¢s dif¨ªcil el ajuste a pa¨ªses como Espa?a
La mala sombra de la inflaci¨®n ha acompa?ado a la econom¨ªa espa?ola desde el inicio de la democracia. Entre los Pactos de La Moncloa (1977) destac¨® el acuerdo entre patronal y sindicatos para enfriar el alza de los precios del consumo, que rondaba el 25% anual. Desde la entrada en la zona euro (1999), a Espa?a se le afeaba que no hac¨ªa lo suficiente por controlar el IPC, casi siempre por encima del 2% que marca como referencia el Banco Central Europeo (BCE). Ahora, tras dos recesiones en un lustro y una tasa de paro por encima del 25% que han dejado la demanda interna en los huesos, la inflaci¨®n espa?ola apenas se despega del 0% y se sit¨²a desde hace meses por debajo del promedio europeo. Pero expertos y dirigentes pol¨ªticos alertan de que es una de las principales amenazas para una recuperaci¨®n todav¨ªa incipiente. ?En qu¨¦ quedamos?
La preocupaci¨®n en Madrid, Bruselas, Washington y Fr¨¢ncfort ya no se esconde. En sus ¨²ltimas intervenciones como comisario europeo de Econom¨ªa, Olli Rehn, ha insistido en que un ¡°largo periodo de baja inflaci¨®n da?ar¨¢ el proceso en marcha de reequilibrio de la econom¨ªa europea¡±, y ha lanzado mensajes, cada vez m¨¢s apremiantes, a Alemania (para que reactive su demanda) y al BCE (para que act¨²e). La advertencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido incluso m¨¢s contundente.
El presidente del supervisor europeo, Mario Draghi, admite que la baja inflaci¨®n es un riesgo, pero no tan amenazante como para desencadenar una nueva intervenci¨®n que, agotadas las medidas convencionales ¡ªel tipo de inter¨¦s est¨¢ en el 0,25%¡ª, provoque un cisma en el seno del Consejo de Gobierno del BCE. En los ¨²ltimos d¨ªas, el gobernador del Banco de Espa?a, Luis Mar¨ªa Linde, ha subrayado que una subida tan exigua de los precios trae ¡°complicaciones¡±. Y los efectos de esa baja inflaci¨®n se tratraron el pasado martes en la reuni¨®n del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con los m¨¢ximos representantes de sindicatos y patronales.
De la deflaci¨®n a la desinflaci¨®n
Los principales organismos oficiales (y la mayor¨ªa de los analistas) insisten en que las exiguas tasas de inflaci¨®n en los pa¨ªses de la zona euro ¡ªnegativas en Grecia o Portugal¡ª no son el preludio de una deflaci¨®n, como la que sigui¨® a la Gran Depresi¨®n el siglo pasado, o como la que, de forma recurrente, se asoma a la econom¨ªa japonesa desde hace dos d¨¦cadas. La deflaci¨®n, una ca¨ªda persistente y generalizada de los precios asociada a una demanda debilitada, desincentivar¨ªa a¨²n m¨¢s el consumo (se postergan las compras a la espera de otra bajada de precios), lo que merma los m¨¢rgenes empresariales y se traducir¨ªa en menos inversi¨®n, menos actividad econ¨®mica y m¨¢s paro.
La Comisi¨®n y el FMI presionan sin ambages al BCE para que act¨²e
Para conjurar el temor a la deflaci¨®n, los expertos etiquetan la evoluci¨®n reciente de los precios ¡ªque han pasado de subir cerca de un 3% anual a mediados de 2012 a rondar el 0% en varios pa¨ªses del euro¡ª como desinflaci¨®n, otro t¨¦rmino para alimentar la jerga t¨¦cnica de la crisis.
