Jaque a las conservas de pescado
Las importaciones de Asia y la falta de materia prima amenazan con hundir el sector
La industria alimentaria, con ventas en el exterior por valor de 38.000 millones de euros en 2013, constituye uno de los motores m¨¢s importantes de las exportaciones espa?olas donde destacan los casi 12.000 millones de toneladas en frutas y hortalizas vendidas fuera, el crecimiento en la comercializaci¨®n de vinos hasta superar los 22 millones de hectolitros y la cifra r¨¦cord de producci¨®n de aceite con 800.000 toneladas esperada esta campa?a, un volumen superior a la producci¨®n espa?ola media de los ¨²ltimos a?os. Estas cifras responden a la mejora de la capacidad exportadora de las empresas espa?olas y a sus esfuerzos para abrirse paso hacia nuevos mercados, pero tambi¨¦n a la mayor disponibilidad de producci¨®n y materias primas en el mercado interior a precios competitivos.
Sin embargo, hay un sector clave de la industria alimentaria espa?ola cuya situaci¨®n va a contracorriente. Se trata de la industria conservera de pescado que, lejos de crecer, ha rebajado la producci¨®n en 2013 un 1,7%, a 342.500 toneladas. Mientras las importaciones del sector aumentaron el 3,5% y las exportaciones descendieron el 3,8%.
La industria conservera se enfrent¨® y super¨® en los ¨²ltimos a?os un proceso de reestructuraci¨®n en el que las firmas familiares con escasa inversi¨®n en innovaci¨®n, mayoritarias en el sector, desaparecieron en una vor¨¢gine de fusiones y adquisiciones que causaron el cierre de m¨¢s de una factor¨ªa y severos ajustes en las plantillas de las empresas. De este proceso emergieron las 130 empresas que hoy dominan la industria, de las cuales 67 se hallan en Galicia y suponen el 87% de la producci¨®n nacional de conservas de pescado. Tras dejar atr¨¢s la reestructuraci¨®n, el sector conservero se enfrenta ahora a dos problemas que est¨¢n poniendo en riesgo seriamente su futuro: la fuerte dependencia de las importaciones de materia prima y competencia desleal por parte de terceros pa¨ªses.
Estrategias para el mercado interior
Una amenaza, la primera para la industria conservera de pescado espa?ola, viene determinada por la dependencia del exterior y la invasi¨®n de los mercados desde los pa¨ªses asi¨¢ticos. La otra se halla en el mercado interior y es la feroz ofensiva de los grandes grupos de la distribuci¨®n para potenciar las marcas blancas. La marca blanca en el sector de las conservas en 2013 mantuvo su tendencia al alza hasta suponer el 72% en volumen de las ventas y el 65% en valor. El auge de las marcas blancas de conservas se impuso a la tendencia generalizada a la baja de estos productos en la industria alimentaria.
Frente a esta pol¨ªtica de la gran distribuci¨®n y a la apat¨ªa en la demanda, desde la industria se ha tratado de abrir nuevas v¨ªas para la comercializaci¨®n de las conservas. Esta estrategia se ha desarrollado, en unos casos, con la oferta de la conserva en solitario y, en otros, tratando de ganar nuevos consumidores en todos los segmentos de la demanda mediante la diversificaci¨®n del producto, con la incorporaci¨®n de conservas a nuevos productos naturales y saludables. La idea ha sido la de resaltar las bondades de las conservas y darle un mayor valor a?adido al producto.
En esta l¨ªnea, las conservas han aumentado su presencia en los canales de la distribuci¨®n en forma de ensaladas de todo tipo y de diferentes platos preparados. Y, de un claro predominio de la oferta en el segmento de productos baratos, tambi¨¦n se ha pasado a situar una parte de la oferta de algunas empresas en el segmento de la categor¨ªa gurm¨¦.
