Super¨¢vit de controversia
Cuando recientemente el Tesoro de EE UU sum¨® su voz al coro de cr¨ªticas contra el cr¨®nico super¨¢vit de la cuenta corriente alemana, subray¨® el profundo desacuerdo sobre qu¨¦ debe hacerse (si es que hay que actuar) al respecto. Los cr¨ªticos desean que Alemania aumente su contribuci¨®n a la demanda mundial mediante un aumento de sus importaciones y la reducci¨®n de sus exportaciones. Los alemanes creen que mantener balances s¨®lidos es fundamental para el papel estabilizador que su pa¨ªs juega en Europa.
Los argumentos de ambas partes ciertamente ser¨¢n ventilados en su totalidad en las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Desafortunadamente, demasiado a menudo el debate se ha fundado m¨¢s en ideolog¨ªas que en hechos.
La diferencia entre las exportaciones y las importaciones de un pa¨ªs puede reflejar una mir¨ªada de factores, que incluyen los ciclos de negocios, la demograf¨ªa, las oportunidades de inversi¨®n y la diversificaci¨®n econ¨®mica. Tambi¨¦n puede reflejar la afici¨®n del Gobierno hacia los super¨¢vit fiscales; despu¨¦s de todo, el super¨¢vit de la cuenta corriente es, por definici¨®n, el exceso de ahorro p¨²blico y privado respecto de la inversi¨®n.
Durante la primera mitad de la d¨¦cada de 2000, los responsables de las pol¨ªticas estadounidenses prefirieron no preocuparse por los sostenidos d¨¦ficits en su cuenta corriente, que alcanzaron un m¨¢ximo superior al 6% del PIB. Inicialmente sostuvieron que los d¨¦ficits simplemente reflejaban el atractivo para el resto del mundo de las mejores oportunidades de inversi¨®n en EE UU, una postura extra?a, dado que EE UU no crec¨ªa con particular rapidez respecto de los mercados emergentes.
M¨¢s tarde, los investigadores acad¨¦micos identificaron razones m¨¢s plausibles por las cuales EE UU podr¨ªa ser capaz de mantener grandes d¨¦ficits sin mayores riesgos, siempre que la b¨²squeda de diversificaci¨®n, seguridad y liquidez de los inversores sostuviera la demanda mundial de activos estadounidenses. Pero los responsables de las pol¨ªticas debieron haber reconocido que incluso estos mejores fundamentos ten¨ªan sus l¨ªmites, y que a menudo los d¨¦ficits masivos continuos en la cuenta corriente constituyen una parpadeante se?al roja de problemas m¨¢s profundos; en este caso, del sobreendeudamiento de los hogares para financiar la compra de viviendas.
Los responsables de las pol¨ªticas debieron reconocer que incluso los mejores fundamentos ten¨ªan l¨ªmites
En el caso alem¨¢n, por supuesto, nos referimos a super¨¢vit, no d¨¦ficits. Y si bien los super¨¢vits superan el 6% del ingreso nacional alem¨¢n y parecer¨ªan ser del mismo orden de magnitud que los d¨¦ficits estadounidenses previos a la crisis, se debe recordar que la econom¨ªa alemana es menos de un cuarto del tama?o de la estadounidense (al tipo de cambio de mercado). Sin embargo, como ha se?alado Daniel Gros, del Centro de Estudios de Pol¨ªticas Europeas, el problema no es solamente Alemania. Pa¨ªses m¨¢s peque?os del norte de Europa ¡ªincluidos los pa¨ªses bajos, Suiza, Suecia y Noruega¡ª han mantenido super¨¢vits colectivos al menos de igual tama?o al alem¨¢n respecto del ingreso nacional y, en t¨¦rminos absolutos, sus super¨¢vits combinados son incluso mayores. Por lo tanto, la cuesti¨®n obviamente amerita atenci¨®n. Pero ?cu¨¢l es la causa? y ?est¨¢ relacionada con las pol¨ªticas?