Esa desinflaci¨®n tiene varias ra¨ªces. Parte del frenazo se debe a la comparaci¨®n con periodos en los que los precios subieron por el impacto de medidas fiscales, como el alza del IVA en Espa?a en septiembre de 2012. Aunque los recargos tributarios siguen (se han aprobado subidas del IVA en Italia y Francia) son m¨¢s contenidos y espor¨¢dicos desde que la Comisi¨®n Europea levant¨® el pie del freno de la austeridad.
Tras el ¨²ltimo Consejo de Gobierno, el presidente del BCE a?adi¨® otras explicaciones. Draghi record¨® que los ajustes (devaluaci¨®n salarial, recortes presupuestarios) en los que andan enfrascados los pa¨ªses con m¨¢s problemas (Espa?a, Grecia, Irlanda o Portugal) inciden en la inflaci¨®n, aunque eso apenas aclara por qu¨¦ el IPC en Alemania solo sube un 1%. Draghi a?adi¨® que ¡°dos tercios de moderaci¨®n de la inflaci¨®n desde principios de 2012 puede explicarse porque los precios energ¨¦ticos son m¨¢s bajos¡± y que tambi¨¦n influye la apreciaci¨®n del euro, que baja el coste de los bienes y servicios importados.
Rajoy y Linde asumen que se complica la recuperaci¨®n
Pero hay m¨¢s: la variaci¨®n de precios de los servicios en la zona euro, que suelen tener un comportamiento m¨¢s inflacionista, apenas llega al 1%. Y el ¨ªndice subyacente, que excluye a productos energ¨¦ticos y alimentos frescos, est¨¢ en niveles similares.
Adem¨¢s, hasta el propio BCE cree que la inflaci¨®n seguir¨¢ baja durante bastante tiempo (pasar¨ªa del 1% en 2014 al 1,5% en 2016). Son tres a?os por debajo del objetivo de estabilidad de precios del banco central (un 2%). El supervisor arguye que como la tendencia es creciente, y los mercados apuestan porque a largo plazo (a diez a?os) superar¨¢ ese 2%, no debe actuar. Pero ese mismo pron¨®stico es lo que ha encendido las alarmas en otros ¨¢mbitos.
Contenci¨®n de precios, una receta para Espa?a
El respaldo europeo (que cristaliz¨® en el rescate a la banca y la promesa de compra de bonos del BCE) a Espa?a en lo peor de la crisis, a mediados de 2012, se paviment¨® con un empuj¨®n a los ajustes presupuestarios y las reformas, que debilitaron a¨²n m¨¢s el consumo. El diagn¨®stico asumido por Bruselas y Madrid es que en los tiempos del cr¨¦dito f¨¢cil y la burbuja inmobiliaria, Espa?a perdi¨® competitividad, sus productos y servicios se hicieron demasiado caros en comparaci¨®n con los de sus socios europeos.
Siguiendo ese razonamiento, para achicar los desequilibrios alimentados en los a?os de bonanza, que dieron la cara en la crisis (m¨¢s deuda privada y p¨²blica, d¨¦ficit p¨²blico y exterior), hay que abaratar los productos y servicios espa?oles. ¡°Es un ajuste lento y doloroso¡±, afirm¨® Akos Valentinyi, investigador de CESifo, uno de los principales think tanks alemanes, a principios de mes en la presentaci¨®n del informe anual del centro en Madrid. La contenci¨®n salarial, incentivada por la reforma laboral, y el efecto de los ajustes presupuestarios en la renta de los hogares, se ha trasladado a los precios del consumo y del conjunto de la econom¨ªa. Es lo que Daniele Antonucci, analista de Morgan Stanley, bautiza como ¡°deflaci¨®n buena¡± en una nota sobre Espa?a difundida este viernes.
Es tambi¨¦n a lo que se refiri¨® el secretario de Estado de Econom¨ªa, Fernando Jim¨¦nez Latorre, al analizar hace diez d¨ªas el IPC de febrero, que se?alaba un avance nulo (0%) de la inflaci¨®n espa?ola. ¡°Es un dato positivo porque permite mejorar el diferencial con la zona euro y facilita la continuidad de la moderaci¨®n de salarios. Eso tiene un impacto favorable en la competitividad de la producci¨®n nacional y supone un est¨ªmulo a las exportaciones¡±, sintetiz¨®.
