Los socios europeos aplazan la entrada en vigor de la tasa Tobin a 2016
Suecia y Reino Unido alzan la voz entre los pa¨ªses contrarios al plan Londres no impide el acuerdo pol¨ªtico
El sector bancario europeo paga a Hacienda 18.000 millones de euros anuales menos de lo que pagar¨ªa si su actividad fuera cualquier otra, seg¨²n los datos de Bruselas. En Espa?a, los tipos impositivos efectivos de la gran banca suelen ser inferiores al 10%. El sistema financiero fue el principal causante de la Gran Recesi¨®n, y ha recibido miles y miles de millones en ayudas p¨²blicas desde 2008. Por esos y otros motivos, varios Gobiernos continentales llevan a?os persiguiendo que la banca pague m¨¢s al fisco: a tres semanas de las elecciones del 25-M, una decena de pa¨ªses ¡ªmuchos de ellos, como Alemania y Espa?a, con partidos conservadores al mando¡ª lograron ponerle el cascabel al gato y suscribieron este martes un acuerdo pol¨ªtico para aplicar un euroimpuesto sobre las transacciones financieras (heredero de la archifamosa tasa Tobin) a partir de 2016.
Esa tasa llega con retraso respecto a los planes iniciales; sus impulsores pensaban que era posible aplicarla desde 2015. Y se enfrenta a un redoble de tambores en los pa¨ªses que siempre se oponen a este tipo de aventuras. Suecia y Reino Unido ¡ªsiempre al quite para proteger su City¡ª alzaron este martes la voz entre los pa¨ªses contrarios a la tasa, as¨ª como el pseudopara¨ªso fiscal de Luxemburgo. A pesar del bronco debate en el Ecofin (la reuni¨®n de ministros de la UE), Francia y Alemania lideraron, junto con Espa?a e Italia, al grupo de pa¨ªses que piensa seguir adelante con el plan.
En sus ¨²ltimos meses de vida, el economista James Tobin se horrorizaba de lo que hac¨ªan en su nombre los movimientos antiglobalizaci¨®n, que exig¨ªan una tasa sobre las finanzas como la dise?ada por Tobin en los setenta para frenar la especulaci¨®n. Eran los d¨ªas de las barricadas en Seattle por los excesos de los mercados, un lustro antes de que esos mismos excesos les costaran a los contribuyentes m¨¢s de medio bill¨®n de euros, y eso solo en Europa. A pesar de todo, Tobin nunca reneg¨® de su idea, aunque durante 40 a?os nadie se atrevi¨® a aplicarla por temor a una huida de capitales en el pa¨ªs que la implantara, por la dificultad para dise?ar la tasa, por alguna experiencia fallida o simplemente por ideolog¨ªa. Los tiempos est¨¢n cambiando: Reino Unido anunci¨® recursos judiciales y sac¨® las trompetas de Jeric¨® para alertar de que esa figura ¡°da?ar¨¢ la econom¨ªa, el crecimiento y el empleo¡± de esos 10 pa¨ªses, y puede que del resto de la UE, seg¨²n su ministro George Osborne. A la tasa le esperan a¨²n varias zancadillas: la Comisi¨®n puso en marcha la semilla del proyecto en 2011, que recibi¨® un sonoro rev¨¦s por parte de los servicios jur¨ªdicos del Consejo Europeo, jaleados por alg¨²n ministro de Finanzas que apoyaba la tasa Tobin en p¨²blico y jaleaba en privado esa opini¨®n negativa del Consejo.
El pacto es todav¨ªa poco m¨¢s que un espaldarazo pol¨ªtico con un m¨ªnimo denominador com¨²n: se gravar¨¢n primero las acciones y los derivados sobre acciones, y a partir de ah¨ª se ir¨¢n dando pasos graduales para reducir al m¨ªnimo sus efectos distorsionadores. De la lista inicial de 11 pa¨ªses que la aplicar¨¢n se cae finalmente Eslovenia, en medio de una grave crisis pol¨ªtica. Los 10 restantes (Alemania, Francia, Italia, Espa?a, B¨¦lgica, Austria, Portugal, Grecia, Eslovaquia y Estonia) prev¨¦n que en adelante se sumen otros socios. Italia la aplica ya desde septiembre del a?o pasado, y Francia tiene un tributo similar. Pero incluso en el frente antitasa hay voces discordantes: lord Adair Turner, expresidente de la Autoridad de Servicios Financieros, abogaba en 2009 por aplicar en su pa¨ªs un impuesto a la banca, algo que desde que arranc¨® la crisis estudian Gobiernos de todo el mundo y de todos los colores pol¨ªticos, desde Australia a Jap¨®n.
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