Ciertamente, nadie puede criticar al norte de Europa por la subvaluaci¨®n de su tipo de cambio. Seg¨²n casi todas las mediciones del poder adquisitivo, el euro parece sobrevaluado (y el franco suizo, a¨²n m¨¢s). Los keynesianos observan estos super¨¢vits y dicen que los pa¨ªses del norte de Europa deben reducirlos ampliando en gran medida sus d¨¦ficits fiscales para impulsar la demanda interna. No parecen estar equivocados, pero sobreestiman tremendamente la situaci¨®n. Muchos estudios han mostrado que los cambios en el ahorro y la inversi¨®n privados tienden a contrarrestar parcialmente los efectos sobre la cuenta corriente de los mayores d¨¦ficits fiscales.
Por ejemplo, es muy improbable que unos mayores d¨¦ficits fiscales alemanes hubieran constituido un factor decisivo para Europa. Las investigaciones del FMI y de otros sugieren que los derrames de demanda hacia Europa por la pol¨ªtica fiscal alemana probablemente ser¨¢n modestos, especialmente hacia los pa¨ªses en problemas de la zona del euro, como Grecia y Portugal. Alemania comercia con el mundo entero.
La Comisi¨®n Europea recientemente complet¨® su propio informe sobre los super¨¢vits alemanes y concluy¨® que es dif¨ªcil precisar la gran cantidad de factores subyacentes, algo que, por supuesto, es cierto. Por ejemplo, los exportadores de bienes de capital alemanes se han beneficiado enormemente gracias al crecimiento chino. Sin embargo, la comisi¨®n sostiene persuasivamente que las pol¨ªticas para promover la inversi¨®n p¨²blica y privada aplacar¨ªan los super¨¢vits en el corto plazo y fortalecer¨ªan el crecimiento alem¨¢n en el largo plazo. Se podr¨ªa agregar que a¨²n existen importantes impedimentos a la competencia en los sectores de servicios y venta minorista en muchos pa¨ªses del norte de Europa. Eliminarlos aumentar¨ªa el consumo de todos los bienes, incluidas las importaciones.
Y Alemania est¨¢ en lo cierto al se?alar que la solidez de su balance apuntala la fr¨¢gil estabilidad europea actual. ?Hubiera sido tan eficaz la promesa en el verano de 2012 del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de hacer ¡°todo lo necesario¡± para salvar al euro si los inversores hubieran dudado de la fortaleza financiera subyacente y la determinaci¨®n de Alemania? Al mismo tiempo, tambi¨¦n es cierto que Alemania podr¨ªa haberse mostrado m¨¢s dispuesta y liberal en el uso de su balance para desactivar los problemas de exceso de deuda en los pa¨ªses de la periferia como Portugal y Grecia, e incluso tal vez en Irlanda y Espa?a.
La conclusi¨®n es que los grandes desequilibrios externos continuos son algo que los responsables de las pol¨ªticas mundiales deben vigilar estrechamente porque, como lo demostr¨® la ca¨ªda de la vivienda en EE UU, pueden indicar problemas que requieren una investigaci¨®n m¨¢s profunda. Y los cr¨ªticos de los pa¨ªses con super¨¢vit est¨¢n en lo cierto al afirmar que todos los balances tienen dos lados y que deben revisarse las pol¨ªticas tanto en los pa¨ªses con super¨¢vit como en los deficitarios. Pero es incorrecto creer que respuestas simplistas, como un mayor est¨ªmulo fiscal o m¨¢s austeridad, son una panacea; m¨¢s frecuentemente, los problemas subyacentes est¨¢n relacionados con el endeudamiento, las rigideces estructurales, la baja inversi¨®n y la d¨¦bil competitividad.
Kenneth Rogoff se ha desempe?ado como economista en jefe del FMI y es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªtica P¨²blica en la Universidad de Harvard.
? Project Syndicate, 2014.
Traducci¨®n al espa?ol por Leopoldo Gurman.
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