Grandes sacrificios para un ajuste muy lento
Adem¨¢s de concentrar la factura de la crisis en los trabajadores de los pa¨ªses con problemas, esta v¨ªa de ajuste se encuentra con un escollo cada vez m¨¢s dif¨ªcil de sortear. Porque los precios caen (o se estancan) en Espa?a, Grecia o Portugal, pero es que apenas suben en los pa¨ªses centrales del euro. La inflaci¨®n baja puede ser buena para Espa?a, pero lo es mucho menos si apenas repunta en Alemania (1%).
Los investigadores de CESifo estiman que, pese a los sacrificios de los cuatro ¨²ltimos a?os, la econom¨ªa espa?ola apenas se ha abaratado ¡ªmedido seg¨²n el deflactor del PIB¡ª una quinta parte de lo que se encareci¨® respecto a Alemania entre 2002 y 2007. En un exhaustivo an¨¢lisis sobre las consecuencias de la baja inflaci¨®n, ?ngel Ubide, del Peterson Institute for International Economics, destaca que cuando la econom¨ªa alemana encar¨® un proceso similar de moderaci¨®n salarial para recuperar competitividad tras la unificaci¨®n (entre 1998 y 2007) cont¨® con la ventaja de que los pa¨ªses m¨¢s din¨¢micos en ese periodo, como Espa?a, s¨ª registraron una inflaci¨®n significativa, superior al 3% anual.
Ubide calcula que si los pa¨ªses en pleno proceso de ajuste (Espa?a, Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, Chipre, y en menor medida, Francia) registran una inflaci¨®n del 1% ¡ªun valor que ahora solo alcanza la econom¨ªa francesa y gracias a la subida del IVA¡ª, el resto de la zona euro, con Alemania a la cabeza, deber¨ªa llegar a subidas anuales de precios del 3,2% para dejar el promedio de la eurozona cerca del 2% que persigue el BCE. ¡°Eso ser¨ªa el doble de inflaci¨®n de lo que tuvieron los pa¨ªses que ahora no tienen problemas de competitividad en la primera d¨¦cada del euro. No parece realista¡±, puntualiza Ubide.
Esperando al consumidor alem¨¢n
En teor¨ªa, la econom¨ªa alemana re¨²ne varios elementos para pro-piciar el despegue de su demanda interna, y con ¨¦l, de los precios de consumo. Su tasa de paro est¨¢ en m¨ªnimos hist¨®ricos, lo que deber¨ªa acarrear alzas salariales. Sus cuentas p¨²blicas est¨¢n en equilibrio, el cr¨¦dito al sector privado es f¨¢cil y barato. Pero se resiste a ceder en el modelo que le ha llevado a esta situaci¨®n, orientado al ahorro (en detrimento de la inversi¨®n) y al sector exterior. Porque si los ajustes han llevado a los pa¨ªses perif¨¦ricos a revertir su d¨¦ficit exterior, Alemania ha seguido fortaleciendo su abultado super¨¢vit por cuenta corriente, lo que empuja el saldo exterior de la zona euro a niveles r¨¦cord. Y, de paso, contribuye a apreciar el euro, una de las razones de la desinflaci¨®n.
¡°Entre 2011 y 2013, el consumo privado alem¨¢n creci¨® al 1,3%, el doble que entre 2000 y 2007¡±, oponen los analistas de La Caixa Research, en un reciente informe. El servicio de estudios de la entidad apunta a la consistente mejora de la renta disponible de los hogares, a su bajo nivel de endeudamiento y al lento descenso de su tasa de ahorro para concluir que ¡°todos los elementos est¨¢n dispuestos¡± para dar ¡°un empuj¨®n definitivo a la demanda interna alemana en los pr¨®ximos a?os¡±.