Con la producci¨®n de 342.500 toneladas anuales, Espa?a est¨¢ a la cabeza de la Uni¨®n Europea en la elaboraci¨®n de conservas de pescado. En el caso del producto estrella, el at¨²n, la industria espa?ola aporta el 68% de toda la producci¨®n comunitaria. Sin embargo, a pesar de este fuerte peso en el sector productivo europeo, se trata de una industria con pies de barro por la falta de materia prima para el desarrollo de su actividad. Esta situaci¨®n oblig¨® a una parte de las empresas m¨¢s importantes del sector a reubicar sus flotas de pesca y sus plantas de transformaci¨®n en pa¨ªses americanos y en Marruecos. El traslado de la producci¨®n, no obstante, a¨²n est¨¢ lejos de suponer el grueso de las operaciones. Ello, a pesar de que las empresas europeas amenazan con reubicarse por completo si Bruselas no regula la competencia externa.
En la lucha por la supervivencia, grupos espa?oles como Dani disponen de plantas en China, Chile o Reino Unido; Garavilla hizo lo propio en Ecuador, Colombia y Marruecos; Jealsa cuenta con factor¨ªas en Guatemala, Chile, Brasil y el antiguo territorio del S¨¢hara espa?ol, y Calvo, en Brasil y El Salvador. El sector depende fuertemente del exterior. En el ¨²ltimo ejercicio import¨® 175.800 toneladas de todo tipo de materias primas, entre las que destacan 93.500 toneladas de lomos de at¨²n y atunes enteros, junto a ingentes cantidades de sardinas, anchoas, surimi o almejas. De las importaciones espa?olas, m¨¢s del 46% proceden de pa¨ªses americanos con 82.000 toneladas. Le siguen las compras a los pa¨ªses asi¨¢ticos (37.000 toneladas), africanos (26.000) y de Ocean¨ªa (10.000). Argentina es el mayor proveedor de anchoa en salaz¨®n; Marruecos, de anchoa y sardinas; Ecuador, de at¨²n; Portugal, de caballa; China, de surimi; Vietnam, de almejas y berberechos; Chile, de mejillones, y Per¨², de sepias y calamares.
Esta fuerte dependencia de las materias primas de terceros pa¨ªses coloca a las conserveras espa?olas en una posici¨®n de debilidad respecto a las industrias ubicadas en las zonas de producci¨®n y, sobre todo, en los pa¨ªses asi¨¢ticos. Las conserveras comunitarias est¨¢n forzadas a pagar unos precios m¨¢s altos por los productos importados. Adem¨¢s, tienen la obligaci¨®n de operar s¨®lo con productos de la pesca obtenidos por flotas legales, con un origen identificado, mientras que las industrias ubicadas en pa¨ªses asi¨¢ticos como Tailandia, Filipinas, Indonesia o Nueva Guinea escapan a todos los controles, se nutren de capturas ilegales e ignoran el cumplimiento de todas las exigencias en materia de derechos laborales impuestas por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT).
Esta situaci¨®n de inferioridad marcada por los costes obliga a las empresas espa?olas a defender su presencia en los mercados a trav¨¦s de la innovaci¨®n y una mayor eficiencia productiva. Sin embargo, estos esfuerzos para ser competitivos no son suficientes para hacer frente al otro problema al que se enfrenta el sector: la entrada masiva de conservas de varios pa¨ªses asi¨¢ticos en los mercados comunitarios gracias a los acuerdos bilaterales o bien a trav¨¦s de los sistemas generalizados de preferencias que facilitan las importaciones de Estados extracomunitarios.
Sobre la mencionada producci¨®n de 342.500 toneladas, Espa?a exporta 146.000. De esa cifra, 130.000 toneladas se destinan a otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, mientras que otras 6.000 toneladas se dirigen a Am¨¦rica y 4.700 a los pa¨ªses africanos. En el caso concreto del at¨²n, conserva dominante en el mercado, sobre un consumo comunitario de 694.000 toneladas, Espa?a exporta a los otros pa¨ªses de la UE algo m¨¢s de 87.000 toneladas, mientras que el resto de las importaciones tiene su origen especialmente en Ecuador, Mauricio, Tailandia, las islas Seychelles, Filipinas, Indonesia, Ghana y Costa de Marfil.
Desde la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos se reclama que, a la hora de acceder a un mercado, como es el comunitario, v¨ªa acuerdos bilaterales o preferenciales, se establezcan l¨ªmites del volumen de las importaciones y condiciones arancelarias que eviten la invasi¨®n del mercado europeo en detrimento de los productores locales.
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