Ford se prepara para una nueva era tras la salida de su "h¨¦roe", Alan Mulally
Ford se prepara para funcionar sin Alan Mulally, el antiguo ejecutivo de Boeing que lleg¨® en 2006 para reestructurar la empresa en un momento cr¨ªtico y que el 1 de julio abandonar¨¢ la firma automovil¨ªstica como el salvador de la hist¨®rica marca.
Comentaristas y analistas coinciden en que el gran desaf¨ªo de Mark Fields -el hombre que a partir del 1 de julio estar¨¢ encargado de dirigir el segundo mayor fabricante de autom¨®viles de Estados Unidos tras General Motors- es continuar el trabajo iniciado por Mulally.
La propia compa?¨ªa tambi¨¦n entiende que lo que m¨¢s temen los inversores es que la salida de Mulally signifique un cambio en la forma en que Ford ha funcionado en los ¨²ltimos ocho a?os, y que el fin de la "era Mulally" y el inicio de la direcci¨®n de Fields supongan una abrupta ruptura.
Por ello el jueves, durante el anuncio del cambio de direcci¨®n, Fields, de 53 a?os, se esforz¨® en dejar claro que no tiene intenci¨®n de cambiar el rumbo de la compa?¨ªa.
"Nuestra prioridad es acelerar el ritmo, seguir concentrados en la ejecuci¨®n y mantener las espitas de productos totalmente llenas. Es una historia de continuidad", dijo Fields para a?adir: "No pienso hacer cambios porque es un equipo s¨®lido".
Fields se hace cargo de una empresa saneada que en 2013 gan¨® 7.200 millones de d¨®lares.
Pero tendr¨¢ que encarar al menos cuatro grandes problemas: finalizar la reestructuraci¨®n en Europa, buscar soluciones para la deficitaria Suram¨¦rica, acelerar su presencia en China y revitalizar Lincoln, la marca de lujo de Ford.
Fields tambi¨¦n tiene otro desaf¨ªo m¨¢s personal, mantener una estrecha relaci¨®n con Bill Ford, el bisnieto del fundador de la compa?¨ªa y presidente ejecutivo de la empresa.
Aunque Mulally, de 68 a?os, es considerado el "h¨¦roe" de Ford, lo cierto es que ¨¦l y Bill Ford han formado un exitoso t¨¢ndem casi in¨¦dito en el mundo empresarial estadounidense.
Pocos recuerdan que Bill Ford se despidi¨® a s¨ª mismo como consejero delegado de la empresa en 2006, tras reconocer que era incapaz de sacar a Ford del profundo hoyo en que se encontraba, y contrat¨® a Mulally.
Cuando Mulally lleg¨® procedente de Boeing, donde hab¨ªa dirigido la exitosa reestructuraci¨®n del fabricante aeron¨¢utico para afrontar la creciente presi¨®n de Airbus, Ford perd¨ªa 12.600 millones de d¨®lares y se enfrentaba a un futuro incierto.
Mulally forz¨® a la empresa a ser realista y disciplinada. Lo primero que hizo fue desprenderse de las preciadas, pero costosas marcas de lujo europeas (Aston Martin, Jaguar, Land Rover y Volvo), una medida dolorosa para el orgullo de Ford, pero que a la larga se demostr¨® acertada.
Tambi¨¦n fue quien tom¨® la decisi¨®n de eliminar la hist¨®rica y deficitaria marca Mercury, situada a medio camino entre los veh¨ªculos de masas de Ford y los de lujo de Lincoln, y terminar la relaci¨®n con Mazda.
Y finalmente acumul¨® 23.000 millones de d¨®lares en cr¨¦ditos para financiar la masiva reestructuraci¨®n de Ford, todo ello anticipando el gran colapso de los sectores financieros y del autom¨®vil de 2008-2009.
Cuando la gran crisis lleg¨®, Ford hab¨ªa empezado a sanear la casa y ten¨ªa las arcas repletas de liquidez, lo que le permiti¨® capear el temporal financiero y le salv¨® de tener que pedir ayuda a las autoridades estadounidenses, algo que General Motors y Chrysler no pudieron evitar.
Mulally ejecut¨® el plan, que denomin¨® One Ford, pero fue Bill Ford quien le dio un cheque en blanco para salvar la compa?¨ªa.
El resultado de la apuesta de Bill Ford es que, desde que lleg¨® Mulally, la empresa ha ganado 43.000 millones de d¨®lares y ha arrebatado a Toyota el t¨ªtulo de segundo fabricante en ventas en Estados Unidos.
"Le voy a echar mucho de menos. Adem¨¢s de ser un gran consejero delegado, se ha convertido realmente en un gran amigo y eso no es algo que pasa mucho en este sector", se sincer¨® Bill Ford el jueves durante el anuncio de la sustituci¨®n de Mulally por Fields.
Por su parte, Fields ha sido en los ¨²ltimos a?os el encargado de ejecutar la disciplina impuesta por Mulally, como anticipo de su ascensi¨®n al m¨¢ximo puesto de la direcci¨®n de la empresa.
Uno de los cambios culturales que Mulally impuso cuando lleg¨® a Ford fue una reuni¨®n semanal de los principales ejecutivos de la compa?¨ªa.
Mulally dirigi¨® la reuni¨®n hasta 2012, cuando Fields fue nombrado director de operaciones y se hizo cargo del c¨®nclave semanal que muchos consideran uno de los principales aspectos de la nueva Ford. Julio C¨¦sar Rivas
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