El ajuste ser¨¢ ¡°lento y doloroso¡± para Espa?a, avisa un ¡®think tank¡¯ alem¨¢n
Los economistas del banco HSBC a?aden que, incluso antes de que entre en vigor la extensi¨®n del salario m¨ªnimo por ley, en 2015, el sector qu¨ªmico alem¨¢n acaba de acordar una subida salarial del 3,5%, mientras los sindicatos del sector p¨²blico reclaman un alza del 7%. ¡°Habr¨¢ incrementos de precios, aunque desde niveles muy bajos¡±, matizan.
Pero mientras el consumidor alem¨¢n se decide, ¡°la deflaci¨®n o la baja inflaci¨®n, dolorosa en los pa¨ªses endeudados, arroja un ajuste de precios menor respecto al resto de los pa¨ªses del euro¡±, tal y como apunt¨® Reza Moghadam, director del FMI para Europa, en el blog del Fondo.
M¨¢s deuda, m¨¢s recortes
¡°La desinflaci¨®n es muy costosa para los pa¨ªses perif¨¦ricos, hace el problema de la sostenibilidad de la deuda mucho m¨¢s complicado¡±, subray¨® Guntram Wolff, director del centro de investigaci¨®n Bruegel, ante un grupo de periodistas en Bruselas. Las subidas de precios que se produzcan ahora engordan las rentas actuales, lo que facilita el pago de lo que se pidi¨® en el pasado. Pero esa muleta es casi inexistente ahora, como tampoco ayuda a aumentar los ingresos fiscales.
La otra v¨ªa para soltar lastre de deuda (p¨²blica y privada) y atajar el d¨¦ficit p¨²blico es el crecimiento. La teor¨ªa, al pie de la letra, dice que el ajuste de precios, y las ganancias de competitividad, deber¨ªan permitir el avance por esta v¨ªa. Pero, con una inflaci¨®n baja en toda la zona euro, el sacrificio rendir¨¢ mucho menos de lo previsto.
En Espa?a, el desapalancamiento de la deuda apenas ha comenzado: la reducci¨®n en el pasivo de las empresas se compensa casi totalmente por el aumento del endeudamiento del sector p¨²blico. Y con tasas tan bajas de inflaci¨®n y crecimiento, el proceso ser¨¢ muy lento. Adem¨¢s, si el escenario no cambia, parar el aumento de la deuda p¨²blica exigir¨¢ m¨¢s austeridad, con lo que eso supone (de negativo) para la actividad econ¨®mica y el empleo.
Todos los caminos conducen a Fr¨¢ncfort
La conclusi¨®n del FMI es contundente: ¡°Tambi¨¦n se puede tener demasiado de algo bueno, como la baja inflaci¨®n, que ahora est¨¢ actuando en detrimento de la recuperaci¨®n, sobre todo en los pa¨ªses m¨¢s fr¨¢giles¡±. Tras deslizar una velada cr¨ªtica a que el BCE no se esfuerza igual cuando la inflaci¨®n est¨¢ por encima del 2% que cu¨¢ndo est¨¢ por debajo, los t¨¦cnicos del Fondo reclamaron al supervisor del euro pasos similares a los dados por otros bancos centrales para intervenir en la econom¨ªa: desde condicionar la concesi¨®n de liquidez a la banca a que otorgue pr¨¦stamos a empresas y familias (como ha hecho el Banco de Inglaterra) a la compra de activos, p¨²blicos o privados, para movilizar y abaratar el cr¨¦dito (el quantitative easing de la Reserva Federal o el Banco de Jap¨®n).
Con el IPC alem¨¢n en el 1%, es mucho m¨¢s dif¨ªcil recuperar competitividad
Draghi recibi¨® con indisimulado malestar el mensaje del Fondo, porque evidencia los l¨ªmites al margen de actuaci¨®n del BCE, el ¨²nico de los bancos centrales en cuyo Consejo de Gobierno tienen voz y voto los gobernadores de 18 pa¨ªses distintos. ¡°Es una cuesti¨®n muy dif¨ªcil de resolver, los incentivos econ¨®micos dividen a los pa¨ªses europeos, y tendr¨ªa que haber una enorme voluntad pol¨ªtica para afrontar esta divisi¨®n. Los pa¨ªses acreedores, como Alemania, prefieren tipos de intereses altos, que remuneren su ahorro, y una inflaci¨®n baja. Y los deudores, como Espa?a, quieren tipos de inter¨¦s bajos y una inflaci¨®n europea m¨¢s alta, en el objetivo del 2% del BCE, para facilitar el desapalancamiento. El BCE parece optar por una soluci¨®n de compromiso¡±, opina Rafael Dom¨¦nech, economista jefe de Econom¨ªas Desarrolladas de BBVA Research.
Dom¨¦nech pondera que el BCE ¡°es la instituci¨®n europea que ha tenido un papel m¨¢s determinante en la crisis¡±. Pero coincide con el diagn¨®stico: ¡°Para ayudar a la recuperaci¨®n de la eurozona y, en particular, de la econom¨ªa espa?ola, deber¨ªa ser m¨¢s mucho m¨¢s activo¡±. Por ahora, Draghi, ya sea porque no le queda m¨¢s remedio, o porque conf¨ªa en que la recuperaci¨®n se abra paso, opta por aguantar la respiraci¨®n.
Lecciones japonesas
Cuando un leve aumento en el precio de un corte de pelo llama la atenci¨®n de medios como el Financial Times, es que algo raro pasa: el pelado en cuesti¨®n subir¨¢ un 8% desde abril. Lo singular es que la cadena de peluquer¨ªas QB House llevaba dos d¨¦cadas cobrando lo mismo. O no tanto, si el precio est¨¢ en yenes (en concreto 1.000 yenes, unos siete euros al cambio), y esto es Jap¨®n.
La temida deflaci¨®n, la ca¨ªda persistente y generalizada de los precios, se asocia de forma recurrente a lo que aflige a la econom¨ªa japonesa desde los a?os noventa del siglo pasado. Pero, como describe el economista ?ngel Ubide, es m¨¢s preciso retratar ese periodo como una larga etapa de precios estancados, consumo an¨¦mico y cr¨¦dito enjaulado en bancos zombis, ante el que la reacci¨®n de las autoridades nunca fue suficiente. Terreno abonado para que las recurrentes crisis financieras (como la de 1997 o la de 2007) se traduzcan en episodios de deflaci¨®n.
¡°La eurozona est¨¢ a un solo shock negativo de entrar en deflaci¨®n¡±, sintetiz¨® hace unos d¨ªas Martin Wolf, el columnista de cabecera del Financial Times. Los economistas del FMI abundan en el paralelismo con Jap¨®n, al recordar que en esa etapa las expectativas a largo plazo siempre indicaban una inflaci¨®n suficiente, la gu¨ªa tambi¨¦n ahora para el Banco Central Europeo. Pero que, a plazos m¨¢s cortos, las se?ales eran muy distintas. ¡°En la eurozona, las expectativas de inflaci¨®n a dos o tres a?os muestran una tendencia a la baja y se acercan al 1%¡±, indica Rafael Dom¨¦nech, del BBVA.
Otras lecciones no entran en el temario de pa¨ªses como Espa?a. Porque, aunque es cierto que Jap¨®n no ha alcanzado los niveles de prosperidad que promet¨ªa a finales de los a?os ochenta, su tasa de paro ha oscilado entre el 3% y el 5%, su enorme nivel de deuda p¨²blica se financia en gran medida con el ahorro generado por super¨¢vits exteriores, y la productividad sigue en niveles altos.
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